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Follow the leader

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Colapsados de invitaciones a charlas y webinars, esta mañana he contado hasta 10 líderes de equipos, de proyectos o de ambos, que quieren contarme algo. Reflexiono sobre ello y recuerdo cuando la consideración de liderazgo la ponían los demás, no uno mismo… a uno mismo. No es lo mismo liderar que ser líder. ¿No creen?

¿Se imaginan a Rafa Nadal diciendo “soy el líder del tenis mundial”? Estoy segura de que no; y, sin embargo, lo es. No ya solo por sus rotundos éxitos deportivos, sino por su forma de ser, por lo que llamamos comúnmente “su presencia” tanto en el entorno físico (cuando sale a la pista es un clamor lo que le acompaña) como en el digital (cada vez que se pronuncia, causa futor en las redes sociales).

Generalmente son los periodistas los que se refieren en la esfera pública a los líderes. Así Casado es el líder del PP y Sánchez es el líder del PSOE. La RAE define al líder como “la persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad”. También señalan al líder de un partido de fútbol o de baloncesto por los tantos o por la dirección y el impulso que han dado al equipo. Es la segunda acepción de la RAE “persona o entidad que va a la cabeza entre los de su clase”. Por eso una marca puede liderar un ranking o un alumno liderar las notas de la EVAU en España.

Están también los líderes de opinión; pero fíjense que no recuerdo a ninguno de ellos diciendo: “soy un líder de opinión”; todo lo contrario, suelen decir: “soy periodista”. Y es que la humildad, gran valor, forma parte seguro del líder elegido por los demás. Porque el que yo crea que un periodista es líder de opinión no significa que mi marido – sin ir más lejos – opine lo mismo que yo.  

En las empresas también reconocemos a las personas que consideramos nuestros líderes. Y, además, los segmentamos. Fulano es mi líder cuando tengo un problema técnico; y mengano lo es cuando tengo un problema relacional. Y es que el líder de cada uno es aquel que nos motiva, fundamentalmente con su ejemplo; es el que nos tranquiliza solo con su presencia; es el que empatiza con nuestros problemas y nos ayuda a llegar a la solución; es el que entra en la oficina y nos gusta saberle ahí; es el que es capaz de escuchar una buena idea y hacerla realidad sin quedarse méritos, al revés, alegre de dárselo al autor de su equipo. Sobre todo, el líder es el que, cuando hay una decisión que tomar o un problema grave, habla y actua con sabiduría y reflexión; gestiona la crisis dirigiendo pegado al equipo y al terreno; es al que no le falla el juicio justo cuando hay que liderar la toma de decisiones.

Eso pensaba yo hasta que he leído “soy el líder de innovación”; “soy el líder del equipo de ventas”; “soy líder del proyecto”. Seguramente confunden ser líderes con liderar. De corazón que no quisiera ganarme la enemistad de nadie sino ayudar a corregir el perfil o el CV de más de uno. A los que nos fijamos en las palabras, auto otorgarse el título de líder es cuanto menos pretencioso. Y eso, seguro, no lo es un verdadero líder.  

Tambab