Aprende a controlar los antojos
Tener antojos no es algo malo. De hecho, a veces son una buena indicación de que no estás obteniendo lo que buscas, y esto puede ser algo que no tenga relación alguna con la comida.
Un antojo puede ser un mensaje del cuerpo que busca un alimento concreto para promover la salud y el bienestar (por ejemplo, antojo de caldo o sopa cuando no te encuentras bien), pero también pueden ser provocados por tu estado emocional, tu estado fisiológico, tu dieta, tu rutina o incluso tu entorno. Los antojos pueden ser un síntoma de un desequilibrio que se produce en otra parte de tu ser; investigarlos es una gran oportunidad para tratar la causa, no el síntoma.
Ser consciente de los distintos factores que pueden contribuir a los antojos puede ayudarte a explorar las opciones que más te convienen. Si lo mejor para ti es tomarte un helado, estupendo; si, en cambio, optas por palitos de zanahoria, también será muy bueno. Si investigas un poco, puedes hasta darte cuenta de que tal vez lo que el cuerpo busca no es comida, sino tener un tiempo para relajarse.
- RECONOCE LOS ANTOJOS
Si tienes antojos, reconócelos y no te reprimas. Prohibirte los alimentos que deseas suele tener el efecto contrario. En lugar de olvidarte de ellos, estás menos preparado para controlarte cuando los tienes a mano.
En estos casos, aceptar conscientemente y satisfacer un antojo puede ser más mejor opción que tratar de evitarlo.
- INDAGA SOBRE SU ORIGEN CON CURIOSIDAD Y SIN PREJUICIOS
El estrés, la fatiga, la soledad e incluso el aburrimiento pueden provocar los antojos de comidas específicas. En estos casos, la comida no resolverá el problema; trataría un síntoma, lo que funciona a corto plazo, pero probablemente no es lo mejor para ti a largo plazo. Hacer esta distinción puede empoderarte. Te permite localizar y tratar la causa real del antojo, lo que probablemente te ayude a lograr el equilibrio que tanto buscas.
- PIENSA ANTES DE ACTUAR
Una vez que reconoces tu antojo y determinas su origen, te otorgas el poder de desvincularte de él y determinar cómo proceder de la mejor manera para ti. Escucha a tu cuerpo y en lugar de que los antojos te controlen, actúa tú sobre ellos. Considera los antojos como una forma de medir si las cosas están desequilibradas. Presta atención y explora lo que tu cuerpo puede estar diciéndote.