Mundo Animal

Las señales entre el juego brusco y la agresividad en gatos de interior

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El estudio que nos ocupa surge de la pregunta que se realizó la autora principal de la investigación, Noema Gajdoš-Kmecová, y propietaria de un gato: «¿Están jugando o peleando?, ¿qué está pasando en realidad?«, según The Guardian.
LMN

Existe poca evidencia científica sobre el comportamiento felino, en comparación con otras especies domésticas, así pues la doctora GajdošKmecová y su equipo, examinaron el comportamiento de un total de 210 gatos a través de vídeos alojados en YouTube, siendo este el primer estudio sobre etología felina centrado específicamente en las interacciones entre gatos de interior.

Para ello, analizaron las interacciones entre los gatos protagonistas y crearon seis categorías de comportamiento, que incluyen persecución, lucha, vocalización y posturas como agacharse. Además, los expertos en comportamiento animal y miembros del equipo investigador de la Universidad de Medicina Veterinaria y Farmacia de Kosice, Eslovaquia, definieron tres grupos según la interacción que mostraban los gatos entre sí: lúdica o de juego, agonística (señales de agresión) e intermedia cuando los gatos mostraban una mezcla entre el juego y la agresión.

Tras la evaluación, los investigadores descubrieron que hay ciertos patrones en las tres interacciones que pueden ayudar a tutores y cuidadores que conviven con más de un gato a identificar cuándo la situación va a desembocar en un conflicto y poder intervenir.

El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, recoge que los gatos que luchan sin emitir ningún tipo de vocalización, están jugando, pero si se incluyen pausas de inactividad prolongadas, vocalizaciones como maullidos o gruñidos y persecuciones, lo más probable es que se encuentren en medio de una pelea o uno de los dos gatos comience a mostrar señales agonísticas. 

En el comportamiento intermedio, escriben los autores, hay interactividad prolongada entre los gatos y muestran acciones asociadas al juego como son posicionarse boca arriba o saltar, combinadas con otras de carácter agonístico o agresivo como arquear la espalda, erizarse, mirar fijamente y realizar persecuciones.

Un 56,2%, que implican 118 gatos del total, fueron descritos en actitud de juego por los expertos del estudio, el 28,6% se asignaron a una interacción agonística y el 15,2% a un comportamiento intermedio.

Para GajdošKmecová lo que se puede extraer de este estudio y sus resultados es que el juego entre gatos puede ser mutuo, pero también desequilibrado y que uno de los gatos cambie, de forma dinámica, del juego a un comportamiento agonístico porque no quiera continuar.

Identificar todas estas señales y el tipo de interacción entre los felinos domésticos puede ser información muy valiosa para los cuidadores o tutores a la hora de reconocer el estado emocional de sus gatos y actuar, en caso necesario, si aprecian que las señales de uno o ambos va a desembocar en una agresión, y también para detectar signos de tensión en las primeras etapas de la convivencia entre dos o más gatos.

Además, concluyen en su estudio, si hay exceso de actitudes agonísticas o la interacción entre los gatos convivientes es muy ocasional y poco recíproca, puede influir negativamente en la relación a largo plazo con riesgos para su salud física y mental. La detección temprana de un posible problema de incompatibilidad ofrece la oportunidad de buscar ayuda a tiempo de un conductista felino y de manejar la relación antes de que empeore.