Cultura y entretenimiento

El oro de los siglos. Antología.

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Queda poco espacio en casa para los libros. Seguro que no soy el único al que le pasa. Dedico más tiempo delante del móvil o del ordenador, así que empezar a mirar al libro electrónico de otra forma es inevitable en mi caso.
Pedro Robledo

Algunos dicen que el libro digital permite liberarse de la desagradable tarea de tener que estar limpiando el polvo de las estanterías. Que nadie se haga ilusiones. El polvo siempre encuentra acomodo y el plumero siempre encuentra faena.

Revisando libros que podría ir adquiriendo para mi biblioteca digital, me tropecé con algunos de la Editorial Austral. En concreto, con su colección “Clásicos” con la que todos los estudiantes de mi época tuvimos nuestro primer contacto con las grandes obras de la literatura española.

Así que decidí adquirir “El oro de los siglos. Antología”. Se trata de una selección de algunos de los mejores trabajos de Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Luis de Góngora, Lope de Vega, y Francisco de Quevedo. Ahí es nada.

La edición, el prólogo y las notas van a cargo de José María Micó, que apostó por seleccionar a estos seis poetas para que el joven lector tenga una primera aproximación a la poesía del Siglo de Oro.

El libro entero es una fiesta. Una celebración de la mejor poesía en un momento de modernización de la misma. Pero también de una explosión literaria, artística e intelectual de dimensiones desproporcionadas para los parámetros actuales.

A quién no le suenan estos versos de Garcilaso de la Vega:

“[…] coged de vuestra alegre primavera / el dulce fruto, antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre. / Marchitará la rosa el viento helado, / todo lo mudará la edad ligera, / por no hacer mudanza en su costumbre.”

O el “Ándeme yo caliente / y ríase la gente […]” de Luis de Góngora, o del mismo autor, ese poema de crítica sarcástica a la corte madrileña y a la vida cortesana, en el que destaca versos como: “carrozas de ocho bestias, y aun son pocas / con las que tiran y que son tiradas;”.

José María Micó nos permite recordar el poema: “De la brevedad engañosa de la vida”:

“[…] Confiésalo Cartago, ¿y tú lo ignoras? / Peligro corres, Licio, si porfías / en seguir sombras y abrazar engaños. / Mal te perdonarán a ti las horas, / las horas que limando están los días, / los días que royendo están los años.”

¿Y qué decir de Quevedo? El trapero canario, no, sino el poeta cojo, miope y madrileño. No tiene poema malo. Todos recordamos su “Poderoso caballero es don dinero”, “Miré los muros de la patria mía …” y un largo etcétera.

No puedo más que recomendar esta antología de José María Micó. No sólo interesante para estudiantes, sino para todos aquellos que quieran recordar o conocer la mejor poesía del Siglo de Oro. Una delicia no sólo por la selección, sino también por las numerosas y acertadas notas que contextualizan y aclaran los trabajos poéticos.

No es sólo estética. Es metafísica, historia, conocimiento, sentimiento… Es el retrato de una generación y de la vida misma. De la de entonces y de la de ahora. Porque los problemas son siempre los mismos en esencia, y en esencia, nosotros también siempre somos los mismos.

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