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«El Club Balonmano Alcobendas es mi vida y es un orgullo ser el Presidente»

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Su número 2 está colgado nada más entrar al Pabellón de Sueños de Alcobendas. Con solo 42 años, Ángel Castaño es toda una leyenda del Club Balonmano Alcobendas. Perteneciente a la generación de oro de la historia reciente de la entidad, lleva en el “club de su vida” desde los 11 años y desde entonces no ha parado de crecer y de asumir responsabilidades.

Hace pocas semanas fue designado nuevo Presidente de la entidad deportiva. En sus manos está el devenir de una pequeña gran familia que cuenta con 492 jugadores.

P-Después de ir cumpliendo etapas en el club, sólo te faltaba esta faceta. Pero ¿Cómo llega Ángel Castaño a ser presidente del Club Balonmano Alcobendas?

Ha sido un proceso fácil. Entre con 11 años y llevo toda mi vida en el club. Siempre he estado asumiendo lo que tocara y donde hiciera falta mi trabajo. Cuando he tenido que asumir la dirección de la escuela del club, la he asumido, cuando he tenido que entrenar el equipo juvenil, lo he entrenado, el equipo de segunda nacional, igual, y en el primer equipo también. Ahora me ha tocado dar este paso y en esas estamos al frente del club en la figura de presidente, con un equipo directivo espectacular y con todos los esfuerzos puestos para seguir adelante.

P-Canterano, jugador, entrenador y ahora presidente. Desde fuera parece un perfil inmejorable para dirigir este club ¿Estás de acuerdo?

R-No lo sé. Seguro que un perfil como el mío, de una persona que lleva toda la vida en el club tiene cosas positivas como el conocimiento del club desde dentro. Pero tiene también cosas malas, y lo hablo con mi junta. En este cargo es bueno también saber ver las cosas desde fuera, desde otros ámbitos, con una perspectiva empresarial y social diferente de la que vivimos desde dentro. Es muy importante tener todas las visiones. Es clave que mi visión no sea la única y en este sentido, tengo una junta directiva espectacular.

Ángel Castaño fue el entrenador en el último periplo del equipo en la Liga Asobal.

P- ¿En qué va a cambiar el club? ¿Cuáles son los objetivos de tu presidencia?

R- Mi objetivo es dar la mayor estabilidad posible. El club es una entidad que tiene que estar en constante cambio. Es un proyecto inacabado y siempre lo será así porque es ambicioso. Tenemos una estructura que abarca la base, la promoción del balonmano y del deporte, pero también la tecnificación. Además, este club no rechaza a ningún jugador o deportista, chico o chica, que quiera hacer balonmano por diversión. Y queremos seguir haciéndolo sin renunciar a seguir teniendo también nuestros referentes en la élite, tanto masculinos como femeninos.

Desde un club deportivo, ¿cómo se capea un temporal como el que estamos pasando?

Ayudando en todo lo que sea posible a nuestras 492 familias. Ahora más que nunca. Estamos en un momento de incertidumbre, que tiene que ver con muchos factores. El económico es muy importante, pues es vital para tener capacidad de sostener una estructura muy grande como la del club. Nos tenemos que hacer a la idea de que vamos a pasar un tiempo de emergencia donde los pies tienen que estar en el suelo, con imaginación para seguir creciendo, pero siendo prudentes. A lo mejor hay que dar un paso atrás para conseguir ser solventes.

Como jugador es una de las leyendas y fue reconocido su trabajo en muchas ocasiones.

P-Cuando hablas de un proyecto ambicioso ¿significa volver a la élite?

Está claro que queremos estar en lo más alto posible. Pero hablo de una ambición que no tiene que ver con los resultados o un ascenso. En este club formamos jugadores de élite, por supuesto, pero también damos un balonmano para chicos y chicas, que en su mayoría van a jugar haciendo amigos, pasándoselo muy bien, aprendiendo valores y sin ponerse medalla alguna o conseguir título alguno. Ese es el gran reto que abordamos en el club, hace mucho, y más ahora que anímicamente el deporte va a ser aún más protagonista. Seguiremos formando personas y para eso contamos con un equipo de entrenadores y monitores de primer nivel. Estoy orgulloso de ellos.

¿Qué sientes cuando ves tu camiseta en lo alto del pabellón?

Orgullo de ser de este club. Y me acuerdo de todos mis compañeros y entrenadores. Cuando veo mi camiseta colgada me acuerdo de toda la generación del 78 que estuvo conmigo al principio, que ascendimos, pero que también las pasamos canutas y remamos para poder conseguir lo mejor para el club. En cada premio que recogí siempre tuve claro que era también de mis compañeros, de mi familia y de toda la gente que forma parte del Club Balonmano Alcobendas. Tuve la suerte de jugar en la élite en un momento en el que en el balonmano español estaban los mejores jugadores del mundo.