Fuego la sed, de María Sánchez
La sequía que está provocando el cambio climático se nota en la naturaleza. En nuestros paisajes. Ríos que ya no llevan agua, bosques que arden, animales que tienen que buscar otros parajes para asegurar sus sustento… Y quién mejor para cantar a los estragos que sufre la tierra, que María Sánchez.
Después de su exitoso Cuaderno de campo editado por La Bella Varsovia en 2017, María vuelve al terreno de la poesía con Fuego la sed. Como ella misma relata, el título está inspirado en el título del poeta mexicano Rubén Bonifaz Nuño: Tigre la sed, que leyó en su tierna juventud.
“La historia también será / algún día / de todos aquellos que ardieron /
pero el futuro lo devora otro / al que nunca designasteis como fiera
¿Dónde descansará / la hierba que hoy no nace?”
El libro ha sido posible gracias a haber podido crear algo de tiempo y espacio, alejado de su profesión de veterinaria, disfrutando en 2021 de la residencia literaria Villa Waldberta (Munich), y en 2023 de la de Escrita no remoto, en el Museo Pazo de Tor (Lugo).
María Sánchez sabe llevar al lector a una realidad oculta, pero paradójicamente mayoritaria, la realidad de lo rural (“ya nadie escoge este mundo al cantar”). Y lo hace moviéndose por el tiempo con la facilidad con que el lector se mueve entre sus versos. Uno siente la sabiduría y el orgullo en la reivindicación de nuestros orígenes y la importancia de conocer, respetar y cuidar el paisaje. Nuestros recursos naturales. Nuestras tradiciones. El origen.
“FUIMOS NOSOTRAS / quienes aprendimos la historia de nuestras madres / tocando los anillos de los árboles
lo que no se quiere contar / queda irremediablemente grabado / en este espectro
en los libros / nunca aparecían sus nombres / tampoco sus quehaceres
una estrella por cada hijo que nació
por cada hija / nada más que un apero / el sudor y la azada
la lumbre se apodera hoy / de todo lo que es hermoso
ya nadie escoge este mundo al cantar
antes vibrábamos con la voz
con la voz del fuego
guardianas sois / herederas / de un desierto
os toca / qué remedio / aprender / a amar
Con sus temas en torno a la naturaleza, la mirada femenina, su sensibilidad bien medida salpicadas con el rescate de palabras de otro tiempo, olvidadas ya en las grandes ciudades, y esa importancia que le da al conocimiento y reivindicación de las raíces, María Sánchez consigue que con tan sólo dos libros de poemas, su poética tenga ya una voz propia inconfundible.
Feminismo y ecologismo se mezcla así con la defensa de lo rural y la tradición. Triunfa la realidad sobre el romanticismo bucólico, porque María canta a la naturaleza no desde una apartamento del centro de la capital, sino con la sabiduría que le da el haber experimentado la dureza y las penalidades del mundo rural. Sus raíces compiten con las de los árboles que ahora experimentan la sed, o son pastos de los fuegos.
Fuego la sed es íntimo, amable en su denuncia e inclusivo. No busca culpabilizar, sino despertar conciencias y sensibilidades en una época en la que parece que estamos todos anestesiados.
“¿Dónde descansará / la hierba que hoy no nace?”
Apaguemos el fuego. Apaguemos la sed.
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