Cultura y entretenimiento

Beyoncé quiere que bailemos este verano música disco

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La diva del pop, considerada como una de las figuras femeninas de mayor influencia en toda la industria, publica ‘Act I: Renaissance’, un álbum denso y ambicioso en el cual fusiona sonidos actuales con melodías clásicas de las décadas doradas de la música de baile
Betty GS

A pesar de ser una de las artistas más comercialmente exitosas de todo el planeta, no es raro que Beyoncé sorprenda a sus fans con lanzamientos sin previo aviso.

En este caso la artista parece haber buscado la mejor combinación para cada tema, e igual que firma a nombres habituales en el hiphop y el R&B como The-Dream, Mike Dean, Raphael Saadiq, los citados Neptunes o Drake, también acredita a productores menos conocidos, artistas de vanguardia como 070 Shake, a todo un referente de la electrónica gamberra como Skrillex e incluso a iconos como Giorgio Moroder, el ‘padrino’ del sintetizador, Nile Rodgers, guitarrista y fundador de Chic, y hasta James Brown.

Esta diversidad quizás parezca rocambolesca sobre el papel antes de sumergirse en un disco de extenso minutaje, pero cobra mayor interés cuando se repasan las colaboraciones vocales. Recupera a una gran diva de los ochenta, Grace Jones, e introduce a dos jóvenes voces influenciadas por las músicas de África y el Caribe, el jamaicano Beam y la nigeriana Tems, casi desconocidas para el mainstream.

Las dieciséis canciones que contiene este disco son solo el “primer acto” de un proyecto, en forma de trilogía, que la cantante de Houston compuso y grabó a lo largo de tres años, desde el inicio de la pandemia, con la libertad creativa y el hedonismo como principales aspiraciones.

La portada, que presenta a una exuberante Beyoncé a lomos de un caballo de cristal sobre un intimidatorio fondo negro, parece un guiño a la yeehaw agenda, movimiento que abraza la reivindicación de las estéticas del wéstern por parte de personas afrodescendientes.

Es también claro su homenaje a la música disco, intención desvelada con ese single Break My Soul al que acaban de acompañar, como es habitual en el house. Tampoco duda en citar a Robin S. o Right Said Fred y sacar brillo a canciones perfectas para escuchar rodando por una pista de patinaje, como Cuff ItVirgo’s Groove y, por supuesto, el cierre con Summer Renaissance que reinterpreta el I Feel Love de Donna Summer.

Hay más protagonistas en Act I: Renaissance. Por ejemplo, el bounce, subgénero del hiphop parido en Nueva Orleans al que Beyoncé rinde tributo en Move, junto a Grace Jones y Tems.

Y también sampleando en Break My Soul a Big Freedia, como ya hiciera en la capital Formation, cuyo vídeo, el mejor de la historia según Rolling Stone, le ocasionó el boicot de las fuerzas de seguridad de su país por considerarlo “antipolicía” y “antiamericano”.

Este “renacimiento” supera la hora de duración pero son pocos los temas —Alien SuperstarChurch Girl y Plastic Off The Sofa casi en exclusiva—, en los que baja el ritmo y apuesta por el tono de sus conocidas baladas. En la línea del reciente Honestly, Nevermind de Drake, sorprendentemente virado al techno-house, Beyoncé parece dispuesta a dar guerra en las pistas de baile