Cultura y entretenimiento

Natalie Wood, el rostro más bello. Supuesta violación y muerte misteriosa

29 de noviembre de 1981. El mundo amanece con la noticia del prematuro fallecimiento de Natalie Wood tras caerse de un yate. Sus fans lo lamentan y piensan que con ella muere una época. Otros piensan en la maldición que rodea a ‘Rebelde sin causa’ (las muertes de James Dean y Sal Mineo también se produjeron siendo aún muy jóvenes).

BettyGS

Las sombras de aquella muerte todavía oscurecen las luces de su carrera pero también han contribuido a agigantar su leyenda. 40 años después de aquel día, la actriz vuelve a ser noticia por la biografía que su hermana Lana ha publicada, titulada ‘Little Sister’. Entre sus páginas, una revelación que ha puesto los pelos como escarpias a todo el mundo: la adolescente Natalie habría sufrido una violación por parte de una megaestrella, Kirk Douglas.

Pero Natalie Wood fue mucho más que una de las escabrosas vidas que pueblan la historia más negra de Hollywood. Hija de emigrantes rusos, Natalia Nikolaevna Zakharenko nació marcada por la profecía que una vidente le hizo a su madre estando embarazada. “Su hija será una gran estrella, pero deberá tener mucho cuidado con las aguas oscuras”. Teniendo en cuenta la forma en la que murió, aquellas palabras resultan hoy escalofriantes.

No así sus inicios, ya que la pequeña Natalie fue un reclamo para todo el que se cruzó en su camino, asombrado ante su talento. Además, fue descubierta a la antigua usanza, cuando alguien la vio mientras paseaba con su madre por la calle y ambas se toparon con un rodaje. Así fue cómo surgió el contrato con la Fox que la llevó a rodar ‘De ilusión se vive’, aquella película navideña que reivindicaba la figura de Papá Noel y en la que ella interpretaba a la hija de Maureen O’Hara.

Un ascenso imparable

El mejor ejemplo de ello son los títulos que adornan sus inicios profesionales. Fue la frágil compañera de James Dean en ese icono generacional que significó ‘Rebelde sin causa’ o la sobrina de John Wayne raptada por los comanches en ‘Centauros del desierto’.

Se supone que por aquella época tuvo lugar su fatídico encuentro con Kirk Douglas y se produjo el episodio de abuso sexual del que tanto se ha hablado.

Años después de aquello, Wood se acabó convirtiendo en una estrella gracias, sobre todo, a dos películas que anunciaban el fin del Hollywood clásico. ‘West Side Story’ era el primer musical con pretensiones sociales, lejos del escapismo de las producciones de Arthur Freed. 

‘Esplendor en la hierba’, rodada el mismo año, fue la primera cinta que trataba en serio la represión sexual desde un punto de vista adolescente. Natalie, que ya había sido nominada a la mejor actriz de reparto por ‘Rebelde sin causa’, obtuvo otra como actriz principal por su melancólico personaje, cuyo desmedido amor por Warren Beatty la lleva a rozar la locura.

En aquel rodaje vivió un romance pasajero con el guaperas actor. Aquello no llegó a nada pero enriqueció el resultado final de la película. También ayudaron la imagen frágil y los expresivos ojos de la actriz, que por aquel entonces se encontraba en vías de divorciarse de Robert Wagner, con el que se había casado en el 57.

Según apuntaba una supuesta biografía, la actriz se despertó sobresaltada una noche en su mansión de Beverly Hills. Al bajar las escaleras, descubrió al que era su marido en brazos del mayordomo, David Cavendish. Aquel incidente provocaría el primer divorcio entre la pareja, que se reconcilió una década más tarde. El libro también incide en la bisexualidad de Wagner, que hoy tiene más de 90 años, como uno de los grandes motivos de las rencillas entre ellos.

Resulta curioso que ambos se reencontrasen años más tarde, tras un segundo matrimonio fallido de ella con Richard Gregson. En 1972, volvieron a descubrir que eran el uno para el otro y, como Richard Burton y Elizabeth Taylor, contrajeron matrimonio por segunda vez. El conflicto pasado se quedaba en el pasado y, como suele decirse, pelillos a la mar.

Un accidente muy cuestionado

El propio Wagner estaba presente la noche que aquella chiquilla de enormes ojos, convertida ya en una mujer de 43 años, perdió la vida. La pareja navegaba por un bello lago de Santa Catalina (California) junto a Christopher Walken y el capitán Dennis Davern. Era noche cerrada y la estrella de cine bajó del Splendour, nombre de la embarcación, para darse un chapuzón. Nunca más volvió a subir, ya que murió ahogada.

Al día siguiente se encontró su cadáver y los otros tripulantes no cabían en sí de asombro. La primera investigación determinó que se trataba de un accidente, ya que esa noche llovía, el agua estaba helada y Natalie había bebido demasiado como para soportar esas condiciones.

Cuatro décadas y un documental más tarde (además de alguna que otra reapertura del caso), el fallecimiento de Natalie sigue siendo un enigma, algo que no debería ensombrecer la calidad artística y la poesía de uno de los últimos rostros bellos del Hollywood clásico.