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Grasas… ¿saludables?

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Su elevado aporte calórico, en comparación a otros nutrientes, hace que huyamos de ellas cuando queremos perder peso, e incluso lo hacemos para para no ganarlo, pero ¿realmente debemos restringir al máximo su consumo?

Al contrario de lo que se piensa, las grasas deben formar parte de la dieta del adulto sano en un porcentaje no inferior al 30% del consumo energético diario.

Sus funciones son importantes en el organismo como fuente de energía, pero también muy necesarias para el transporte de las vitaminas A, D, E y K, para el aporte de ácidos grasos esenciales que nos ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, como los Omega-3, y para que hormonas, como las sexuales, funcionen correctamente. Si el aporte graso en la alimentación no es suficiente, es probable que el objetivo de perder peso se consiga pero no conviene lograrlo a cualquier precio. Si eliminas las grasas de tus menús, puedes llegar a tener un déficit de vitaminas, y hasta producirse la ausencia de menstruación en mujeres. ç

Para no alcanzar estos extremos, opta por incluir en tus platos aceite de oliva virgen extra, frutos secos, aguacates, aceitunas y pescados azules, como fuentes de grasas “saludables”, y suprime al máximo las saturadas presentes en bollería industrial, chocolates, aceites de coco y palma, embutidos, natas y mantequilla, principalmente.