Movilidad

El coche de baterías está limitado ¿cuál es su futuro?

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Las baterías son indispensables para el nuevo transporte eléctrico y el almacenamiento de las energías renovables, pero la escasez de sus componentes pone en serio peligro su futuro.

LMN

La transformación del transporte está siendo uno de los factores más determinantes en nuestra lucha para controlar el aumento de la temperatura del planeta.

Los vehículos propulsados por combustibles fósiles tienen los días contados y la alternativa por la que todos apuestan son los coches eléctricos de baterías que no generan emisiones. Pero un nuevo informe ha calculado la cantidad de materias primas necesarias para llevar a cabo esa transición y su conclusión es que serán demasiadas.

Estamos rodeados de aparatos eléctricos que se alimentan de baterías de litio. Se podría decir que este mineral ha sido clave en el desarrollo tecnológico de las últimas décadas  y que lo será también en la nueva generación de medios de transporte y de sistemas de almacenamiento de energía para las fuentes renovables.

2.000 millones de coches eléctricos para 2050

En el último año se han vendido 6,6 millones de coches eléctricos en el mundo, mayoritariamente en China y en Europa. Esto es un nueve por ciento de la venta total de automóviles en el mundo, una cifra que dobla las ventas en 2021 y triplica las de 2020. La hoja de ruta de la AIE para conseguir emisiones netas en el año 2050 sostiene que el mundo necesitará 2.000 millones de coches eléctricos ligeros de batería, híbridos enchufables y de pila de combustible.

Aunque advierten: “El futuro parece prometedor para los coches eléctricos, pero hay señales de alarma procedentes de su cadena de suministro, con el aumento de los precios de los materiales a granel para toda la industria automovilística. En 2021, el precio del acero subió hasta un 100%, el del aluminio alrededor de un 70% y el del cobre más de un 33%, afectando tanto a los coches convencionales como a los eléctricos. En el caso de los coches eléctricos, el aumento de los precios de los materiales necesarios para la fabricación de las baterías supuso un reto adicional: el precio del carbonato de litio aumentó un 150% interanual, el del grafito un 15% y el del níquel un 25%, por nombrar solo algunos”.

La agencia también sostiene que la posible escasez de litio y cobalto podría llegar ya en 2025 y recomienda nuevas inversiones que amplíen su producción. “Un mayor crecimiento de los vehículos eléctricos requiere no solo una expansión de la extracción de minerales clave, sino también de toda la cadena de valor de los vehículos eléctricos”, aseguran.

Necesitamos 336 nuevas minas

Un nuevo informa, realizado por la agencia especializada Benchmark Mineral Intelligence, nos da una idea de lo que significa aumentar la producción de litio y de otros minerales fundamentales para la fabricación de las baterías que alimenten a esos 2.000 millones de coches eléctricos.

Según Benchmark, incluso si encontráramos la manera de reciclar las materias primas de forma eficiente, necesitaremos unas 336 nuevas minas de tamaño medio para 2035. 

Estas se dividen en: 59 nuevas minas de litio que produzcan 45.000 toneladas de media, 38 nuevas minas de cobalto que produzcan 5.000 toneladas, 72 nuevas minas de níquel que produzcan unas 42.500 toneladas, 97 nuevas minas de grafito en escamas naturales que produzcan unas 56.000 toneladas y 54 nuevas plantas de grafito sintético que producen una media de 57.000 toneladas cada una al año.

En lo que se refiere a las minas de litio, el informe de la AIE asegura que las minas existentes y los proyectos en construcción solo podrán producir aproximadamente la mitad de lo que se necesita para satisfacer la demanda en 2030. Y en cuanto a las que se vayan a crear ahora, advierte que las minas de litio que empezaron a funcionar entre 2010 y 2019 tardaron una media de 16,5 años en desarrollarse.

Cameron Perks, analista de Benchmark, sostiene sin embargo que la construcción de las minas de litio tarda al menos cinco años y que éstas deberán estar en funcionamiento en 2033. «Eso supone unas 59 minas de litio en funcionamiento en poco más de 10 años», asegura. Pero para que eso sea una realidad las nuevas minas que se pongan en marcha se tendrían que construir a toda velocidad si no queremos que el precio del litio despegue de manera incontrolada.

El litio, el nuevo oro blanco

Hace unos meses Elon Musk, el director general de Tesla, animó a los empresarios a entrar en el negocio del procesamiento del litio, porque según él es como «una licencia para imprimir dinero». “Es básicamente como acuñar dinero en este momento”, dijo. “Hay márgenes similares a los del software en el procesamiento de litio en este momento. Así que me gustaría animar, una vez más, a los empresarios a entrar en el negocio del refinado del litio. No puedes perder”.

La producción mundial de litio se acercó a a las 100.000 toneladas el año pasado, mientras que las reservas mundiales son de unos 22 millones de toneladas, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos.

Si se divide la producción de litio por la cantidad que se necesita para una batería de coche eléctrico (unos ocho kilos), se obtiene que el año pasado se extrajo suficiente litio para fabricar poco menos de 11,4 millones de baterías para vehículos eléctricos. Un cálculo similar con la cantidad total de reservas mundiales de litio daría para producir algo menos de 2.500 millones de baterías, según el foro internacional,

Sin embargo, no todo el litio del mundo puede destinarse a los 2.000 millones de coches de baterías que propone la AIE para 2050. En ese tiempo también habrá que fabricar baterías para ordenadores portátiles, teléfonos móviles, aviones, trenes o bicicletas.

Benchmark estima que los países que saldrán ganando con esta fiebre del oro blanco serán Australia, que seguirá siendo el principal productor de litio en esta década. Y, como no, China, que refina más del 75% del litio de las minas de rocas dr espodumena. China controla el 60% de la extracción de litio del mundo, el 77% de la fabricación de las células de las baterías y el 60% de la fabricación de sus componentes.

Y ya se están buscando alternativas porque el coche eléctrico de baterías de litio no va a ser la solución mágica que arregle el problema de las emisiones de carbono. Pero sí puede ser una herramienta más a la que hay que añadir otras tecnologías, como las células de hidrógeno, otros tipos de motores o nuevos sistemas de baterías que nos permitan seguir viajando sin hipotecar nuestro futuro.