Cultura y entretenimiento

«Los vencejos», una prueba muy importante para el propio Fernando Aramburu

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Publicar una novela después de Patria (2016) no parece cosa fácil, ya que con ella, Aramburu, obtuvo el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa, se convirtió en una serie de éxito en la televisión y cosechó infinitas ventas. Nos informa su editorial que ha vendido un millón y medio de ejemplares.
Manuel Vega

La acción de ‘Los vencejos’ transcurre en el presente, a lo largo de doce capítulos que tienen entre 28 y 31 partes, correspondientes a los meses del año, entre agosto del 2018 y julio del 2019, y un final que ocurre «seis días después», con lo que la estructura de la novela va de acuerdo el habitual transcurrir del tiempo.

La historia se sitúa, casi siempre, en Madrid, sobre todo en el barrio de La Guindalera por donde se mueve el protagonista, en las distintas casas en las que vive, en el bar de Alfonso o en el Instituto de Bachillerato donde trabaja.

El narrador, Toni, va tomando notas, componiendo una especie de diario que llama «crónica personal»  que acabará siendo la narración que leemos, aunque él no pretenda componer una novela ni un relato para ciertos lectores, pues sólo escribe para sí mismo. Tiene 54 años, es profesor de Filosofía en el Bachillerato y se siente desencantado con la vida, con su familia y profesión.

Toni se muestra, en general, muy seguro en sus opiniones y, a veces, certero, si bien demasiado contundente, pues sus pensamientos (mezquindad, odio, misoginia, sarcasmo…) a menudo resultan atrabiliarios.

Nada más empezar su desahogo personal, su perorata, pues de eso se trata, cuya sinceridad lo desnuda, confiesa: «no me gusta la vida». Como reconoce también no haber conocido el amor verdadero, por lo que sólo cree en los vencejos y en la amistad de su amigo Pata, quien perdió una pierna en el atentado de Atocha. Anuncia, además, que va a suicidarse dentro de un año, e incluso precisa que será el miércoles, 31 de julio del 2019, por la noche

Así pues, durante el tiempo de vida que le queda, repasa lo que ha sido su existencia y cuenta su «verdad personal», aquello que piensa sobre sus allegados, sobre la realidad que lo rodea y sobre sí mismo. E inicia un proceso de despojamiento, simbolizado en el empeño por deshacerse de sus libros, dejándolos abandonados en la calle, para quien los quiera, de su vajilla o del televisor.

Nos encontramos, por tanto, ante un compendio de los males de la sociedad y de los graves defectos de las personas que la componen. Así, se muestra crítico y pesimista, aunque no menos autocrítico, a veces con la lucidez propia del que se siente desesperado.

En esta novela de Aramburu el protagonista no responda al arquetipo del alter ego del autor. De este modo, Toni cuenta la relación que mantuvo con Amalia, su exmujer, que resultó más bien traumática, la que tiene con su hijo Nicolás, Nikita, siempre complicada, con sus padres, de quienes recuerda que no fueron felices y con sus suegros.

El trato que mantiene con Pata, «su único amigo», que le sirve para reflexionar sobre el contraste entre la amistad y el amor, o con sus compañeros del Instituto, más superficial y con menos protagonismo en la narración, a excepción de la mutua animadversión con la directora del centro, y de Marta, la compañera que muere pronto; con Águeda, su fiel enamorada, que difiere en casi todo con Amalia; con su perra Pepa, por quien siente más afecto, aunque en un momento dado intente abandonarla, y con Tina, su muñeca sexual, quien le proporciona satisfacción.

Junto a Pepa Tina sobrelleva, en definitiva, la soledad. De Amalia, su exmujer,  que trabaja como periodista de radio, donde ha alcanzado el éxito ejerciendo de «izquierdista-progresista de manual». Siendo así que a lo largo del relato veremos cómo cambia Amalia y hasta qué punto llega a degradarse la nueva relación que emprende.

El humor, que no escasea en la novela, se basa en el lenguaje que emplea el protagonista, a caballo entre la ironía, el desencanto y el sarcasmo, y de la relación que mantiene con los que lo rodean, poniendo de manifiesto numerosas carencias sociales, las propias y las de sus allegados

En ‘Los vencejos’, lo ha indicado el propio autor, se plantean dos cuestiones: el papel que debe desempeñar el hombre en la sociedad actual, tras los muchos y significativos cambios que han acaecido; y cómo transcurre una vida cuando sabemos que tiene fecha de caducidad.

Muchos lectores podrán pensar que es una novela un poco larga, pero Aramburu necesita esa extensión para conseguir todo lo que nos quiere decir de nuestra sociedad actual.