Cultura y entretenimiento

Muere Tina Turner, la “reina del rock”,  después de una larga enfermedad a los 83 años

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Tina Turner ha fallecido en paz hoy a la edad de 83 años tras una larga enfermedad en su casa de Küsnacht, cerca de Zúrich (Suiza). Con ella, el mundo pierde una leyenda de la música y un modelo a seguir”. Este ha sido el comunicado de su representante.
Manuel Vega

Se están yendo poco a poco muchos de esos personajes que hemos admirado y que lo seguiremos haciendo. Esta noticia no ha cogido por sorpresa. Ya se venía hablando de la salud de Tina Turner y la edad tampoco perdona. Es difícil encontrar en la historia del rock a una cantante tan influyente, popular y con una vida tan complicada.

La introducción de sus memorias, La felicidad nace de ti, que publicó en 2021, era suficientemente explícita: “La lista de obstáculos es larga: una infancia infeliz, el abandono, un matrimonio violento, una carrera estancada, la ruina económica, la muerte prematura de miembros de mi familia y múltiples enfermedades”.

Pero viendo su historia es necesario reconocer que esto que ella misma reconoce la ha fortalecido para crear un estilo propio que abrió camino para las cantantes negras del rock y para muchas estrellas blancas. Mick Jagger reconoció que había diseñado su manera de dominar a una audiencia viendo a Turner moverse en un escenario.

En los años sesenta, cuando empezó su carrera con Ike Turner, su presencia era volcánica, exuberante, una catarsis sexual poco corriente para aquellos años y menos en una cantante negra. Ahí empezó a forjar su estilo, heredado del góspel, del soul y del incipiente rock. Turner gozaba y sufría las interpretaciones a la vez que ocultaba la tragedia de un matrimonio repleto de abusos. La tortura física y psicológica a la que la sometía Ike Turner la llevó a un intento de suicidio.

A finales de los setenta, Tina consiguió el divorcio. Por una parte estaba aliviada, pero por otra debía empezar de nuevo, ya que Ike tenía bien atados los asuntos legales y le puso todas las trabas para que no pudiera relanzar su carrera. Pero ella no sólo lo consiguió si no que se adaptó a los tiempos y dominó como nadie el sonido de sintetizadores de los ochenta, pero aportando su torrente de voz, dolida y hambrienta, y unas actuaciones en vivo en las que parecía que el escenario iba a arder.

Cuando cumplió 60 años y con el lanzamiento de su disco Twenty Four Seven (1999), comenzó una retirada con intervenciones de baja intensidad durante los siguientes años. Hasta que en 2013 su presencia fue testimonial. Pasó muchos años de su vida en Suiza, donde ha muerto, y tuvo que ver cómo a su alrededor iban desapareciendo seres queridos. Lo más trágico fue la muerte de dos de sus hijos. Uno de ellos, Craig, el mayor, se suicidó ya maduro, a los 59 años en 2018 y el menor a causa de un cáncer de colon.

La inconfundible voz rasgada, el soul trascendental de sus letras, la pasión desaforada sobre el escenario, el frenesí y la melancolía de sus conciertos, el magnetismo sexual y el drama personal que arrastraba y escondía al mismo tiempo, es un símbolo de supervivencia y superación. Todo eso y mucho más era Tina Turner, ya una leyenda.