ActualidadOpinión

Acelera la comunicación que vienen “startups”

Compartir

El corrector de Microsoft Word me subraya “startup” y me sugiere lo cambie por “empresa emergente”. Y yo pienso que es un acierto, aunque seguramente a muchos les suene peor. ¿Defienden más las máquinas el castellano que nosotros mismos?

La primera vez que oí la palabra “startup” fue hace ya unos 12 años; la pronunció mi compañero Agustín y yo creí que me hablaba de impulsar un programa de tartas. Me imaginé muchos sabores hasta que me explicó en qué consistían las “startups” y todo su ecosistema. Pronto mis tartas – o las “startups” – invadieron mi universo digital, así que agradecí saber de qué se trataba el tema y haber trabajado en este sector siendo, además, pioneros en impulsarlo desde un Ayuntamiento.

En estos días el Gobierno de España – antes de remodelarse – ha dado luz verde a la “Ley de Startups”; llega tarde, pero afianza que las empresas emergentes están aquí para quedarse. Por eso ahora tendrán su propio paquete de ayudas empresariales; si, empresariales, por mucho que para algunos suene mejor si decimos que son para “startuperos”.

Reconozco que la comunicación en el mundo “startup” me enerva un poco, aunque estoy segura de que influye el hecho de ser una senior en plenitud. La patada constante a nuestro rico diccionario español me mata. Además, me parece que en ese lenguaje siempre tan arriba, tan “up, up, up”, se esconden las ganas de alejar a la “startup” de la empresa para quitarse esa “caspa” que tan injustamente algunos otorgan al empresario. Hay muchas empresas con base tecnológica; con escalabilidad; con flexibilidad y agilidad en sus estrategias; y que trabajan sin miedo al cambio, en constante transformación.

En la comunicación de la “startup” todo parece magnífico, fantástico, top, super, alucinante, formidable y guay. Al menos eso es lo que sale mayoritariamente en los titulares de los medios. Si la empresa habla de un discurso comercial, las empresas emergentes hacen un “pitch” o mejor, de un “elevator pitch”. Que la empresa habla de un cambio estratégico, ellas hablan de “pivotar”. El inversor de la empresa es un “angel investor” en la “startup”. Su consejo de administración es el “Cap Table”, algo así que suena como a los caballeros de la mesa redonda. Todo es rápido y, si pones una cuestión encima de la mesa para tenerla en cuenta, no estás en la onda.

Moderno suena un rato; además así no detectamos que la mayoría de los términos que utilizan están vinculados a la obtención de dinero. En la “startup” lo llaman “rondas” y así la palabra dinero no aparece. Muchos de los titulares que leemos en prensa nos cuentan las cantidades de dinero que “ha levantado” esta o aquella “startup”. No sabemos si están creando algún bien para la sociedad o si generan empleo; pero sí con qué cifran se levantan cada día. Sin embargo, me consta su esfuerzo por pasar de emergentes a solventes. A mi es eso lo que me interesa, pero creo que muchos asesores de empresas emergentes les impulsan a comunicar solo en torno al dinero que consiguen para así conseguir más.

Fomentar una comunicación del ecosistema de empresas emergentes protagonizada exclusivamente por las rondas económicas es un error que muchas ya están corrigiendo. Hay que mostrar el talento, la valentía, la capacidad de crear e innovar, el propósito… todo eso que muchas tienen, pero que no suele destacarse en los medios. Cuidado porque dinero no siempre llama a dinero. Y, si no, al tiempo.

Una comunicación acelerada nunca es buena acompañante en el viaje trepidante que emprende cada empresario que monta una empresa emergente. Conduzcan con cuidado y, al comunicar, piensen en el medio / largo plazo. Una reputación emerge tan rápido como desaparece, máxime en esta sociedad que sigue entendiendo que, si no triunfa es un fracaso. Y entonces sí, miramos al empresario responsable y ya no más al valiente “startupero”.

Tambab