Deporte y vida sana

Alcaraz gana el Open de Madrid con más dificultades de las previstas y ya es “hijo adoptivo” de nuestra capital

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Los madrileños le han adoptado después de repetir su triunfo del año pasado y él mismo lo reconoce así y comenta que es el lugar donde se encuentra más a gusto. Pero se ha tenido que emplear a fondo con medio partido malo, con muchos errores, y un final al ritmo que consiguió, por fin, imponer.
Manuel Vega

No ha sido fácil derrotar al alemán Jan-Lennard Struff , calificado por todos el “tapado”. Vendió muy cara su piel, tanto, que obligó al murciano a olvidar su tenis más alegre para centrarse en buscar soluciones efectivas en un tenis algo más sobrio. Le costó casi dos horas y media encontrar una microfisura en el impecable juego del alemán, impulsado por una grada que no le dejó caer en los momentos más duros, para volver a hacer historia en la capital de España.

Para entender estas afirmaciones que hacemos sobre la sorpresa que ha sido Struff en el torneo es necesario recordar que ha vivido en un mismo torneo dos experiencias totalmente opuestas: fue eliminado en la fase previa, pero también es finalista de Masters 1.000 por primera vez en su carrera. Las bajas de última hora y el azar hicieron que Struff accediese al cuadro final del Mutua Madrid Open como reserva.

Superó en semifinales a Aslan Karatsev, quien, casualidades de la vida, fue su verdugo en la fase previa. Jan-Lennard, a sus 33 años, vive una segunda juventud. En 2022, una lesión en el pie derecho le hizo salir del top-100 mundial (cayó al 150) por primera vez desde 2016. Pero la presente temporada está siendo la mejor de su dilatada carrera, en la que todavía no aparece ningún título. Alcanzó los cuartos de final en Montecarlo, y ahora la final de Madrid catapultará al germano al 28º puesto del ranking ATP.

Fue, como digo, un partido infernal para el murciano ante un hombre con menos caché del que merece por el tenis que ha desarrollado en esta final. El camino recorrido por Struff -ocho partidos contando los dos duelos que disputó en ronda previa, sin la final, el noveno- no sirvió al alemán para presentarse ante la pista Manolo Santana como serio candidato al título. Estoy seguro que nadie, quitando a sus compatriotas, daba un duro por él.

Pero todos temblaron cuando fue capaz de ganar el segundo set y, además, de la manera en cómo lo ganó. Struff puede enseñar a los próximos rivales de Carlos que se le puede poner en aprietos jugando muy duro y restando fuerte sin miedo. Jugando, en definitiva, más como en una pista de hierba que como en una de tierra.

Y en el tercer y definitivo set, Alcaraz se tranquilizó y comenzó a conseguir que su mente decidiera con acierto cómo debía jugar al alemán, algo que todavía no había hecho en los dos primeros set. Se dio cuenta que la flaqueza de su rival eran las bolas bajas, dada su altura, en sus buenos acercamientos a la red. El juego a los pies y un tenis más lento fue la respuesta.  

Ante el cambio en el juego del murciano y viendo que el set se iba decantando de su lado, con más facilidad de la que se esperaba, la grada suspiró de alivio dejando ya atrás esos nervios que apenas se han palpado en los partidos de Alcaraz en todo el torneo.

«Hoy he disfrutado a ratos, en otros he sufrido, pero esto es lo que hay que vivir», confesó el murciano a pie de pista segundos después de confirmar su victoria. Un triunfo trabajado para aumentar su imbatibilidad en España, 21 partidos han pasado ya desde el que perdió en 2021 (con 18 años) ante Nadal en la pista central de Madrid, y para confirmar su candidatura, pase lo que pase en Roma, en Roland Garros y con que juegue sólo un partido en Roma, conseguirá los puntos suficientes para recuperar el nº1 del ranking.