Cultura y entretenimiento

Gianni Versace, 25 años de su asesinato cometido por Cunanan, un asesino en serie

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El 15 de julio de 1997 el mundo se despertó con el trágico asesinato de uno de los diseñadores de moda más importantes, Gianni Versace. A las puertas de su mansión en Miami, un individuo se acercó sigilosamente por la espalda y le descerrajó dos tiros en la cabeza. Murió en el acto.
BettyGS

Aparentemente no había un móvil aparente, ¿o sí? Durante los siguientes días, los investigadores barajaron la hipótesis del robo, e incluso, de un ajuste de cuentas por parte de la mafia. Sin embargo, detrás de este truculento crimen se encontraba Andrew Cunanan, un asesino en serie que eligió al modisto como su último objetivo. ¿Realmente se conocían? Veintidós años de aquella fecha, la incógnita sigue planeando sobre la verdadera razón de este magnicidio.

El crimen

Como cada mañana, el italiano salía de su mansión para comprar varios diarios y revistas y tomarse un café en el News Café. Era poco antes de la nueve y Gianni regresaba para comenzar su día. A su espalda, un joven vestido con pantalón corto, zapatillas, gorra y mochila, le estaba esperando agazapado al lado del a verja principal. Era Andrew Cunanan.

Cuando Versace se disponía a sacar las llaves, el asesino se acercó a él por detrás encañonándolo en la cabeza. Disparó dos veces y los proyectiles le hirieron de gravedad en el cuello y la nuca. Acababa de ejecutar a sangre fría a uno de los diseñadores más reputados del mundo. Su quinta víctima.

Un testigo vio cómo Cunanan se alejaba de la escena del crimen en dirección Ocean Drive, mientras la pareja de Versace Antonio D’Amico, salía a auxiliarle junto al cocinero Charles Podesta y otro empleado de la vivienda.

La investigación

Mientras el mundo lloraba la pérdida de Versace y celebran su funeral, el criminal logra esconderse y permanecer en paradero desconocido durante ocho días. La policía distribuye sendos carteles con las fotos y el nombre de Andrew, en los que advertía que iba “armado” y de lo “extremadamente peligroso” que era. “Cunanan podría llevar gafas graduadas. Se sabe que cambia de color de pelo y peso. A menudo se presenta como un tipo rico”, se podía leer.

El afán por localizar al autor del magnicidio fue tal que la policía comete un flagrante error: detener a la persona equivocada. Se trataba de Andrés Burguera, hijo del actor español Andrés Pajares, que se encontraba en aquel momento en Nueva York y cuyo parecido con el verdadero asesino era cuestionable, además del nombre. Por entonces, Burguera se hacía llamar Andrew.

En declaraciones a El Mundo, Andrés explicó que: “Fue el peor día de mi vida. Estaba en el barrio de Chelsea y noté que me seguía una patrulla al salir de una peluquería, donde había ido a cortarme el pelo. Me preguntaron mi nombre, contesté y terminé encañonado por una pistola y esposado. ¡Pensaba que era el fin!”.

“Estaba boca abajo y sin poder hablar. Los minutos se hacían eternos. No entendía de qué se trataba todo aquello, pero la cosa era seria. Escuché hasta un helicóptero sobrevolando la zona. Andrew era el hombre más buscado del FBI y responsable de otros cuatro homicidios, como el de Lee Miglin, un importantísimo empresario inmobiliario. Había mucha psicosis en el país”, continuó. Tras aquella gran metedura de pata, las autoridades se disculparon con el español compensándole con una ‘green card’, la tarjeta de residencia en Estados Unidos.

El 23 de julio y tras averiguar que Andrew se encuentra en una casa flotante de Miami Beach, la policía procede a cercarle. El hostigamiento se da durante varias horas, hasta que el joven decide quitarse la vida. Se dispara en la cabeza con la misma arma con la que días antes había asesinado al creador. No pudieron hacer nada por salvarle y, por tanto, por llevarle ante la justicia.

Las hopótesis

Durante los ocho días que se intentó localizar a Cunanan, se barajaron distintas hipótesis respecto al crimen de Versace. Por un lado la del robo, ya que el diseñador portaba en su billetera 1.200 dólares en efectivo. Pero cuando supieron quién estaba detrás de aquel ajusticiamiento, se descartó esta versión. De hecho, cuando se identificó a Cunanan como el asesino de Gianni se habló de que estaba buscando fama. Pero tampoco tenía mucho sentido, porque el italiano era su quinta víctima y no la primera.

También se mencionó la posibilidad de que fuese un ajuste de cuentas a manos de la mafia calabresa. Las miradas apuntaron incluso al padrino Paolo de Stefano, a quien el modisto debía dinero. Parece ser que el mafioso presuntamente blanqueaba grandes cantidades de dinero a través de la firma de Versace. Giuseppe Di Bella fue quien dio el chivatazo a la policía y detalles del plan a seguir. Era uno de sus informantes. Pero con los días, esta teoría también se excluyó.

Una de las más rocambolescas, es que Cunanan tras contraer el Sida y no saber quién era el portador, decidió matar a todos sus ex amantes. Y Versace era uno de ellos porque le contrató junto a su pareja para toda clase de servicios sexuales.

Andrew Cunanan

De padre filipino y madre italiana, Andrew Philliph Cunanan nació el 31 de agosto de 1969 en National City, una población de San Diego (California). Era el pequeño de cuatro hermanos y desde muy niño le inculcaron dos cosas: el fervor religioso y la importancia de triunfar profesionalmente.

A través de los textos de la Biblia, hicieron creer al pequeño que podía ser superior a los demás. Que ese era su destino y que unos estudios universitarios le ayudarían a conseguirlo. Para ello, se formó en uno de los institutos más elitistas de la zona, la Bishops School, para acabar en la Universidad de San Diego.

Aquí fue donde el joven descubrió su homosexualidad, algo que no sentó nada bien a sus padres dadas sus creencias católicas. De hecho, algunos vecinos aún recuerdan cómo Cunanan, tras contarle a su madre sus inclinaciones sexuales, se produjo una fuerte discusión que terminó en agresión. El hijo empujó a su madre contra la pared dislocándole un hombro. Aquel comportamiento violento derivó años después en cinco asesinatos.

El germen del criminal comenzaba a hacer huella en Andrew. Gracias a su elevado coeficiente intelectual, casi el de un genio, y a sus dotes de mentiroso y manipulador, el muchacho se supo construir una doble vida.

Una vida al límite

Su adicción a drogas como la cocaína y el cristal, y la vergüenza que le producía reconocer que procedía de orígenes humildes, le llevó a intentar entrar en el círculo de homosexuales millonarios. Es entonces cuando comienza a ejercer como prostituto o chapero.

Uno de sus primeros amantes fue el exmarine Jeffrey Trail al que conoce en la inauguración de la Ópera de San Francisco en 1990. Como dato curioso, ese mismo día Gianni Versace supuestamente confunde a Cunanan con otra persona y entablan cierta conversación. Como veremos, siete años después el joven se convertiría en su verdugo.

Otro de sus idilios sucedió en 1994. El millonario Norman Blachford, mayor que Andrew, le pide que se vaya a vivir a su mansión de La Joya. Pero otro hombre se cruza en el camino del protagonista, el arquitecto David Matchen, del que se enamora perdidamente. Durante un año, Cunanan mantiene ambas relaciones: la de conveniencia económica y la romántica. Pero al regresar de unas vacaciones en 1996, la situación explota.

Norman se entera de la doble vida de Andrew y decide echarle de casa. Mientras tanto, David regresa a Mineapolis, su ciudad natal y donde también acude una de sus primeras conquistas Jeffrey Trail. Cunanan se encuentra tan solo que decide viajar a la localidad norteamericana. Aquella supuesta visita con toques melancólicos encerraba una obsesiva venganza.

Víctimas

David recoge a Andrew en el aeropuerto y le lleva al domicilio de Jeffrey. Ya allí, destapa el felpudo, recoge una copia de las llaves y entra a hurtadillas para robarle una pistola. No sería hasta el 27 de abril cuando Cunanan comenzaría la matanza.

Eran las 9:45 horas cuando el homicida llega al apartamento del ex marine –David había salido a pasear al perro- y tras una fuerte discusión acaba con su vida a martillazos. Para deshacerse del cadáver lo envuelve en una de las alfombras que hay en el domicilio y espera a que la segunda víctima arribe a casa.

Cuando David entra se produce un nuevo enfrentamiento y Cunanan consigue reducirle y mantenerle secuestrado durante cuarenta y ocho horas. Se deshace del cadáver del marine y al ex amante finalmente le dispara hasta causarle la muerte. Su cuerpo apareció el 3 de mayo en un lago de Minnesota.

No fue hasta que la policía localiza al segundo fallecido, cuando los agentes reparan que hay una maleta en la escena del crimen. Y para más inri, contenía datos con la identidad de su propietario: Andrew Cunanan. A partir de aquí, se da la voz de alarma y se procede a la busca y captura de este asesino.

Pero durante su persecución, Cunanan deja un reguero con más muertos. El tercer asesinato se produjo en Chicago el 4 de mayo. La víctima, el magnate inmobiliario Lee Miglin que, previamente había contratado a Cunanan como prostituto, apareció enrollado en cinta adhesiva y con varias puñaladas en pecho y garganta. Parece ser que había utilizado una sierra.

Antes de marcharse, Cunanan impregnó con sus huellas y su ADN toda la casa. No solo se bañó con Miglin, sino que se afeitó e incluso preparó algo de comer en la cocina. Por último y para huir, el homicida le robó su coche marca Lexus. Aquello fue su perdición porque la policía pudo seguirle la pista gracias al localizador que tenía el vehículo.

Cuando parecía que le tenían acorralado, Cunanan se entera que le persiguen gracias al coche y lo abandona en una cuneta. La persecución se convierte en prioridad para la ciudad de Minnesota y el FBI ya cataloga a Andrew como uno de los criminales más peligrosos. Por el momento llevaba tres asesinatos y no tardaría en perpetrar un cuarto.

Ocurrió el 9 de mayo cuando ya en Nueva Jersey, Cunanan mata al vigilante del cementerio nacional Finn’s Point. William Reese tenía de 45 años y su único pecado: tener un vehículo. El asesino se sube a la Chevrolet roja y conduce rápidamente hasta la zona gay de South Beach, en Miami. Allí logra pasar desapercibido durante varias semanas.

¿Se conocían?

Respecto a la posible relación existente entre el asesino y su víctima, se encuentra la historia citada anteriormente y que fue descrita por la revista Time. También las supuestas fotografías donde aparecían Versace y Cunanan en una fiesta en Miami Beach tan solo dos días antes del crimen. Por no mencionar las declaraciones que Vanity Fair recogió de un amigo de Andrew explicando la obsesión del criminal por el italiano.

Tras varios meses de investigaciones, 700 páginas, 13 vídeos, 17 cintas de audio y decenas de fotografías, el FBI no logró descubrir el verdadero móvil de este asesinato que, algunos, describen como “pasional”.

Hasta el propio jefe de la policía de Miami, Richard Barreto, relató que: “No podemos establecer un motivo. Podría ser un robo. Podría ser que Andrew Cunanan buscaba fama tiroteando a una persona de este calibre. Podría ser venganza. A todos nos gustaría saberlo, especialmente en un caso de alto perfil como este. Desafortunadamente, la verdadera respuesta es que nos hemos hundido con el barco, por decirlo de alguna forma”.

Con la llegada de la reciente serie de ficción American Crime Story sobre el asesinato de Gianni Versace, llegó la controversia. No solo se destapó cómo fue el crimen, sino todo el entramado empresarial familiar que se vino abajo tras el terrible suceso. La familia negó la versión de lo ocurrido. Pero a día de hoy, la única interpretación plausible es que Conanan mató a Versace. Por fama o por celos. O por ninguna de las dos.