Cultura y entretenimiento

Mujeres fuertes, de Laura Rodríguez Sayd

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Hace poco fui verbalmente amonestado por una amiga. Me preguntó qué autores habitaban en mis estanterías y cuáles eran mis preferidos. Su diagnóstico sonó a claro reproche: “Tu biblioteca está llena de señores”. Y sólo entonces me di cuenta de que esa era exactamente la realidad. Son pocas las escritoras que he leído. La mayoría de los libros que tengo en casa han sido escrito por hombres.
Pedro Robledo

Nos perdemos mucho cuando dejamos fuera de nuestras lecturas a las mujeres. Especialmente si somos hombres. Así que me puse manos a las obra y ahora busco proactivamete más diversidad en mis lecturas. En este sentido, tuve hace poco una agradable sorpresa. Llegó a mis manos hace unos días un poemario escrito por Laura Rodríguez Sayd. No conocía a la autora. decidí darle una oportunidad por el título tan sugerente de su poemario: “Mujeres fuertes”.

Mujeres fuertes”, publicado en La Carmensita Editorial es un breve poemario de apenas 67 páginas que está dividido en tres secciones que ya apunta hacia el universo y el terreno emocional en el que se va a mover la autora: I. Madre. II. Hermana. III. Hija.

Versos que constituyen una biografía vital desde la feminidad, con distintas ópticas, desde las cuáles sólo una mujer puede mirar. Este libro empatiza mucho con las lectoras, y ensancha el mundo emocional de los lectores.

En “Mujeres fuertes” disfrutaremos de versos con mucho fondo de verdad: “Las mujeres fuertes saben que en su / fuerza también está su debilidad” o “vivir se ha vuelto infinitamente fácil / desde que te mira la muerte”. O en los que refleja muy bien los sentimientos del paso del tiempo: “no quiero ser la señora que veo en las / fotografías / cuándo me he convertido en la señora que se esconde / que se excusa / que evita aparecer en las / fotografías”. Hermosos cantos como “Es tan poco lo que ofrezco que el nido se ha hecho jaula”.

Sin duda, la parte más hermosa del poemario es la tercera, que abre con un “cumplí cuarenta / pero no tuve cuarenta / hasta los pies de tu cama”, y pone al lector en situación para la parte más triste del libro.

Es muy de agradecer el estilo de la poeta y sus juegos con las sutiles referencias. Cómo trata de forma exquisita al lector haciéndole entrar en el poema, y mostrándole lo que le quiere contar en lugar de contárselo. Como por ejemplo en el primer poema de esta última parte:

La vida no ha hecho de ti una mujer anciana / pero sí una muer sabia / una leona que se sabe leona / aun habiendo perdido la cabellera”.

Nada mejor que terminar con este hermoso “Me sabía fuerte”: “Me sabía fuerte / porque alguien más fuerte me sostenía / No necesitaba ser inmortal / porque ella era armadura y santuario / Me sabía fuerte / porque había alguien más fuerte que yo / Mi fortaleza aumentaba exponencialmente / cada vez que la suya se acercaba / Pero mi fuerza se ha quedado sola / Y yo sola con mi fuerza”.

No puedo más que recomendar esta tristeza femenina en forma de papel y letras negras. Un viaje que es el que tenemos y tendremos que hacer todos, y que como bien señala el último verso del poemario, a modo de bálsamo de la esperanza: “Y todos conocen el camino de vuelta”.

www.pedrorobledo.com