Elena Olmos: “Creo firmemente en la belleza del presente”
Su mirada es vívida, directa y delicada. De gratitud y cariño infinito a la vida, “probablemente el arte de las artes, el arte más difícil y el más gustoso”. “La vida me permite hacer lo que amo”, confiesa con pasión Elena Olmos.
Las Otras Miradas de Jorge García Palomo
La joven extremeña es periodista, actriz, artista y colaboradora en diferentes medios. Vive en Madrid, “la ciudad interminable”, y adora su trabajo. Y aún hay más: nuestra invitada pinta descalza, despojándose de máscaras, confabulándose contra los miedos, sintiendo el momento, creando lienzos flameantes, vibrando a través de la magia del caos. Acaso como un caballo salvaje del expresionista Franz Marc. Sí, atentos a Elena Olmos, pura creatividad y cultura sin freno. ¡Bienvenida!
Elena, eres poliédrica, una comunicadora irreversible… Tú que pintas tan bien, ¿cómo te presentarías en un trazo rápido?
En un trazo y con color… sería uno de los caballos salvajes de Franz Marc. Me siento viva y con fuerza para vivir.
Intenso, en tercera persona: ¿Cómo le gusta mirar la vida a Elena Olmos?
¡Con mucho cariño y agradecimiento! También con una hipersensibilidad no controlada y repleta de colores primarios. Si te soy sincera, no me detengo a mirarla todo lo que podría: en estos momentos mi día a día es acción inmediata y presente continuo. Pero sí la siento en su totalidad, como un ciego que todo ve. La siento en el abrazo de mis padres y en el café hirviendo. La vida me permite hacer lo que amo y amar a quienes amo, por lo que hasta el día que me vaya sentiré que no hay valor más preciado.
Periodista, artista, actriz, colaboradora en medios, investigadora de arte en el Museo Reina Sofía e incluso pintas descalza… ¿Por dónde empezamos? ¿Qué es el arte para ti? ¿Vivir es todo un arte?
Sin ninguna duda. Probablemente, vivir sea el arte de las artes, el arte más difícil y también el más gustoso. Para mí el arte es la oportunidad de encontrar la verdad.
Vivimos en la vorágine de enmascararnos muy fácilmente para, de algún u otro modo, sobrevivir ante las exigencias propias y ajenas. Nos llenamos de capas y nos escondemos porque da miedo afrontar nuestra verdadera realidad. Deshacerse a través del arte te da la oportunidad de ser, pero ser de verdad, sin máscara. La música, la literatura o, en mi caso, la pintura y la interpretación me brindan la ocasión de vivir sin máscara y me acercan a destapar la verdadera realidad, sintiendo y sin miedo a sentir.
Vayamos por partes: periodista joven, pero con gran trayectoria y, como tú dices, “muy particular”. Ahora te vemos también en Telemadrid. ¿Cómo está siendo la experiencia y qué te fascina del periodismo?
Está siendo muy enriquecedor. Tenía unos cuatro años cuando me montaba en la parte de atrás del coche de mi padre, bajaba el reposabrazos y narraba como si fuera una presentadora todo lo que iba viendo. Las ovejas, las nubes… Las describía con la emoción de un presente que no acababa. Pasan veinte años y me encuentro entrando en una redacción que no duerme, con noticias de última hora y un sentimiento mañanero cual Jerry Thompson en Ciudadano Kane, con unos compañeros tremendamente profesionales, los pies ardiendo de andar y el cuidado del lenguaje, que tanto me da y tan poco le devuelvo a veces. Miro para atrás y siento a una Elenita (o Nona, así me llaman en casa) orgullosa, libre y aprendiz. Es un trabajo muy bello porque la noticia nace, pasa por tu boca y muere. Conoces gente distinta todos los días y absorbes la vida de muchas vidas. Terriblemente bello. También con mucha responsabilidad social y respeto, creo.
¿Qué decir de “Dos tintos para dos tontos”, programa que recomendamos (y que grabáis en Tres Cantos, en la zona norte de Madrid)?
Dos cosas muy claras. Tontería y libertad. Grabar el programa con Mario, Furor y Samu es muy divertido. Cuando haces radio no te imaginas que te darán algún día la oportunidad de reírte durante una hora entera ¡de uno mismo y de los demás! “Dos tintos para dos tontos” rompe la cuarta pared de cristal con la que parece que estamos hechos. Ahí solo vale la radio; y la risa de lo incómodo, que de vez en cuando, no viene nada mal.

Actriz, artista… Autora del libro “La magia del caos”. ¡Háblanos de tu libro! ¿Dónde reside la magia del caos?
En la belleza de sentir el presente y el barro. En mirarse dentro, aceptar el puro caos del que estamos formados y salir de la mano con él. Ordenados en el desorden. Escucho últimamente mucho la expresión “Es un ser de luz”. Claro que es un ser de luz, todos lo somos. Pero también de oscuridad. No concibo la vida sin ahondar en lo oscuro, asumirlo como parte de nuestro todo y permitirte el gusto de que lo negro fluya con lo blanco. La magia del caos es mirarse hondo y cuidar ese caos. Será un libro que una filosofía, arte puro y vida. También toda mi sinceridad feroz, si a alguien le sirve.
Pintora… y pintas descalza. ¿Qué te gustaría transmitir con tus cuadros?
Hace unos días mi amigo Jorge me contaba esta historia:
Cualquier cosa que hayamos escrito, pintado o cantado… podemos codificarla en una secuencia de números que aparecerá en la infinita cadena de PI. Tu nombre, Elena Olmos, está escrito en el número PI. Incluso la frase ‘Tócala otra vez, Sam’ también está escrita. ¿Es curioso, verdad? Todo lo que imaginas está contenido en la infinita elegancia de PI.
Curioso me pareció. Al rato no le di más importancia. Dos días después me encontraba pintando y entendí por qué pintaba. Todo lo posible se puede albergar dentro de cuatro esquinas, qué fascinante. El mero hecho de que quieran ver alguna de las obras ya me hace sentir profundamente agradecida, por lo que jamás diría lo que tiene que sentir una persona frente a uno de mis cuadros. Pinto para abrir posibilidades, para crear imaginación sin límite, textura, mundos, vida, libertad de ser y de imaginar, aceptación de miedos que jamás se irán, consciencia y testigo de un tiempo presente. Me gustaría transmitir verdad y todo lo que la voz a veces no me deja.

¿Algún lugar de Madrid que te inspire especialmente, amiga? ¿Dónde yacen las musas de Elena Olmos?
Yacen en los ojos de Juana la Loca en el cuadro de Francisco Pradilla, dentro del Museo del Prado. La expresión de Juana y la pincelada del humo que le envuelve en el día del fallecimiento de Felipe ‘El Hermoso’, francamente, me mata. Cuando me pierdo, trato de encontrarme en los ojos de algún museo. Tiziano y sus cuadros referidos a la Metamorfosis de Ovidio, la boca de Trujillo esperando su fusilamiento junto a el abrazo de los próximos a la muerte, la pierna de la Hilandera de Velázquez o la camisa como foco de luz del desgraciado goyesco del 3 de mayo. El día que no encuentre inspiración en el aire de un brochazo, me preocuparé. (Risas.) Por otro lado, Madrid es la ciudad interminable. Vivo aquí desde hace 5 años, me he enamorado y desenamorado; no por mí, que me enamoraría eternamente: a una le obligan más bien a desenamorarse… Atardecer en el parque de las Siete Tetas, tortilla de patata en el restaurante Colósimo, obra de teatro en el Lara y cerveza bien fría en el Matadero. Con amigos. Esa sería una buenísima opción para perderse por la capital.
Una reflexión final desde La Mirada Norte acaso para la posteridad…
¡Qué gran peso! ¡Para la posteridad! Reflexión no sé, más bien creencia. Creo firmemente en la belleza del presente. Veo a Dios en un beso y haré lo que amo toda la vida, aunque a veces vaya a contracorriente. Si no haces daño a nadie y sientes en tu estómago esa verdad, ¡hazlo! ¡Hazlo y vive sin mirar atrás! Que no importe lo que digan los demás. Nadie lo hará por ti; y cuando te quieras dar cuenta, ya dará igual.
¡Gracias, Elena Olmos! ¡Viva el arte! ¡Pinta y ensancha el alma!

El periodista y comunicador Jorge García Palomo nos presenta a todo tipo de personas genuinas, creativas, curiosas, contingentes y necesarias… Como diría aquel genio, “gente loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo”… Sí, son “Otras miradas”. Y están entre nosotros.