Cultura y entretenimiento

Yoko Ono en la picota por la separación de los Beatles

Desde la puesta en antena del largo documental “The Beatles: Get Back” en Disney+ son muchos los que han puesto su opinión en los medios de comunicación y en las redes sociales y la figura más discutida ha sido la de Yoko Ono, pareja de John Lennon.
Manuel Vega

Peter Jackson hace lo que, de momento, es el mayor acercamiento al grupo de Liverpool. Para algún crítico de cine sobra todo menos las grabaciones de las canciones. O sea, la música. Para otros es sólo para los más fans del grupo británico. Otros, al margen de la música, ensalzan los efectos visuales. Y son mayoría los que intentan profundizar en la personalidad de los John, Paul, George y Ringo. Ah!  y Yoko Ono, “el quinto beatle” que llegó tarde y mal.

En la película, tal fue su importancia, aparece en muchísimos planos en los que no se justifica su presencia. A no ser que fuera una imposición de Lennon. Al bueno de John se le achaca una debilidad en su personalidad y una dependencia exagerada de la japonesa.

Al principio de The Beatles: Get Back la banda forma un círculo pequeño en la esquina de un plató de cine. Y ella está allí, cerca de John Lennon, con su rostro desconcertado en dirección a él, como una planta que crece hacia la luz.

Cuando Paul McCartney empieza a tocar “I’ve Got a Feeling”, Ono está allí, cosiendo un objeto peludo que está en su regazo. Cuando la banda comienza con “Don’t Let Me Down”, Ono está allí, mientras lee el periódico. Lennon se desliza detrás del piano y Ono está allí, con la cabeza sobre su hombro. Más tarde, cuando el grupo se apretuja en una sala de control, Ono está allí, encajada entre Lennon y Ringo Starr, al tiempo que desenvuelve en silencio un pedazo de chicle y lo pone entre los dedos de Lennon. Cuando George Harrison se marcha, abandonando brevemente la banda, ahí está Ono, lamentándose en su micrófono.

Viendo imágenes íntimas de la banda más famosa del mundo cuando se preparaba para su última actuación, no podía dejar de ver a Yoko Ono sentada, sin hacer nada.

Hay algo deprimente en este nuevo papel de Ono como un bulto silencioso y discreto. Por supuesto, su aparición en el estudio es molesta. El hecho de que no esté allí para influir directamente en las grabaciones de la banda solo hace que su comportamiento sea más ridículo. 

Esto es lo que se puede ver en ese largo documental de Jackson, pero, ni siquiera después de años se ha podido borrar la figura de Ono en la transformación de Lennon y de su alejamiento de los Beatles. Es cierto que después, en solitario, compuso muy buenos temas entre los que hay que destacar ‘Imagine’, todo un himno mundial que la gente no se cansa de oir o acompañar con sus voces.

Algo más sobre Yoko Ono

Ono ya era una consumada artista del arte performance cuando conoció a Lennon, siete años menor que ella, en una exposición en una galería en 1966. Fue una pionera del arte participativo, una colaboradora de músicos experimentales como John Cage y una maestra en aparecer tímidamente en espacios en los que no pertenecía.

La idea de que Ono condenó a la banda siempre fue, para algunos, una patraña que olía a misoginia y racismo. Se la consideró la groupie del infierno, una “dama dragón” sexualmente dominante y una bruja que hipnotizó a Lennon para que rechazara a los chicos por una mujer

Los insultos que recibió se convertirían en un infatigable meme de la cultura pop en las generaciones de mujeres acusadas de entrometerse en el genio masculino.

Ono no “separó a los Beatles”, según algunos, pero sí se entrometió. En el documental, McCartney se queja amablemente de que la omnipresencia de Ono interrumpe la composición de sus canciones con Lennon. Por su parte, ella estuvo atenta a escapar del típico papel de la esposa del artista.

Su imagen contrasta con la de otras parejas de los Beatles: mujeres blancas con atuendos elegantes que de vez en cuando llegan repartiendo besos, asienten con la cabeza y se alejan discretamente. Linda Eastman, la futura esposa de McCartney, se queda un poco más, circulando ocasionalmente y fotografiando a la banda. Eastman era una retratista del rock, y uno de los momentos más fascinantes de la película la muestra en una profunda conversación con Ono; como para probar el punto de Ono, es una rara interacción en el set que no tiene audio.

Ono simplemente nunca se va. Se niega a quedarse al margen, parece participar en una especie de resistencia pasiva, desafiando todas las expectativas de las mujeres que entran en el reino del genio del rock.

Todo esto se utilizó para convertir a Ono en una villana cultural, pero también la convertiría más tarde en una especie de heroína popular. De todo se puede esperar en este mundo.

Yo tengo mi opinión y no es especialmente benévola hacia Yoko Ono. Simplemente me baso en que ella apareció y, un poco más tarde, los Beatles desaparecieron.