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Padre no hay más hay que uno 2”: lo importante es que hay cine

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La segunda parte de la exitosa y taquillera “Padre no más que uno” llega el día 29 a las pantallas, un hecho casi milagroso en estos inciertos tiempos, producto de la valentía de Santiago Segura. 
Por Jose Ignacio Vidal

La segunda parte de la exitosa y taquillera “Padre no más que uno” llega el día 29 a las pantallas, un hecho casi milagroso en estos inciertos tiempos, producto de la valentía de Santiago Segura. 

Ahora que casi hay que celebrar y rezar que no nos manden de vuelta a la Fase 1 -Dios no lo quiera-, se puede considerar como un hecho milagroso el que una película, española para más señas, llegue a estrenarse en pantalla grande. Un hecho que supone casi una acción divina, no solo para nosotros los cinéfilos. Porque convendrán conmigo que un personaje como Santiago Segura, alguien con casi tantos admiradores como detractores -me cuento entre los primeros- ha tenido su cuajo de lanzar -arriesgándose a estrellarse tras la primera y muy vista por el gran público primera parte- está “Padre no hay que más que uno 2” en el momento que nos está tocando vivir. Pero tenía que ser así y tenía que ser él, porque según él mismo ha declarado, “hay que volver a abrir camino, y si alguien no lo hace, no vendrán los demás detrás a hacerlo”. Un efecto llamada por así decirlo.

El cine es una de las actividades lúdicas que pueden crear más miedo de compartir -no en vano hablamos de sala cerrada con bastante gente-, pero yo creo que si va a ver gente que se va acercar a ver esta y otras películas que vengan detrás. Decíamos antes que tenía que ser el -Segura- quién abriese fuego. ¿Quién mejor que él?

Ya en 1998 rompió taquillas con “Torrente, el brazo tonto de la ley” -película española más taquillera hasta la llegada de “Ocho apellidos vascos”- que por cierto, esta última a un servidor le pareció siempre sobrevalorada e incluso aburrida por momentos. Segura parece el idóneo para lanzarse ahora a apostar de nuevo por el cine. Además, en cuanto a secuelas, siempre le fue bien, véanse si no las de “Torrente”. 

Pero vamos con la película en sí. No parece casualidad que en el momento que vivamos se apueste por la secuela de una película familiar, de humor blanco, que si, que quizá abuse de algunos tópicos, pero no deja de ser comedia pura y dura, ahora que parece más que nunca necesaria la risa, aunque sea por un par de horas. 

En “Padre no hay más que uno 2”, Javi (Santiago Segura) tiene totalmente controlada la situación con sus cinco hijos y con la ayuda de la asistente virtual “Conchy”, incluso adelantándose a ella en las tareas que tiene que realizar durante el día con los hijos. Sin embargo, Javi lleva unos días observando que su mujer Marisa (Toñi Acosta) se comporta de una forma extraña y que su asistenta Rosaura (Wendy Ramos) le comenta que seguramente se haya echado un amante. Intrigado, Javi le dice a su mujer que tienen que hablar y ella le afirma que si, que en efecto eta intranquila y que la causa es… (nada de spoilers).

El hecho es que la “causa” en sí trastoca los planes de organización que tenía Javi hasta ese momento y para remate de todo va a aparecer la suegra (Loles Leon) con el perro José Luis, un regalo para los niños. Hasta aquí, a grosso modo, el argumento. 

Algo que caracteriza las películas de Segura (confiesen hasta sus detractores, alguna han visto),además de sus historias y personajes disparatados, son los cameos que va introduciendo durante toda la obra. Esto sí se lo contamos, que seguro que se les olvida antes de ver la película: van desfilando Nuria Fergo, María del Monte, Cristina Pardo (te la podías haber perdonado Santiago), el Cejas, Lorenzo Caprile o el mismísimo y muy simpático Alberto Chicote. Y es que en este aspecto Segura siempre se ha comportado traviesamente, y los cameos son una forma de sorprender al espectador. 

En la cinta repite gran parte del elenco electoral de la primera entrega. Toni Acosta vuelve a ser su mujer y los cuñados Leo Harlem – se está convirtiendo en costumbre ver al cómico en el papel de actor- y una siempre certera Silva Abril. Los hijos siguen siendo los mismos y llegamos a la novedad de la película: el papel de suegra es para Loles León, garantía siempre en comedia -no así en drama…- en un papel que le sienta a la medida, algo en la línea del personaje de la serie “La que se avecina”. El rodaje abarca escenarios de Madrid, Toledo y Guadalajara y como anécdota reseñar que el montaje se hizo durante la pandemia, y sin revelar nada observen las escenas finales… ¿son anteriores o posteriores al confinamiento?

Entre los puntos fuertes de la película, señalar que no se corta a la hora de “americanizar” los personajes de los niños, evitando así caer en los tópicos patrios más rancios. Otra de sus bazas es la música, si, aunque sorprenda en una película de estas características, el maestro Roque Baños está especialmente inspirado.

Segura sabe lo que le gusta a su público y como presentarlo, por eso “La Mirada” no solo cree que la película funcionara, sino que además acercara al público a las salas, volviendo a una actividad de toda la vida que siempre hemos hecho sin miedo: sumergirnos en la fantasía a través de la pantalla grande. Gracias Segura por su arrojo. Y recuerden: lo importante es que el cine sigue vivo.