Cultura y entretenimiento

Gabriel García Márquez: 10 años de soledad y nostalgia por su muerte

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Este 17 de abril se cumplen 10 años de la muerte del premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez. Uno de los colombianos más universales con una vida real tan mágica como sus obras literarias.

A García Márquez siempre le gustó que lo reconocieran y lo recordaran como el hijo del telegrafista de Aracataca, lo que revela parte de su carácter, humildad y grandeza.

Sus padres, Gabriel Eligio García y su madre, Luisa Santiaga Márquez, lo dejaron desde muy niño al cuidado de su abuelo el coronel Nicolás Márquez y su esposa Tranquilina Iguarán. El veterano de guerra fue uno de los primeros en despertar en Gabo la pasión por las historias, los cuentos, el periodismo y la literatura.

Doña Tranquilina Iguarán tenía dificultades visuales. Pero las maravillosas historias, fábulas y leyendas que le contaba a su nieto, muchas de ellas imaginarias, inspiraron gran parte de la obra del más universal de los autores colombianos.

El novelista, periodista y creador del movimiento literario conocido como el realismo mágico, viajó por el mundo y conoció muchas culturas. Lo que le sirvió para nutrir de maravillosas historias sus escritos.

Gabo fue amigo de muchos poderosos, pero detestaba el poder. Su relación cercana al líder cubano Fidel Castro le valió muchas críticas. Pero también fue cercano a los presidentes de las últimas 6 décadas en Colombia, de expresidentes de Estados Unidos y de América Latina. De reyes y empresarios. Pero en especial fue amigo de sus colegas novelistas. Fue notoria su cercanía con el mexicano Carlos Fuentes y también sus desencuentros con el escritor peruano Mario Vargas Llosa que no pasaron del plano literario.

El pasado 6 de marzo, en el marco de los homenajes por el décimo aniversario de su muerte, se lanzó de manera póstuma su novela En agosto nos vemos. Una obra que el Nobel de Literatura nunca terminó y que, según su hijo Rodrigo García «no es tan pulido como sus grandes libros». Pero es una manera de mantener viva la memoria de uno de los más grandes escritores colombianos de todos los tiempos.

‘Cien años de soledad’, su obra maestra

La publicación de esta novela en 1967 no solo salvó económicamente a su autor, que acumulaba deudas a la espera de su publicación, sino que le convirtió en uno de los escritores más populares -si no el que más- en todo el mundo. Para ello, solo necesitó ahondar en sus recuerdos de niñez y en las historias que se contaban en la casa familiar de sus abuelos y componer con ello ese relato magistral, entre la realidad y la fantasía, que es Cien años de soledad y que pasó a ser, desde su publicación, la piedra angular del realismo mágico.

Cien años de soledad’, que Pablo Neruda calificó como «la mejor novela escrita en castellano después del Quijote«, comenzó a gestarse muchos años antes de su redacción, aunque tardó casi dos décadas en materializarse. 

Fue en 1965 cuando, instalado en México y habiendo logrado un éxito moderado con obras como ‘El coronel no tiene quien le o La mala hora, García Márquez acometió la redacción de su obra magna. En aquellos momentos, ya gozaba de prestigio como novelista y también como periodista, oficio en el que se inició en el mundo de las letras. Sin embargo, sus principales ingresos en ese momento le llegaban por su trabajo como publicista y escritor de guiones de cine.

Pero la ingente tarea que tenía por delante obligó a ‘Gabo’ a dedicarse en cuerpo y alma a ello dejando de lado sus compromisos cinematográficos y publicitarios por lo que se quedó sin ingresos. Con sus ahorros y la ayuda económica de su amigo Alvaro Mutis logró reunir unos 5.000 dólares que entregó a su mujer, Mercedes Barcha, confiando en que iba a ser una cantidad suficiente para mantener a la familia durante los seis meses que creía necesarios para llevar a cabo su misión, aunque finalmente fueron 14.

Encerrado en su estudio -que llamó ‘La Cueva de la Mafia’- y pegado a su Olivetti, García Márquez fue componiendo un texto monumental, por el que desfilan personajes de siete generaciones en un Macondo imaginario que permanece de manera eterna en la memoria de millones de lectores de todo el mundo. Unos personajes con los que empatizó de tal manera que el día en el que escribió la muerte del coronel Aureliano Buendía se lo comunicó a su mujer y estuvo llorando durante dos horas. No en vano, el coronel -que como muchos otros personajes, tenía su trasunto real, estaba inspirado en su abuelo Nicolás.

El 5 de junio de 1967, Cien años de soledad se publicó en la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, que había ofrecido al autor 500 dólares de adelanto y un diez por ciento de las ventas. Inicialmente se lanzó una primera edición de 8.000 ejemplares que pronto se agotaron y empezó a vislumbrarse que aquello iba a ser un fenómeno mundial.

Aunque ninguna de sus obras posteriores alcanzaría la trascendencia de Cien años de soledad, su producción novelística tuvo aún hitos formidables, como El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981) o El amor en los tiempos del cólera (1985), que son ya clásicos de la literatura en castellano.