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Jazz en Montreux y la belleza de Suiza para unos días mágicos

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En esta ocasión queremos proponer una experiencia de esas que hay que vivir una en la vida. Este viaje puede ser de una semana o alargarlo un poco más para disfrutar de ese país especial que no se parece a ningún otro. Un viaje espléndido para los caravanistas, para ir en coche (ya sólo el viaje en carretera merece la pena) y por supuesto en avión. El único inconveniente es que es un país un poco caro pro tiene tantas cosas agradables para disfrutar…
AMN

Tomamos el Festival de Jazz de Montreux como excusa, pero es una excusa que todos, hasta los que no son fanáticos de este tipo de música la van conocer mejor y van a disfrutar del mejor Festival que se puede ir en Europa.

El auditorio Stravinski, su núcleo,  es un coloso acústico precedido por su excelente fama. En una atmósfera así se forjan leyendas: en su escenario principal se han podido oír las voces de David Bowie, James Brown, B. B. King, Keith Jarrett, Carlos Santana, Etta James, Patti Smith, Massive Attack, Björk, Radiohead, Leonard Cohen, Deep Purple o incluso Prince.

Y cuando la temperatura sube, llega el punto álgido: entonces se convierte en un laboratorio de mezclas electrónicas hasta altas horas de la madrugada.

Al Festival acuden tanto aficionados como puristas para disfrutar de un momento de música muy especial. Presentando, entre otros, a los máximos representantes de la última generación de artistas del jazz o la composición contemporánea, el club no solo se pone al servicio de sus clientes, sino también de los instrumentos, que sumerge en una oscuridad revestida de fieltro. Y durante las jam sessions, el club simplemente mantiene sus puertas abiertas de par de par…

Trenes, barcos, creaciones, estos clásicos «caseros» de la música «on the move», en sentido tanto literal como figurado, ofrecen grandes descubrimientos musicales fuera de rígidos muros. «Gratis» también es una palabra clave fundamental en el marco del festival. Free stages, free clubbing, free workshops: la oferta es amplia y variada y hará que el pulso de los asistentes se dispare. Todo ello rodeado además de un impresionante escenario natural.

Sin salir de Montreux, deberemos conocer sitios icónicos que es necesario conocer. A quien le gusten los monumentos no se puede perder una visita al Castillo de Chillón.

Este monumental castillo es una de las atracciones más importantes de Suiza, siendo un reclamo turístico de primer orden. El castillo, ubicado junto al lago Lemán, y en un excelente estado de conservación, ofrece a los visitantes una experiencia única, y un viaje en el tiempo.

El lago Leman configura toda la región de Montreux, así como la forma de vida, la economía y el ocio de sus habitantes desde hace siglos. Su situación geográfica, así como la gran cantidad de agua que alberga, han creado un microclima del que se beneficia toda esta zona, permitiendo incluso cultivos impensables para un país como Suiza.

En el lago, además, se pueden practicar muchos deportes acuáticos, además de disfrutar de algunas de las vistas más características de Montreux.

El funicular de Vevey-Mont Pèlerin permite cruzar los viñedos que hay en la zona, y comprobar desde una situación privilegiada toda la zona que los rodea. El viaje es corto, apenas 11 minutos, pero vale mucho la pena. El destino final es el monte Pèlerin, desde el cual hay una oferta muy amplia para dar paseos, caminatas más largas, o alegrase la vista con unas panorámicas impresionantes desde la plataforma construida para el disfrute de los turistas y curiosos.

La que fuera la casa del genial director y actor Charles Chaplin abrió sus puertas en 2016 como museo acogiendo la mayor colección de objetos del creador del  entrañable «Charlot». conálbumes de fotografías, objetos y películas caseras, únicos en el mundo.

El Tren del chocolate es una deliciosa experiencia ferroviaria. El viaje tiene una duración total de unas ocho horas, durante las cuales podremos disfrutar de un chocolate caliente a bordo, visitar una fábrica de quesos en Gruyère o acercarnos hasta la fábrica de Broc, lugar en el que está ubicada una de los principales fabricantes de chocolate de Suiza.