Cultura y entretenimiento

‘Bienvenido Mister Marshall’ o como Berlanga burló a la Censura hace 70 años

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¿Tal vez la mejor película española de la historia? Son muchos los cinéfilos, tanto profesionales o simplemente aficionados que así lo afirman. Al cumplirse 70 años de su estreno no hay más remedio que recordarla con entusiasmo y aconsejar a los más jóvenes que hagan un esfuerzo y se sumerjan en ese universo Berlanga y disfruten.
Manuel Vega

Esta película nació de ocurrencia de Luis García Berlanga con la ayuda de Juan Antonio Bardem, otro cineasta histórico, y la colaboración de Miguel Mihura , autor también de la letra de la canción principal y de la que hablaremos más adelante.

Hagamos un poco de historia para comprenderla mejor. Después de la 2ª Guerra Mundial, Europa quedó destrozada y el general norteamericano George Catlett Marshall, secretario de Estado, y luego, de Defensa con el presidente Harry Truman ideó y puso en marcha un plan que se popularizó con su apellido.

Se trataba de un plan de ayuda en cuatro años de Estados Unidos a la Europa depauperada tras la guerra. Los americanos tenían un espectacular superávit en su balanza de pagos, y temían que una Europa pobre nunca llegara a ser buena cliente suya, y además, que si Europa no levantaba económicamente la cabeza, pudiera ser víctima propiciatoria de la influencia comunista.

En aquél momento, la ayuda a España no era conveniente, por cuanto había mantenido durante la segunda guerra mundial una estrecha relación con el régimen nazi. Y aún acabada ésta, seguía sometida a los dictámenes de un dictador. Posteriormente, no obstante, el nacimiento de un mundo bipolar dominado por la URSS y por Estados Unidos hacía necesario establecer relaciones de alianza con países contrarios a los incipientes regímenes comunistas.

El 27 de septiembre de 1953, España y Estados Unidos rubrican el Tratado Hispano-Estadounidense que autoriza la construcción de las bases militares de Torrejón de Ardoz (Madrid), Sanjurjo-Valenzuela (Zaragoza), Morón (Sevilla) y Rota (Cádiz), así como el trazado del oleoducto de Cádiz a Zaragoza o la instalación de una extensa red de estaciones de radar, entre otras cosas, por lo que España se incorpora al radio de influencia militar estadounidense. 

El 15 de diciembre de 1955, España ingresa en la ONU. El 28 de mayo de 1956, en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El 10 de enero de 1958, en la Organización Europea de Cooperación (OECE). Por fin, el 4 de julio, la autarquía llega a su fin, y España ingresa en el Fondo Monetario Internacional (FMI).

¡Bienvenido, Mr. Marshall! denuncia, pues, la exclusión de España de la órbita de países beneficiarios del Plan Marshall. Y si bien es cierto que el país experimentó un tímido desarrollo posteriormente, su situación económica se alejaba mucho de la de aquellos países que, merced a la ayuda recibida, prosperaron exponencialmente durante años.

El rodaje se realizó a modo de denuncia, y no desacertadamente, dado que el acercamiento de España a las emergentes potencias occidentales se produjo a destiempo, y la apertura de España respondía al miedo al aislamiento en que durante años se había confinado.

Ahora bien, el precio que hubo que pagar fue excesivo, hasta el punto en que su recuperación ha sido tan lenta como irregular. Y más, si la comparamos con la de otros países europeos. ¡Bienvenido, Mr. Marshall! constituye la expresión de un deseo colectivo, y una obra maestra de denuncia que supo burlar la censura franquista y sobrepasar las fronteras

La película tuvo una gran acogida en el Festival de Cannes de 1953, donde recibió, entre otros, el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo, el premio a la Mejor Película de Humor y una mención especial al guión de la FIPRESCI (Federación Internacional de Críticos Cinematográficos). Fueron muchos quienes elogiaron a Luis García Berlanga como coautor de tan significativo filme, del que algunos dijeron que era el «primer film español con categoría internacional

Dos anécdotas: una banderita de los Estados Unidos desaparecía por un sumidero durante una de las últimas secuencias del filme, impidió que ¡Bienvenido, Mr. Marshall!, obtuviera la Palma de Oro. Y otra, más divertida, y es que el estreno de la película coincidió con la llegada a Madrid del embajador estadounidense, quien, a su paso por la avenida de la Gran Vía, creyó que los carteles que anunciaban la película hacían alusión a él. Casualmente, se llamaba Marshall.

La canción principal de la película no ha muerto todavía y me atrevo a predecir que no morirá nunca y quiero incluir en este artículo su letra, aunque sabida por muchos no está mal que quede aquí reflejada como un digno homenaje:

«Los yanquis han venido,
olé salero, con mil regalos,
y a las niñas bonitas
van a obsequiar con aeroplanos,
con aeroplanos de chorro libre
que corta el aire,
y también rascacielos, bien conservaos
en frigidaire.»

«Americanos,
vienen a España
guapos y sanos,
viva el tronío
de ese gran pueblo
con poderío,
olé Virginia,
y Michigan,
y viva Texas, que no está mal,
os recibimos
americanos con alegría,
olé mi mare,
olé mi suegra y
olé mi tía.»

«El plan Marshall nos llega
del extranjero pa nuestro avío,
y con tantos parneses
va a echar buen pelo
Villar del Río.
Traerán divisas pá quien toree
mejor corría,
y medias y camisas
pá las mositas más presumías.»