Moda y Tendencias

Vivir en un faro en Inglaterra, otra forma de hacer turismo

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La automatización de cientos de faros en los últimos veinte años ha terminado con la profesión de “farero” pero ha abierto el campo a un nuevo tipo de turismo. ¿Quién no se ha sentido atraído alguna vez por esas románticas construcciones frente al mar? (Ver el Video)

Desde hace un tiempo algunas de las viviendas de estos hombres y sus familias se están convirtiendo por todo el planeta en insólitos alojamientos turísticos que tienen que convivir con un faro que sigue en funcionamiento la mayoría de las veces.

Algunas se han transformado en hoteles de lujo, otras en austeros albergues, pero también en fantásticas casas con encanto; hay incluso algunos faros en desuso que se han convertido, ellos mismos, en hotel.

En Inglaterra se ha encontrado quizás la mejor solución, creando una pequeña red de alojamientos en faros después de haber seleccionado una serie de ellos, relativamente accesibles, con buenas instalaciones para transformarlos en casas de alquiler muy particulares, pero tremendamente confortables.

Se exige una estancia mínima de dos días —en temporada alta ese límite sube a una semana— y se ofrece la oportunidad de sentirse “farero” aunque disfrutando de todo tipo de comodidades.

Hoy os vamos a presentar el Trevose Head en el sur de Inglaterra

Hay pocos faros tan estremecedores en Gran Bretaña como éste, construido en lo más alto de unos acantilados de vértigo, al final de un cabo que se adentra en el océano. Por su entorno, podría haber salido de una novela de Conrad o de cualquier película de terror. En invierno, casi siempre, la niebla esconde esta bella parte de la costa y es obligado el uso de una potente sirena. Sin embargo, cuando la noche es clara, el espectáculo es totalmente distinto al ser el lugar de paso de numerosos barcos que siguen las señales de este potentísimo faro, que fue construido en el año 1847.

La torre es una de las más esbeltas del sur de Inglaterra y las antiguas casas de los fareros cubiertas de pizarra fueron construidas a su alrededor, como protegiendo el conjunto. Aquellas viviendas se han convertido hoy en cuatro apartamentos de dos y tres dormitorios cada uno, con magníficas vistas al mar y un nivel de servicios muy alto. La decoración es quizás demasiado clásica, pero logra crear un entorno agradable, contrastando con la dureza habitual que pinta el paisaje exterior.

Calma y relax reinan en la zona, aunque se pueden compaginar con excursiones para conocer los alrededores. Para los días en los que la soledad de este paraje resulta excesivamente opresiva, es posible acercarse al pueblecito de pescadores de Padstow, donde encontrará excelentes restaurantes especializados en mariscos. El Rick Stein’s Café, que también organiza mini cursillos de cocina durante los meses de invierno, es una magnífica opción.

Otra visita casi obligada es Newquay, más al sur, donde reinan los surfistas. En esta zona se encuentran, según cuentan ellos mismos, las mejores olas de esta parte del Atlántico.

Situación: 50° 32’. 92 N 05° 02’. 07 W . A 8 kilómetros al sur de Padstow, en Cornualles. Se encuentra cerca del aeropuerto de Newquay.

Para reservar se puede hacer a través de la página de Internet: www.ruralreatreats.co.uk. Una vivienda para dos personas durante el invierno cuesta a partir de unos 230 euros dos noches y alrededor de 500 euros para cuatro personas. Una semana en verano sale por unos 800 euros para dos personas y 1.200 para cuatro. Para más información, en Internet: www.visitbritain.com/es. Tfno: 902 171 181.