Cultura y entretenimiento

“Hijos de la bonanza”, de Rocío Acebal

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En abril dice la sabiduría popular que las aguas son a mil. Lo que a los madrileños nos molesta, a los del norte les embellece las tierras con un verde que enamora. Como en Asturias. 
Pedro Robledo

La página de este mes la vamos a dedicar al último poemario de la ovetense Rocío Acebal: Hijos de la bonanza (XXXV Premio de Poesía Hiperión) ¡Ojo! No hay que dejarse despistar. Lo que a priori puede parecer un libro de poesía es en realidad un breve manual político sobre técnicas de guerrilla y resistencia para los tiempos que nos ha tocado vivir.

Es este un libro que denuncia las falsas promesas, el futuro robado, el presente imposible de toda una generación de jóvenes graduados y bilingües.

“Conseguirás —dijeron— / mucho más que tus padres y sus padres: / estudia cuatro años y tendrás un trabajo, / trabaja y vivirás siempre tranquila; / trabaja y serás digna de un futuro. / Asentí, como todos —hijos de la bonanza—.”

Pero Rocío no se queda en la denuncia, y el poemario —perdón, el manual de guerrilla— describe también técnicas de supervivencia, ciudadanía y conformismo en épocas de vacas flacas:

“Y así uno aprende, al fin, a ser buen ciudadano: / a quejarse lo justo y cuando toca, / a aceptar los posibles como metas, / a ceder por el pan y por la patria.”

La política son historias y valores compartidos. Y este manual de guerrilla defiende y pone en valor a la juventud y a la mujer, a la vez que reivindica la tradición y la familia:

“Reconstruyo mi historia porque quiero / contársela algún día, explicarles: “cariño, esto es un pueblo”, / “de esta manera nacen las manzanas / y no en el mundo de los supermercados”, / “esto son las raíces: / no las dejes morir jamás, el árbol / se pudre si se pudren sus raíces”.”

Hijos de la bonanza tiene versos realmente inolvidables y hermosos, de los que te iluminan la noche o te alegran el día, y no puedes dejar de leerlos una y otra vez, como el final del poema La espera:

“Recuerda que te espero, como siempre, / pasada la frontera del recuerdo, / acostada a la sombra de tu horario, / a la izquierda del tiempo prometido.”

Toda revolución tiene sus héroes y sus caídos. Tenemos siempre que contemplar el peor escenario. Pero incluso si fracasamos, encontraremos una página para nosotros en Hijos de la bonanza. Si a pesar de haberlo intentado, hemos sucumbido y caemos derrotados, Rocío tiene una píldora de cianuro poético para que podamos ejercer La retirada con un mínimo de dignidad:

“Renuncio de por vida / a todo lo que nunca me entregasteis: / acepto ser la nota a pie de página, / la anécdota, el despiste. No me importa.”

La única ideología que se encuentra en estas páginas es la del desengaño juvenil. Y sí. Rocío llama a la revolución a todos aquellos a los que los medios y los datos del paro han llamado —desde hace demasiados años ya— “la generación perdida”.

Pero que nadie se asuste antes de tiempo. La de la ovetense es una revolución machadiana: Conseguir volver a dar un paso para tan solo permanecer en el camino.

Pedro Robledo

Instagram: @probledo