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¿Has oído hablar de la alimentación intuitiva? 

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Consiste en comer lo que te apetezca cuando sientas la necesidad de hacerlo, sin reglas establecidas. Aunque a simple vista puede parecer la “dieta ideal”, no todo vale si tu objetivo es mantener un peso adecuado y preservar la salud. Eso sí, si tienes hambre, come, si estás lleno, para.  
Doctora Blanca Rodríguez Ayala

Fueron dos nutricionistas estadounidenses quienes introdujeron este concepto en el año 1995, intentando dejar atrás los sentimientos de culpa que genera el comer en algunas personas, además de evitar el hecho de darse atracones en situaciones de desamor o frente a estados de ansiedad, por ejemplo. El objetivo pasa por escuchar el propio cuerpo, conocerse y llegar a saber qué alimentos nos convienen para encontrarnos bien sin tener remordimientos por tomarlos.  

Para seguir este tipo de conducta alimentaria, es necesario tener muy presente que: 

  1. Las dietas restrictivas deben ser rechazadas ya que no pueden mantenerse a largo plazo, y al final crean frustración. 
  2. Hay que diferenciar entre el hambre “real” y  el “emocional”, para no comer cuando no se necesita. 
  3. La comida no es el enemigo que va a hacer que gane peso, al contrario, es la que va a mantenerme sano y con energía para afrontar el día a día. 
  4. Aquí no caben los alimentos prohibidos, sólo el sentido común. 
  5. Aunque no es el objetivo principal, comer intuitivamente puede hacer que perdamos kilos siempre que entendamos y pongamos en práctica que alimentarse de forma saludable, sin grandes cantidades que nos provoquen malas digestiones, es la mejor conducta. 
  6. Permítete tomar lo que quieras, incluso darte algún capricho, pero hazlo ocasionalmente, no como regla habitual. 
  7. Siente que comer es placentero si se hace con moderación, y hazlo una vez se ha activado la sensación de hambre. Es decir, no hay que comer por aburrimiento ni para intentar suplir otras carencias o bajos estados de ánimo. 
  8. No cuentes calorías y deja de idealizar la delgadez como la perfección, por encima de la imagen está la salud. 
  9. Da preferencia a los alimentos frescos, naturales, locales y de temporada, sobre los procesados y el fast food. 
  10. Realiza ejercicio físico de forma habitual para poder mantener un equilibrio entre “lo que ingieres” y “lo que gastas”. 

En resumen, la alimentación intuitiva es un proceso de conocimiento profundo de nuestro propio cuerpo que promueve la salud y crea una buena relación con la comida, evitando situaciones de ansiedad e incluso “odio” hacia nuestra propia imagen corporal, por lo que, además de influir a nivel orgánico, lo hace también mentalmente para alcanzar una buena conexión con nosotros en el ámbito nutricional. Hay que tener la mente abierta para pensar que no hay nadie mejor que uno mismo para conocer su cuerpo y saber lo que le conviene. Cada persona es la mejor experta en ella, pero cuidado, es difícil alcanzar esta mentalidad si no se tienen las ideas muy clara sobre el objetivo a alcanzar. 

Doctora Blanca Rodríguez Ayala