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Tiempos mágicos, de Mario Obrero

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El pasado mes de marzo tuvimos una estupenda noticia: el nuevo poemario de Mario Obrero, uno de los poetas más jóvenes y con mayor reconocimiento institucional del momento. Sin duda Mario es un joven prodigio que no deja indiferente a quien se acerca por primera vez a su obra.

Nació en Madrid en el año 2003, pero eso no le ha impedido estudiar y utilizar en sus obras la lengua gallega, catalana o vasca. Incluso intercalándolas a la vez dentro del mismo poema. Y es que todo en la manufactura de este poeta respira libertad. Formas, estilo, convenciones, no van con su forma de expresión.

Con tan sólo 14 años (!) ganó el Premio Nacional de Poesía Joven “Félix Grande”, de nuestra vecina Universidad Popular José Hierro, del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. El premio lo ganó con Carpintería de armónicos. Por si eso no fuera suficiente, ha sido el poeta más joven en ganar el Premio Loewe. Lo hizo con Peachtree City.

La Bella Varsovia ha sido la editorial que ha publicado este Tiempos mágicos, que consta de unas 70 páginas y unos 22 poemas, todos con sus citas (situado no en la presentación del poema y en cursiva, sino al final del mismo y en negrita). Su propuesta estética, reforzada con los collages del autor a todo a color, nos seduce para que volvamos a revisitar el libro de poemas una y otra vez.

“CRECEN LA VÉRTEBRAS COMO SERRÍN EN LA DERROTA / nos dimos la mano toda sucia en cruces de caravaca / ¿somos novios? si no respondes guarda el secreto / a tus seis hay otra falda pálida de encías / dios así lo quiso y tan solo de mirarnos se fundó la / dinastía obrera…”

Hay mucha estética en los versos de Mario, plagados de metáforas, imágenes retóricas, referencias culturales… pero también hay una propuesta ideológica. Una reivindicación. Un romper las formas. Una provocación. Normalizar lo que la convención social ha relegado a la marginalidad. Es la suya una poesía que busca la belleza, pero también es una poética intencional.

Se suele comentar que la poesía de Mario Obrero recuerda mucho a la de Walt Whitman y a la de Lorca. Personalmente, por su juventud y su estilo, me recuerda a la poesía de la generación Blue Jeans de los 80´s en Rumanía. Con ese ansía de romper con lo convencional, esa explosión de imágenes, metáforas, recursos oníricos… y en concreto, me resuena mucho a la poética de Mircea Cartarescu.

El rumano escribe con un pie puesto en la concreción de lo cotidiano, mientras que todo en Mario Obrero son piruetas de significado construidas las unas sobre las otras. Sin toma de tierra. Sus poemas son hermosas cometas sueltas volando con total libertad.

Con su pasmosa facilidad para jugar con el lenguaje, unido a la búsqueda de la libertad, referencias inagotables trufadas de quiebres y regates, consigue realizar una propuesta estética evocadora que lleva al extremo, como si quisiera comprobar dónde están sus límites. Pero al mismo tiempo, distancia al lector de la comprensión y la conexión con el poema.

Tiempos mágicos se asemeja más a una sinfonía que a una canción popular. Una contradicción que viene a demostrar que los grandes genios no dejan de ser seres humanos.

Pedro Robledo

www.peleandoalacontra.com