Feliz Navidad y Año 2022
Mientras andamos algo desquiciados en tratar de entender que es eso de la variante Ómicron y porque nos contagia, o cuales son las causas de que no consigamos superar este mal trago de la pandemia después de vacunarnos una inmensa gran mayoría, nos adentramos en una de las temporadas más especiales del año.
El mes de diciembre suele ser sinónimo de alegría y recuerdo. Las emociones afloran en todos nosotros porque nos acordamos de nuestros seres queridos que ya no están y, además, si nada se tuerce, vamos a poder reunirnos, en menor o mayor medida, con nuestros familiares y amigos.
La navidad en este sentido se parece, solo en esto, al verano y es muy común que nos acordemos de aquellos momentos y lugares donde, generalmente un poco más jóvenes, celebrábamos la Navidad o la despedida del año. Pasar estas fiestas con nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros hijos, hermanos o cualquier familiar es una tradición de la que nos sentimos orgullosos, no ya por tenerla, sino porque es una costumbre que debemos tratar de preservar de cara al futuro.
En mi caso, y como ya he contado otras veces, tuve la suerte inmensa de poder celebrar la Navidad en casa de mis abuelos paternos. Bajo la organización de mi abuela, Asunción Muñoz-Seca, una persona maravillosa a la que echo de menos todos los días desde hace ya casi 20 años, nos reuníamos cerca de 40 personas para festejar los días señalados de las fiestas. En estas fechas también me acuerdo mucho de mi abuelo, o de mi padre, al que siempre echo y echaré en falta.
Les cuento esto, porque, aunque parezca un poco de otro siglo y más allá de la pandemia y sus nefastas consecuencias, no debemos dejar que el espíritu de la navidad caiga en el olvido. Vamos a tener unas navidades menos extrañas que hace un año y aunque tenemos que seguir cumpliendo las restricciones que nos vayan mandando, es nuestra obligación luchar porque no decaigan los valores y principios de la época del curso más importante para los cristianos y católicos, y donde, no todo es comprar y regalar.
Olvidándonos de esa añoranza que transmite la Navidad, estas fechas son un periodo de alegría y de esperanza, en el que los buenos augurios y propósitos se juntan en una misma dirección, que no es otra que conseguir que el año 2022, al menos, sea el que de una santa vez consigamos espantar al coronavirus.
Lo que es seguro es que otro año más, hemos empezado a recibir en nuestros teléfonos móviles centenares de mensajes donde personas queridas y no tan queridas, nos felicitan la Navidad y nos desean un próspero año nuevo. Antes de que esto ocurra les deseamos a todos en nombre de La Mirada una Feliz Navidad y que en el año que empieza se cumplan todos los deseos que ustedes se propongan.
Juan Ussía/Director La Mirada Norte