Deporte y vida sana

‘Gigantes del Basket’, un sueño que llegó… al “Salón de la Fama” del baloncesto

Compartir
“Tengo un sueño”, la famosa frase de Martin Luther King que ha sido utilizada muchas veces, incluidos por músicos, y con que la que hoy quiero empezar esta entradilla del artículo que pretende contar los primeros pasos de un sueño que tuve hace casi 40 años y que se convirtió en realidad: la creación de ‘Gigantes del Basket’.
Manuel Vega

Hablo de un sueño porque en aquellos años el poner en marcha una nueva publicación y que se pudiera mantener era una empresa muy complicada. Yendo al Magariños los domingos por la mañana a ver jugar al Estudiantes y vivir el entusiasmo de “la Demencia”, los seguidores del equipo, casi todos alumnos del Ramiro de Maeztu, despertó en mi la idea de que el baloncesto era cada vez más importante para las nuevas generaciones, pensé (y soñé) que era posible crear una publicación dedicada exclusivamente al baloncesto.

José Ignacio Gómez Centurión, que fue subdirector mío en Gaceta ilustrada y dueño de la editorial Hobby Press, me convenció con muy buenas palabras y mejores argumentos económicos, que la hiciera con él. Y a ello nos pusimos.

Yo lo tenía muy claro: tenía que ser un semanario, estar en los quioscos lo más pronto posible y dar en su interior lo que demandaban los aficionados y no encontraban. Y, tal vez para mí lo más importante, toda la información de la NBA, la Liga Profesional estadounidense, que fuéramos capaces de conseguir.

En una visita a la Agencia EFE en busca de cualquier material que nos fuera útil, tuve la suerte de conocer a Paco Torres, colaborador entonces en la Agencia para el baloncesto. Paco Torres, que luego sería fundamental para la larga vida de la revista, aceptó y se convirtió en mi gran apoyo en los primeros años. Fue, muy pronto, el Redactor Jefe que necesitaba. Conocedor como el que más del baloncesto, trabajador infatigable… La mano derecha soñada por todo director.

Cuando la revista cumplió 36 años le pidieron que escribiera algo sobre los orígenes de ‘Gigantes’ y quiero reproducir su texto tal y como él lo recordó:

Tal como éramos. Soñadores. Lanzados. La jerga en la que hablábamos es ininteligible treinta años después. ‘¿Quién ha visto el tipómetro?’ ‘¿Cuántos cíceros por línea?’ ‘¿Han llegado las galeradas?’ ‘¿Ya están calientes los caldos del revelado?’ ‘Pásame el letraset y el pantone’. ‘Hay que enviar estas páginas a fotomecánica’. ‘Pegad bien las diapos en las maquetas’. ‘¿Llegaron los fotolitos a montaje?’ ‘¿A qué hora se ven ferros?’

Éstas y otras muchas frases que hoy pertenecen a la “antigüedad periodística” (aconsejo buscar los términos que suenen raro en el Diccionario de la Lengua Española o en su defecto en Google) se escuchaban de continuo, en un tono más alto que bajo, durante la semana que unía los meses de octubre y noviembre de 1985 en la redacción-piso, de la calle Arzobispo Morcillo 24, en la que la editorial Hobby Press había alojado a los redactores (tres: Manolo Vega, director, Sixto Miguel Serrano y quien escribe), fotógrafos (uno: Fernando Laura) y diseñadores (dos: Olegario Torralba y Fernando Tejero), que componíamos la primera nómina de trabajadores fijos de Gigantes del Basket”.

Paco Torres tiene mucho más que decir del camino que ha seguido la revista hasta que él, con tesón y con “huevos”, la mantuvo con muchos cambios de dueño y muchas dificultades.

Mi marcha se produjo algo más de dos años después de su creación. No era porque yo no supiera dirigir la revista como desde el nº1, (de hecho también creé y dirigí, siempre con unos excelentes redactores, la colección de fascículos ‘Basquet USA’), el asunto tuvo que ver con incumplimientos por parte de Gómez Centurión y exigencias de cesiones que quería de nuevas iniciativas que tuve dentro del mundo del baloncesto, en esta ocasión de la NBA.

En un momento de mis primeros acercamientos a la NBA comprobé que en España no tenían nada registrado y, en sociedad con Manolo Pueyo, registré todos los nombres de los equipos americanos e incluso el de la propia NBA. Como información tengo que aclarar que en aquellos años no pertenecíamos a ningún organismo europeo y los registros realizados en nuestro país no tenían que responder a ningún otro país. Algunos recordarán a León de Cos y sus batallas con Adidas y creo que con alguna que otra marca que no se había registrado aquí.

Esto tiene que ver con la exigencia de Gómez Centurión para que le cediera las marcas y comercializarlas. Fue, como se dice, la gota que colmó el vaso.

Tuve una gran relación con David Stern el Comisionado (el mandamás) de la NBa y mi media docena de visitas a sus oficinas. Contacté con Walter Szczerbiak, que ya había dejado el Real Madrid y el baloncesto y vivía en Nueva York. Sacó tanto partido de mis visitas a Stern que consiguió quedarse allí como empleado. Al principio como contacto mío en España, luego ya no supe más de él.

Para terminar con esta historia, que fue definitiva para que yo dejara mi “sueño” y aceptara la oferta que me hizo el Grupo 16 para poner en marcha ‘Basket 16’, quiero añadir que la explotación que Pueyo y yo hicimos de la comercialización de todo lo de la NBA fue un gran éxito, con varias tiendas abiertas, incluso con una de ellas en sociedad con Epi, el legendario jugador del Barça,  otra con Vicente Nicolás, más conocido por su fama como joyero (Joyería Nicol’s) y una tercera en Málaga, además de las que ya había en Madrid con el nombre de “Viva el Basquet”.

La NBA nos atacó con fuerza y fue también el detonante de mi retirada de Basquet 16. Reebok quería instalarse en España y comercializar lo que teníamos registrado, Pero todo esto es otra historia.

Tal vez me he desviado del objetivo de este artículo, pero ¿cómo alguien que “tiene un sueño” y lo ve hecho realidad con un éxito extraordinario lo abandona?

Hoy soy feliz y sé que Paco Torres también. Ese “sueño” es la primera publicación que entra en el “Salón de la Fama” (o Hall of Fame, como les gusta llamarlo, a la americana, que parece más importante) y la marca que creé y que Paco mantuvo, ya siempre estará en él.