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Florencia y la Toscana unas rutas para disfrutarlas en coche si te gusta la belleza y conducir

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La Toscana es una las regiones de Italia más conocidas y codiciadas por los viajeros. Los paisajes de la Val d’Orcia, los viñedos de Chianti, las torres de San Gimignano… son algunos de los parajes más bonitos de la zona.
LMN

Pisa, Florencia o Bolonia son las ciudades que pueden servir de inicio de la ruta, ya que cuentan con aeropuertos con diferentes vuelos y muchas frecuencias, además de ser ciudades que merecen una visita.

Cualquier ruta por la Toscana debe hacerse contando como imprescindible su capital, Florencia. Se trata de una ciudad que ofrece una impresionante simbiosis entre naturaleza y arte, con una gran importancia histórica por su rivalidad con Roma.

Algunos de sus lugares más emblemáticos son la cúpula ideada por Filippo Brunelleschi o la colorida fachada de Santa María del Fiore, además de la colección de la Galería de los Uffizi, el David de Miguel Ángel en la Galería de la Academia, la Piazza della Signoria o las vistas del río Arno desde el popular Ponte Vecchio.

Una vez conocida la capital, hay que adentrarse en la región. Dos de las urbes más populares son Montepulciano y Pienza, con un impresionante patrimonio. Montepulciano está íntimamente ligada a los etruscos, que la levantaron, aunque después fueron los romanos los que la desarrollaron. En ella destaca el túnel del tiempo que permite conocer como era la localidad en la edad media a través de sus calles y el perfecto estado de conservación de sus monumentos.

Por su parte, Pienza todavía hoy ofrece el aspecto que quiso darle el Papa Pío II hace seis siglos. Este pontífice se propuso rediseñar la urbe, redibujando un plano urbano y levantando palacios, iglesias y edificios de gran belleza. Más allá de estas dos localidades, destaca Siena, una ciudad que sorprende por sus majestuosas edificaciones góticas, en contraposición con Florencia, que destaca por ser muestra del renacimiento.

San Gimignano es el siguiente destino en la ruta, pero antes hay que hacer una parada en Monteriggioni, otro lugar imprescindible de la Toscana. Monteriggioni es un pueblo muy pequeño pero con un entramado espectacular. Entre sus apenas cincuenta casas de piedra el tiempo se retrotrae varios siglos. Una vez en San Gimignano, una localidad conocida como la Manhattan de la Toscana, la parada debe ser más larga.

En la actualidad se pueden ver catorce de las más de setenta torres que fueron construidas en la edad media por las familias más poderosas de la ciudad al tiempo que competían para ver quién era la que conseguía tener la torre más grande. También sorprenden otros monumentos, como la catedral de Santa María Assunta o el palazzo Comunale.

No hay que dejar de mencionar el pueblo que vio nacer a uno de los mayores genios de la historia, concretamente a Leonardo da Vinci, creador de obras como La última cena o La Gioconda. Se trata de Vinci, que cuenta con importantes lugares como la iglesia de la Santa Croce o el castillo dei Conti Guidi.