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Pérez-Reverte y yo contra la RAE

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Hace un par de días leí esta noticia y me puse muy contento. Llevo años explicando cuando puedo y a quien puedo sobre mi enfado contra la Real Academia por la decisión que tomaron de quitar la tilde al adverbio de solo. La noticia que leí era ésta y la copio tal y como estaba escrita.
Manuel Vega

“El académico de la lengua Arturo Pérez-Reverte ha arremetido contra la propia Real Academia Española (RAE) en un tuit que hacía referencia al uso de la tilde en ‘solo’ como adverbio, calificando su uso como recomendado para añadir «eficacia y claridad». Añadiendo además que «una cosa es la teoría, y otra darle a la tecla cada día». 

El uso de dicha tilde desapareció en el año 2010 con la última revisión de las reglas ortográficas propuesta por la Real Academia Española, institución en la que Arturo Pérez-Reverte ocupa la letra T mayúscula. La regla, que distinguía el uso de solo como adjetivo y ‘sólo’ como adverbio, fue calificada como «un error», al igual que la que diferenciaba los pronombres demostrativos, eliminada en el mismo año.  

El escritor también ha utilizado las redes sociales para opinar sobre diversos temas referentes al uso de la lengua. El caso del lenguaje inclusivo no ha pasado desapercibido para el autor de Alatriste, resultado de «forzar el lenguaje hasta el ridículo».

Para explicar la primera parte, la tilde de solo, voy a poner un ejemplo y que, si se lee, no tiene suficiente no tiene fácil su comprensión: “Deme un café solo”.

¿Qué se está pidiendo? ¿Nada más que un café, sin tostada? ¿Un café sin leche y azúcar? Si no se hubiera “expulsado” la tilde lo entenderíamos perfectamente al leerlo. Si la llevara sabríamos que se refiere al primer supuesto y si no la llevara al segundo: la diferencia del adverbio y el adjetivo.

Y en la segunda queja de Pérez-Reverte estoy de acuerdo con su llamada de atención. La “ministra” Irene Montero dijo, en una especia de mitin, “todos, todas y todes”, alfo que tarde en comprender que se refería a varones, mujeres y homosexuales llegando al límite de lo políticamente correcto y lo risible.

Esto es lo que hay y aunque Arturo Pérez-Reverte no es uno de mis autores preferidos, en estos dos casos me voy a aprovechar de su popularidad para dar mayor amplitud a una queja contra la RAE que comparto absolutamente.