Crónica legal: La medianía que transformó un refugio en una prisión
Esteban y María son una pareja feliz de jubilados. Originarios de la provincia de Barcelona, se habían casado muy jóvenes y se asentaron en una capital cercana. Allí prosperaron con su trabajo, adquirieron una vivienda, y con los años, constituyeron una familia con tres hijos y cuatro nietos.
Cuando se jubilaron, pasaban temporadas fuera de la capital, para ir a una finca de su propiedad, situada en la falda de la montaña, a las afueras de su pueblo, desde la que se divisaban unas preciosas vistas. La finca estaba separada de la parcela vecina por un muro medianero de piedra, de metro y medio de altura, que preservaba la intimidad sin afectar a las vistas panorámicas. Con la anterior propietaria del predio contiguo, siempre llevaron una buena amistad y para cualquier modificación de muro medianero en altura , etc, nunca tuvieron dificultad a un acuerdo, cumpliendo con la normativa urbanista de la localidad.
Así pasaron varios años, en los que toda la familia disfrutó plenamente de su segunda vivienda. Un día de verano, les llegaron noticias de que la dueña de la parcela contigua había fallecido, y la finca pasó a ser de un nuevo propietario, que realizó obras de reforma.
En principio no le dio mayor importancia. Solamente pensó: ojalá que sea un buen vecinos, pero cuando María y Esteban fueron a pasar la temporada de verano en su pequeña finca, al entrar en su casa, en donde había una medianería de metro y medio, se encontraron un muro de más cinco metros de altura, por lo que el jardín con vistas al valle se había transformado en una especie de patio de penitenciaría.
Esteban y María no consiguieron hablar con el nuevo vecino para que restituyera el muro a su estado original, pero sí con uno de los familiares, que no se avino a razones, por este motivo, acudieron a nuestro despacho en busca de solución.
La primera impresión fue parecida a la que sentí cuando visité el Muro de Berlín por primera vez, siendo este muro más alto e igualmente con espino en la parte superior. El muro, además, no cumplía con las regulaciones urbanísticas locales, lo que ha llevado a la pareja a buscar soluciones.
El caso finalizó con un acuerdo amistoso cumpliendo las ordenanzas municipales y tanto Esteban y María, volvieron a tener las vistas al valle.
Para resolver esta situación recomiendo:
Antes de emprender cualquier acción legal es recomendable intentar resolver el conflicto de manera amistosa. La pareja puede hablar directamente con sus vecino, explicando cómo el muro afecta su calidad de vida y proponiendo una solución que beneficie a ambas partes. A veces, una conversación honesta puede evitar largos y costosos procesos legales.
Si la vía amistosa no da resultados, el siguiente paso es acudir al departamento de urbanismo del ayuntamiento. Aquí, la pareja puede presentar una queja formal sobre la construcción del muro, argumentando que no cumple con las normativas vigentes. El departamento de urbanismo tiene la autoridad para inspeccionar la construcción y, si se encuentra en violación de las regulaciones tomará las medidas oportunas.
En último se tiene la vía judicial.
Para estos casos las funciones del Abogado son:
Asesorar a la pareja sobre sus derechos y las mejores estrategias a seguir.
Revisar la normativa local para identificar las violaciones específicas del muro.
Redactar y presentar las quejas formales ante el ayuntamiento.
Representar a los perjudicados en este caso del muro medianero en cualquier procedimiento legal que pueda surgir.
Conclusión: Aunque la vía amistosa es siempre la mejor opción, contar con el apoyo de un abogado y acudir a las autoridades en materia de urbanismo.
Un muro medianero: es la pared que separa dos predios o inmuebles contiguos y está regulado, en parte, en el Código Civil.
Juan Pedro Matilla/ Abogado