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Ruido

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No me digan que no han dicho u oído “yo ya no veo ni el telediario”. ¿Verdad que sí? Sin embargo, seguro que muchos queremos leer, oír y ver noticias que nos permitan estar informados y formarnos una opinión. Como hay personas que prefieren que los medios de comunicación tan solo certifiquen lo que ya opinan.

Estamos en crisis; sanitaria, económica, social y, desgraciadamente, también política. Siempre, pero en situaciones de crisis, no hay otra: transparencia, coherencia y claridad son las claves de una buena comunicación. Las tres, brillan hoy por su ausencia. No escuchamos, leemos y vemos más que ruido. Nos llega cada bronca, cada provocación; se hacen virales videos de insultos y de “y tu partido más”. Y ese ruido es muy peligroso porque nos divide. Porque si en comunicación la transparencia, la coherencia y la claridad son las claves, en el entorno social lo son la unidad, la empatía y el apoyo.

Como es poca la crisis, nuestros políticos abren nuevos debates: la monarquía, el poder judicial, el aborto… Es absolutamente indigerible cuando el ciudadano de a pie pierde su salud, su libertad, sus clases, sus comercios, sus empleos… Son debates que requieren profundidad, información y serenidad. Bendita palabra: serenidad.

La comunicación política ha fracasado. No conectan; no nos representan; se dirigen a sus militantes acérrimos como si fueran hinchas de fútbol incapaces de ver quien hizo el penalti a quien. En todas partes se discute; en la empresa, en la familia… pero no salimos a contar las peleas: salimos a contar que se ha arreglado, aunque no haya sido fácil. ¿Se imaginan a una empresa anunciando en LinkedIn la “extraordinaria pelea que han tenido el CEO y el presidente?”. Lo que antes eran incómodas y puntuales filtraciones hoy es nota de prensa, hoy es declaración, hoy es estrategia política de comunicación.  

Suele decirse que el silencio no es rentable; discrepo. Es una de las claves de un buen discurso y es una de las mayores armas de una estrategia de comunicación. Eso sí; hay que saber guardar silencio para saber cuándo hablar. Y ahí está la clase magistral de comunicación que le falta a los políticos. No nos cuenten sus problemas: informen de las soluciones, calmen la crispación, fomenten la unidad, expliquen a los que no son sus hinchas el por qué de sus decisiones.

Pareciera que la Liga la van ganando los que más ruido hacen, pero, a largo plazo, el ruido no convence; tan solo calma de forma ficticia el malestar. Guardemos silencio para pensar – sin tanto ruido – en lo que es mejor para todos.

TAMBAB