Monica Vitti, la antidiva italiana, fallece a los 90 años

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La actriz italiana Monica Vitti, conocida por sus papeles cómicos y musa de grandes directores como Mario Monicelli y Michelangelo Antonioni, falleció hoy en Roma a los 90 años.

Su fallecimiento fue confirmado por el político y apasionado de cine Walter Veltroni, que se ha convertido en portavoz del compañero de la actriz, Roberto Russo, para comunicarlo.

BettyGS

Aunque pasó su adolescencia actuando en el teatro y debutó delante de las cámaras siendo una veinteañera a mediados de los años cincuenta, tanto en cine como en televisión, fue el inicio de su colaboración artística con Antonioni, con quien también mantuvo una intensa relación sentimental, lo que impulsó su carrera durante la década de los sesenta hasta convertirse en uno de los mayores iconos del cine europeo del siglo XX. 

El fenómeno comenzó con su papel protagonista en La aventura (1960), una de las películas más controvertidas de la historia del Festival de Cannes, donde fue abucheada, pataleada y, sí, premiada antes de convertirse en un título clave de la cinematografía mundial. También el que convirtió a Vitti en una estrella internacional.

Después vendrían las también aclamadas La noche (1961), con Jeanne Moreau y Marcello Mastroianni, y El eclipse (1962), junto a Alain Delon. Un ciclo de obras maestras conocido como Trilogía de la Incomunicación que cambiaron para siempre las coordenadas de la narrativa moderna en el cine. Igual que su penúltima colaboración con Antonioni, El desierto rojo (1964), galardonada con el León de Oro del Festival de Venecia. 

Como ocurría con las estrellas del cine europeo de la época, Monica Vitti da la impresión que está en todas partes gracias a una considerable cantidad de películas episódicas como Las cuatro verdades (1962), Alta infedeltà (1964), Las cuatro muñecas (1965), Las cuatro brujas (1966) o Tres parejas (1970). 

Esos trabajos contribuyeron a expandir su nombre como emblema del cine de autor más reflexivo hasta el campo de la popular commedia all’italiana en títulos como Il disco volante (1964), de Tinto Brass, El cinturón de castidad (1967), La mujer escarlata (1969), Amor mío, ayúdame (1969), con Alberto Sordi –con quien seguiría colaborando en Esa rubia es mía (1973) y Sé que sabes lo que sé (1982)– o la icónica La ragazza con la pistola (1969), de Mario Monicelli.

Aunque para imágenes emblemáticas las que dejó interpretando a la heroína Modesty Blaise en Modesty Blaise, superagente femenino (1966), una adaptación muy libre, tremendamente delirante y de colorida estética pop a cargo de Joseph Losey a partir del cómic de espionaje de Peter O’Donnell. Un sonoro fracaso incomprendido en su momento que no ha parado de ganar estatus de culto en las últimas décadas.

En cambio, El demonio de los celos (Ettore Scola, 1970), fue un éxito de taquilla inmediato protagonizado junto a Marcello Mastroianni Giancarlo Giannini. Durante la década de los setenta, la actriz persistió en su faceta de estrella popular encadenando las mencionadas comedias de Sordi, de Dino Risi (Erotika, Exotika, Psicopatika, 1971), Franco Giraldi (El proxeneta y la testigo -1971-, Confidencias de una esposa alegre –1972-), Carlo Di Palma (Teresa, la ladrona, –1973-, Cita al final del camino -1975-, con Claudia Cardinale), Franco Rossi (La otra mitad del cielo, 1977) o Luigi Zampa (Camas calientes, 1979).

Monica Vitti trabajó con Luis Buñuel en El fantasma de la libertad (1974) y tuvo un tardío reencuentro delante de las cámaras con Antonioni en El misterio de Oberwald (1980), una adaptación de Jean Cocteau tan poco vista como los últimos trabajos de la italiana, que se retiró poco después de ganar el Oso de Plata de mejor actriz en el Festival de Berlín por Flirt (Roberto Russo, 1983). Su última película fue también su debut en la dirección: el drama Scandalo segreto, de 1990.

En 1995, el Festival de Venecia galardonó a Monica Vitti con un León de Oro a toda su carrera con motivo del primer centenario del certamen. La actriz ya estaba retirada de las cámaras y dedicada a la enseñanza de futuras promesas de la actuación en la Academia de Roma. En el año 2000 se casó con Roberto Russo, su pareja desde 1973. Dos años después desapareció de la esfera pública tras ser diagnosticada de Alzheimer.