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Los pellets potencialmente «tóxicos» que inundan Galicia y pueden llegar a Asturias y Cantabria

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La costa gallega se ha teñido de blanco en las últimas semanas y no es nieve; tampoco granizo. Es plástico. Millones de pellets han cubierto las playas de las rías de Vigo, Pontevedra, Arousa, Muros y Noia y también las playas de la zona de A Coruña y Ferrol. Galicia está ante otra crisis ambiental que podría extenderse a Asturias y Cantabria (comunidades que están vigilantes).
LMN

Las primeras «bolitas» se encontraron el 13 de diciembre en la playa de Espiñeirido y desde entonces no han dejado de aparecer en diferentes puntos de Galicia. No se trata de esos pellets de materia forestal que sirven para las estufas. Estas son pequeñas, muy pequeñas, bolas de plástico blanco.

El origen de estas bolitas se debe al mercante Tocano, según un comunicado de la Xunta de Galicia. El pasado 8 de diciembre este buque perdió frente a las costas de Portugal varios contenedores que formaban parte de su carga. Uno de ellos contenía pellets plásticos, que venían a su vez guardados en sacos de 25 kilos. El problema es que los sacos han acabado por romperse al llegar a las rocas de la costa, esparciendo las bolitas por todo el litoral.

Cuando decimos microplásticos decimos bien porque se trata de bolitas de menos de 5 milímetros de tamaño. Son microesferas que la industria utiliza como base para fabricar productos de plástico. Según la Asociación Noia Limpa, los del mercante estaban identificados como estabilizadores de luz UV.

Su uso está registrado alrededor de las décadas de 1940 y 1950, pero la primera vez que se registró su presencia en las playas fue alrededor de 1970. Dice esta organización conservacionista que estos pellets son tan pequeños y ligeros que es «casi imposible limpiarlos» una vez que se esparcen por las playas.

¿Cómo se hacen los pellets plásticos?

Este material se fabrica con una máquina peletizadora de plástico. Esta realiza la formación de los gránulos pequeños de resina plástica (virgen o reciclada), con la aplicación de alta temperatura y presión. En una cámara se funde plástico aglutinado, que luego pasa a través de una boquilla donde adquiere forma cilíndrica.

Posteriormente, pasa a una cámara de refrigeración donde una cuchilla rotatoria la corta en pequeños pedazos uniformes. El proceso utilizado dependerá de la necesidad que se tenga, en la fabricación del artículo terminado.

Hay diferentes tipos de materiales plásticos que pueden usarse en la inyección para producir estos pellets. Los materiales más comunes son:

Polietileno

Polipropileno

Poliestireno

Politetrafluoroetileno

Cloruro de polivinilo

Policarbonato

Acrilonitrilo butadieno estireno (ABS)

Acetal

Nylon

Plásticos reforzados con fibras

Los pellets de plástico son una de las mayores fuentes de contaminación no intencionada por microplásticos. Lo dice la Comisión europea. laEstos pellets plásticos son un un enorme peligro para la vida del ecosistema costero por su alta toxicidad y capacidad contaminante. Hoy se encuentran en todos los océanos y en playas de todo el mundo.

«Durante la fabricación u otros procesos de la cadena de suministro (por ejemplo, el transporte), una fracción de estos pellets puede propagarse o perderse en el medio ambiente. Una vez en el medio ambiente, estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y no pueden eliminarse». 

«Se acumulan en animales, incluidos los peces y los moluscos, y, por consiguiente, también son consumidos por los seres humanos en los alimentos. Contribuyen a la contaminación por microplásticos, que se han detectado en ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres, así como en alimentos y agua potable», continúa el documento, que más adelante advierte: «La exposición a los microplásticos en estudios de laboratorio se ha vinculado a una serie de efectos negativos (eco) tóxicos y físicos en los organismos vivos. También es probable que los microplásticos sean tóxicos para los seres humanos».

Además de por accidentes como el del Tocano, los microplásticos llegan al mar a través del desagüe, porque su tamaño tan reducido hace que no queden atrapadas por los filtros de las depuradoras. Una vez han llegado al mar, flotan y se mueven rápidamente, ya que son lo suficientemente pequeños como para ser arrastrados por el viento y las corrientes. Con el tiempo siguen descomponiéndose y haciéndose aún más pequeños. 

Estas bolitas funcionan como una esponja: atraen y absorben toxinas y otros productos químicos nocivos, conocidos como contaminantes orgánicos persistentes (COP). Como relatan las organizaciones ecologistas, el peligro de estos microplásticos está en que las aves y los animales marinos los confunden con huevos de pez.

Así, los pellets acaban en su estómago llegando a causarles la muerte. Pero además, pueden formarse biopelículas en ellos que contienen patógenos perjudiciales para las personas. Los gránulos de resina plástica acumulan contaminantes orgánicos como PCB y plaguicidas organoclorados.

Greenpeace menciona que han observado que los animales marinos están ingiriendo estos microplásticos, lo que está provocando bloqueos gastrointestinales y alteraciones en sus patrones de alimentación y reproducción. Y más: hay evidencias de que se transfieren a lo largo de la cadena alimentaria y llegan a nuestra comida. Se han encontrado microplásticos en la placenta humana.