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El ciclo menstrual y su impacto en el rendimiento deportivo de la mujer

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El ciclo menstrual suele ser un quebradero de cabeza para gran parte de las mujeres en lo que meramente respecta a su salud y su estado de ánimo. Pero va más allá: tiene incidencia en el rendimiento deportivo de la mujer.

El ciclo menstrual se divide en dos fases principales como son la folicular y la lútea, con la ovulación como un evento clave. Comprender estos cambios es fundamental para las deportistas, pues el ciclo influye en la energía, la capacidad de recuperación y el riesgo de lesiones.

Todo comienza en el hipotálamo, encargado de coordinar las señales hormonales y productor de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), la cual estimula la hipófisis. Esta, a su vez, segrega hormonas como la FSH (hormona foliculoestimulante) y la LH (hormona luteinizante), quienes regulan el ciclo menstrual.

Durante la fase folicular (días 1-14), los niveles de estrógeno aumentan, lo que permite el crecimiento y maduración de los folículos en los ovarios. El endometrio crece y se engrosa para una posible implantación y la mujer se siente más enérgica. Así, la capacidad de recuperación muscular y el sistema inmunológico están en su punto máximo, beneficiando la práctica de deportes que requieren de resistencia y fuerza.

La ventana ovulatoria ocurre alrededor del día 14, cuando la hipófisis libera un pico de LH, provocando la liberación del óvulo y la formación del cuerpo lúteo. Durante la fase lútea (días 15-28), los niveles de progesterona aumentan para conseguir una mayor irrigación del endometrio, oxigenando así el posible embrión. Sin embargo, esta fase puede provocar cambios en el estado de ánimo, irritabilidad y síntomas físicos, como dolor en los senos e hinchazón. En esta fase, la tasa de activación de las fibras musculares es menor, suponiendo un mayor riesgo de lesiones, especialmente al final de la fase y durante el inicio de la menstruación. Además, el sistema inmunológico disminuye para evitar el rechazo del embrión.

Los entrenamientos deben adaptarse a las distintas fases del ciclo con el objetivo de maximizar el rendimiento y minimizar riesgos. Durante la fase folicular, es recomendable realizar entrenamientos de fuerza y potencia aprovechando una mayor energía y capacidad muscular. En la fase lútea, es mejor enfocarse en ejercicios de movilidad y técnica, usando menos peso y priorizando la prevención de lesiones.

El síndrome premenstrual (SPM), que suele aparecer antes de la menstruación, puede afectar emocional y físicamente a la mujer. Los cambios hormonales, durante este período, disminuyen la producción de serotonina, lo que puede llevar a síntomas de ansiedad y depresión. Para combatir el SPM es aconsejable mantener una dieta sana y antiinflamatoria, realizar ejercicio de forma regular y asegurarse un descanso adecuado.

Así es como el ciclo menstrual afecta directamente a la salud y al rendimiento deportivo. Teniendo claros los puntos clave de este asunto y planificando adecuadamente los entrenamientos, las deportistas pueden optimizar su rendimiento, reducir el riesgo de lesiones y gestionar los síntomas del SPM, mejorando así tanto su estado físico como su bienestar general.

Andrea Antón Plaza
Fisioterapeuta especializada en suelo pélvico. Clinica Improve La Moraleja
Nº de coleguiado: 15808