Diseñados para correr
Estoy harto de escuchar continuamente que correr es malo para las rodillas, para la espalda o para todas las articulaciones en general. Aquí y ahora, en la sociedad actual, lo que es malo de verdad es el sedentarismo: pasarse 14 horas delante del ordenador. ¡Eso sí que es malo! Correr no solo es bueno, sino que es maravilloso. Estamos DISEÑADOS para correr.
Presentamos unos tendones de aquiles que son unos auténticos muelles. Nuestra masa glútea, mucho más voluminosa que la de los primates, es un auténtico motor de cuatro tiempos. El aparato vestivular, encargado del equilibrio, nos mantiene erguidos y con el rumbo adecuado. Y nuestro sistema de refrigeración es capaz de mantenernos con la temperatura óptima durante muchos kilómetros.
Antiguamente, correr no solo nos permitía cazar, sino que evitaba que nos cazaran. Nos permitía desplazarnos hacia zonas menos frías. Nos permitía llegar antes que las hienas a los restos de algún animal muerto. Y todo esto lo hacíamos descalzos. ¡Y sin entrenar! Simplemente había que hacerlo a diario para sobrevivir.
Y al contrario, nuestros genes no están preparados para tener el glúteo débil ni la barriga gorda. Ni los pies atrofiados y el corazón “taquicárdico” tras subir 10 escalones de nada. La consecuencia de esto es la pérdida de una buena salud: dolor, fatiga, mala postura, menos preparación ante la adversidad, etc.
Fijaos en los niños en el patio del colegio, en el parque… No paran de correr y nadie les dice que no deban hacerlo. No se lesionan. Las rodillas no les duelen. Ni los cartílagos, ni los discos intervertebrales se desintegran como algunos creen. Simplemente están creados para el movimiento. El problema es que al crecer nos olvidamos de nuestros genes. Nos volvemos “estáticos”.
Y llegamos al punto clave. Cuando alguien dice que cada vez que corre le duele algo. ¡Pues claro que puede ser! Esa capacidad innata de correr se ha deteriorado por abandono. Simplemente lo dejaste de hacer: el bachillerato, la carrera, un trabajo muy absorbente o simplemente muchas horas de consola. Hace tiempo traté a un señor mayor que no subía al trastero porque le dolían las caderas. No hice otra cosa que ponerle a subir escaleras todos los días que nos veíamos. En dos semanas subía y bajaba del trastero sin problemas. ¡Lo que no usas se oxida!
Como ya comenté en el último artículo, aprender a moverse es lo primero. Así que habrá que ponerse a examinar tu patrón respiratorio, tu estática, tu musculatura y tu biomecánica de carrera. Pero tu cuerpo está diseñado para correr. Algo está trabajando mal y tiene solución. Tu fisioterapeuta especializado o entrenador te pueden ayudar mucho. Los puntos claves:
– Los pies: estructuras perfectas para la absorción e impulsión. ¡Actívalos!
– El glúteo mayor es el principal impulsor. ¡Desarróllalo!
– El glúteo medio y tensor de la fascia lata estabilizan rodilla lateralmente. ¡Estimúlalos!
– Los erectores de columna y el transverso deben estar bien entrenados. ¡Aprende a usarlos!
– Técnica de carrera adecuada. ¡Búscate un buen técnico!
Así que ya sabes. Si quieres correr ponte a ello. ¡Trabájalo! Si te duele algo no busques solo el masaje como solución. Probablemente haya un problema biomecánico que habrá que corregir. Déjate ayudar. Arréglalo y disfruta. Sé humano. ¡Corre!
Jesús Serrano
Clínica Fisioterapia La Moraleja
www.fisioterapialamoraleja.com
@jesus.serrano.fisio