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Del chotis al “sarà perché ti amo”

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Bailó el alcalde de Madrid un chotis en su boda en honor a Madrid. Y, como dice una de mis cuñadas más válidas en la crónica social, la pena es que se notó y que no se notó que estaba ensayado. Cuando ya pasaba la resaca de esa boda, me llegaron en las redes sociales imágenes de un comedor lleno de servilletas blancas agitándose para jalear a unos novios que bailaban y saltaban. “È un’emozione /Che cresce piano piano”. Así son las bodas hoy: una emoción tras otra.

Cada uno que se case como quiera. ¡Faltaría más! Y lo digo que yo que tuve una boda atípica para el momento y la tradición familiar. Antes las bodas eran una experiencia para los novios y los invitados; hoy son multi experiencia total. Uno sabe cómo entra en el lugar de celebración, pero no sabe como saldrá. 

Leyendo un poco sobre el tema, veo que es tendencia la boda personalizada, libre de protocolos y tradiciones. A las tradiciones del baile, el corte de la tarta, la entrega o tiro del ramo de mi época, le han sucedido otras… ¡muchas! Y es que ahora se trata de sorprender una y otra vez al invitado. 

Ahora el baile; ahora fotomatón; ahora un teléfono de “piticlín” para dejar un mensaje a la pareja; ahora haz la foto con la cámara de usar y tirar; ahora toca cóctel; ahora la foto en el fotomatón con sombreros, gafas y estolas; ahora nos sentamos a comer o cenar; ahora me hago un tatuaje; ahora discursos de amigos… con video ¡claro!; ahora van a pintar tu vestido o a hacerte una caricatura para que te lo lleves de recuerdo; ahora música de este gran DJ y luego música en directo; ahora enciende el palo de luz; ahora tocan las bengalas; ahora tocan los hot dogs como recena… Me duelen los pies… ¿no has ido a por tu alpargatas? ¡Ya estás tardando que llegan los drones y el videomapping!

Nos llegan además costumbres de otros países, o mejor, de las películas. Yo el día que en una boda se levanten los invitados con instrumentos como pasa en Love Actually tendré la tranquilidad y la alegría de haberlo visto todo. Habrá que pedírselo a WeddLoving que es como llamo yo – llena de cariño, no vayan a pensar – a las mujeres y hombres responsables de la organización del evento. Las y los WeddLoving, pinganillo en el oído, manejan a la pareja que se casa y a todos los invitados de un lado para otro. Es la que grita “ahora”, y todo pasa. Benditas las que son discretas y nos hacen creer a los invitados que todo lo que estamos haciendo, lo hacemos por voluntad propia y no por un guión impuesto y cronometrado al detalle. ¡Todo comunica, todo nos cuenta lo mucho que la pareja se ha volcado en su boda! 

Tengo en verano una boda muy especial de dos personas a las que quiero muchísimo: Patricia y Álvaro. Estoy segura de que nos harán vivir una experiencia preciosa; aunque a mí, lo que me sobrecoge en las bodas, es ver cómo se mira la pareja a los ojos. Esa forma de mirar es la que Weddloving debería ocuparse de preservar para siempre. ¡Vivan los novios!