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Jean Paul Belmondo fallece a los 88 años, un bohemio “pijo” e irreverente

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Nacido en 1933 en el barrio bien parisino de Neully-sur-Seine en el seno de una familia de bohemios, la chulería brotó de su sangre siciliana y piamontesa. Su padre, Paul, fue un importante escultor francés y su formación estuvo también ligada a las artes escénicas, estudios que cursó en el Conservatorio Nacional Superior de Arte Dramático de París. Una herencia artística que también impregnó a sus dos hermanos, Alain, productor de cineMuriel, bailarina profesional.
BettyGS

Después de algunas participaciones en obras de teatro debutó en el cine en la película À pied, à cheval et en voiture (1957), pero casi todas sus escenas fueron eliminadas durante el montaje. Sin embargo, en 1959, el director Jean-Luc Godard le dio el rol principal en su película À bout de souffle (1960), que llegó a ser un clásico del cine francés, lanzándole a la fama.

Aficionado al fútbol y al boxeo en su juventud, logró un físico atlético y una nariz quebrada, que le darían ventajas en su carrera cinematográfica. Explotó inteligentemente su aspecto, y el mote de “el hombre más feo del cine francés”, pero a la vez muy seductor. Hizo gran amistad con Alain Delon, y siguió su ejemplo al fundar su propia empresa productora.

Como a Marlon Brando, le vino bien romperse la nariz por su amor por el boxeo, porque la belleza a secas no bastaba en aquellos años. Era necesario un poco de aspecto de violencia, de acercar el mito al hombre corriente. Por eso, gustó tanto.

Más allá de sus legendarios trabajos con Godard y Truffaut, trabajó en su larga carrera otros directores notabilísimos, sin importar estilos ni cultura, como Vittorio de Sica (Dos Mujeres), Peter Brook (Moderato cantabile), Agnès Varda (Las cien y una noches), Jean-Pierre Melville (Leon Morin, sacerdote) o René Clément (¿Arde París?) compaginando cine comercial y proyectos más íntimos. Era el actor más taquillero de Francia.

En aquel país efervescente, que vivió un renacer cultural en los 60 que compaginaba gaullismo con el Mayo revolucionario, Belmondo y Alain Delon fueron los dos representantes de la masculinidad francesa, superando en muchos casos en popularidad a las grandes estrellas de Hollywood.

Ambos macho alfa compartieron cartel en varias películas y también celos. A Delon no le gustaba que Belmondo saliera demasiado cachas en sus escenas y para el recuerdo queda la escena de rivalidad testosterónica de los dos en bañador modelo años 30 en Borsalino. En las salas de cine había que elegir entre los labios canallitas de Belmondo o la fría belleza samurái de su rival.

Fue una extensa carrera la suya, sin reconocimientos en forma de galardones, la que le llevaría posteriormente a recibir la Palma de Honor a su trayectoria en el Festival de Cannes 2011, el León de Oro a toda una vida en el Festival de Venecia 2016 y el homenaje de la Academia de los César durante la entrega de los premios del cine francés en 2017.

Siempre orientó su carrera como actor en películas de acción y humor, donde realizaba personalmente las escenas de riesgo. Con L’Homme de Rio (1965) su carrera se orienta hacia un cine más comercial, principalmente comedias y películas de acción.

Por su intensa vida sentimental pasaron grandes bellezas como Ursula Andress, la italiana Laura Antonelli o la corista Natty Tardivel. Su última pareja conocida fue la ex concursante de La isla de las tentaciones belga Barbara Gandolfi. Tras cuatro años de relación, se descubrió que ella le había estafado 200.000 euros y acabó todo como el rosario de la aurora.

Se va uno de los grandes. Francia y el cine están de luto.