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¿Propósitos para el nuevo curso?

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Siempre he pensado que el verdadero fin de año es en septiembre. El verano nos permite recuperar nuestras mejores versiones (no a todos, vale) y planear un otoño, invierno y primavera con nuevos hábitos: voy a salir más, a cuidarme, a llamar más a mis amigas… Llega septiembre y el ritmo desenfrenado con el que nos coge el trabajo te distrae de lo que hace unos días te parecía lo más importante del mundo.

Septiembre. Solo el nombre me provoca escalofríos: se acabó la piscina, la manga corta, la piel morena, las quejas por el calor en la calle y por el frío en la oficina con el aire acondicionado, las fotos y vídeos de los amigos en distintos lugares de España y de fuera, siempre sonriendo… Mi marido recuerda que de niño el anuncio de El Corte Inglés, «La Vuelta al Cole», le sumía en una gran tristeza. A mí, en cambio, que soy fanática del verano, me alegraba volver a clase; lo malo era que a “volver” le seguía “quedarse”.

Este mes es mucho más tangible que enero; y aquí la DirCom se ha especializado en intangibles. De ahí que lo lleve regular. Si lo pensamos bien, hasta la cuesta de septiembre con la vuelta al cole es mucho peor que la de enero. Yo a enero lo celebro como el inicio de la cuenta atrás para un nuevo verano; ya, qué pesada, disculpen… es que el verano es mi estación favorita.

Del verano vuelvo con la típica lista de propósitos; la mayoría enfocados a dar continuidad a todas esas cosas que te hacen muy feliz y para las que en verano es más fácil encontrar el tiempo y la concentración. Pero son ya muchos veranos conscientes y muchos septiembres como para saber que pronto la realidad se impone, y aquello que tanto bien nos hacía o ya no nos lo hace, o ya no nos dan las ganas de hacerlo.

A nivel personal, solemos proponernos cuidar más de nuestra salud, ya sea mediante el ejercicio, una alimentación más equilibrada o simplemente encontrando tiempo para desconectar del ruido diario. Pero, claro, el despertador vuelve a sonar a las seis y media, hay un trabajo al que ir, una familia que atender… ¡pedimos pizza! Qué fuerte que dejaron de apetecerme las ensaladas que con tanto gusto me preparaba en verano.

En lo familiar, septiembre es volver a la rutina: deberes, trabajos, reuniones, el skate, el fútbol, los amigos, los cumples. ¿Hace cuánto que no comemos todos juntos? Lo de salir a dar un paseo como en esas noches de verano ya pasó, ¿no?

Y ¿qué pasa en lo profesional? Septiembre es también el mes en que muchos nos replanteamos nuestras metas laborales. ¿Es este el año en que finalmente pedimos ese aumento? ¿Lograremos salir un poco antes de la oficina? ¿Podré liberar la mente de preocupaciones? Con lo fácil que era salir en jornada intensiva, comer en familia, bañarse en la piscina y dejar resbalar las preocupaciones…

No importa cumplir con los propósitos o no; lo importante es tenerlos. Orientarse a la mejora es el primer paso de cualquier cosa en la vida. Ojalá no dejemos nunca de redescubrir nuestras prioridades y recordar lo importante. Quizás este año, solo quizás, algunos de esos propósitos sobrevivan más allá de las primeras semanas de septiembre. ¿Quién sabe? Lo importante es intentarlo.