‘Voy a pasármelo bien’, una comedia refrescante para reencontrarse con Hombres G

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Una película que se ha planteado no tanto como musical saturado de bailes y canciones (que están cuando tienen que estar, y funcionan), sino como una comedia agridulce en la que la música sea omnipresente, pero que no interfiera en la estructura. 
BettyGS

Un excelente guion de David Serrano y Luz Cipriota en el que la protagonista es mucho más que mero interés amoroso, que desmitifica la figura del malote al tiempo que escarba en los amores perdidos invocando a la pizpireta Rachel Bloom.

 Es una cálida y sentida reivindicación del cine familiar autóctono que convierte el cliché de cine de barrio y cómic de kiosco (también de barrio) en arma de complicidad y cercanía, mientras construye secuencias tan tronchantes como memorables: ahí está esa fiesta infantil convertida en simulacro del 23F. 

Es, también, un homenaje al grupo de David Summers que, burla burlando, se erige como todo un señor festival del cine del Summers padre, que glosara las desventuras de los Hombres G en películas tan entrañables y festivas como coyunturales, sin gota de nostalgia de brocha gorda. Algo tan fácil de disfrutar como difícil de hacer.

Sinopsis

Valladolid, septiembre de 1989. David y Layla acaban de empezar Octavo de E.G.B. y les gusta mucho “Hombres G”. También se gustan mucho entre ellos, pero como a David le aconsejan tan mal sus amigos, todas las cosas que hace para conquistarla terminan siempre siendo un fracaso. A pesar de todo, los dos se hacen inseparables y se meten en líos cada vez más grandes, e incluso a veces, cuando están juntos, el impulso de cantar y de bailar las canciones de su grupo favorito es tan fuerte que se ponen a hacerlo en mitad de la calle. Y eso es porque se lo están pasando bien. Muy bien.

Poco más de treinta años después. David y Layla no se han vuelto a ver desde finales de los ochenta, pero nunca se han olvidado el uno del otro. A Layla las cosas, al menos en lo profesional, no le han podido ir mejor: es directora de cine y ha ganado un Oscar. La vida de David, en cambio, ha sido más normal y ni es famoso ni ha ganado ningún premio. Layla vuelve a la ciudad para recibir un homenaje y los dos pasarán juntos una semana
. Durante esos días ya no cantarán y bailarán por la calle, pero se darán cuenta de que los niños que fueron no han desaparecido del todo.