Cultura y entretenimiento

5 novelas negras que no te puedes perder si eres fanático del género

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Clásicos, ‘thrillers’, misterios familiares y alguna sorpresa en las fronteras del género. Historias para todos los gustos.En esta ocasión, vamos con algunas apuestas de este género tan amplio que tanto nos gusta.
LMN

Eclipse, Jo Nesbo 

(Reservoir Books, traducción de Lotte Katrine Tollefsen). Cuatro años llevamos esperando los fans de Harry Hole a que llegara esta entrega, decimotercera de una serie histórica que inevitablemente se está acercando al final. “Negligencias graves. Intoxicación estando de servicio, sin duda alcohólico. Varios casos de violencia. Drogas. Es culpable, aunque no fue condenado, de la muerte de al menos un colega. En resumen, es probable que lleve más delitos sobre su conciencia que la mayoría de los delincuentes que ha detenido.

Además, parece ser que es una pesadilla colaborar con él”. Así lo resume un policía noruego cuando se le pregunta por qué no recurren al bueno de Harry para cazar a un asesino en serie cuando saben que es el mejor. Un millonario es el principal sospechoso de las muertes de dos mujeres con las que tuvo relaciones y anda más rápido que la policía: contrata a Harry (que estaba en Los Ángeles matándose con el alcohol y olvidando los desastres pasados) y da inicio a una carrera loca por saber la verdad. Hay momentos que camina muy por el filo, sobre todo cierta parte de la trama que lo explica todo con un barniz científico complicado de digerir, pero la espera ha merecido la pena.

Casas de cristal, Louise Penny 

(Salamandra, traducción de Patricia Antón de Vez). En la decimotercera entrega de la serie del inspector Gamache encontramos las mismas virtudes que en las anteriores: personajes complejos y entrañables para los habituales, tramas construidas a la perfección y un sitio que es como un hogar: el pueblo de Three Pines. El inicio es de una inteligencia narrativa tremenda y en pocas páginas sabemos lo suficiente de Gamache y de los suyos como para disfrutarla sin haber leído ninguna otra.

Ahora bien, es complicado que después de leerla el aficionado no se vuelva a por otras de la serie (en Salamandra editaron desde la quinta, en total son 18 hasta el momento). El mecanismo de la narración de un juicio permite a la autora moverse entre ese presente y el pasado con un respeto impecable por la inteligencia del lector. Garnache se la va a jugar como nunca porque no le queda otra. La adaptación televisiva se estrena el 24 de abril, así que no es mal momento para ponerse al día.

Tres asesinos, Kotaro Isaka 

(Destino, traducción de Julio Hermoso). Secuela autoconclusiva de la divertidísima y entretenida Tren bala, que vuelve a contar con los ingredientes característicos de un autor que, por premios y ventas, puede ser considerado sin exagerar como el rey de la novela negra japonesa de hoy.

A saber: acción en cada página sin que por ello se resienta el estudio de personajes, un ritmo tremendo y humor, eso tan difícil. Para que se hagan a la idea: un profesor de matemáticas que busca venganza por la muerte de su mujer, se cruza por el camino con El empujón (al que ya habíamos visto en Tren bala) La Ballena y La Cigarra, tres asesinos profesionales. El resto, es mejor que lo disfruten sin preámbulos. Ah, y no se dejen despistar por los nombres, cometerían un grave error.

El hombre que mató a Antía Morgade,

Arantza Portabales (Lumen). En las novelas de Portabales, de las que hemos hablado aquí desde Belleza roja, hay personajes bien construidos a través de diálogos que marcan un estilo muy dinámico. Con esta tercera novela de la pareja de policías Abad y Barroso se consolida como uno de los valores del género en español. Una cena de amigos que se reencuentran tras 23 años (y después de que se separaran tras el suicidio de una de ellas) es el punto de partida de una novela que no da descanso al lector. Está ambientada en un Santiago que casi no vemos porque lo que quiere la autora es que veamos a la gente que vive en la ciudad. Es perfecta para pasar una tarde leyendo sin parar.

El ritmo de Harlem, Colson Whitehead 

(Literatura Random House, traducción de Luis Murillo). Esta es una pequeña delicia, una novela con criminales pero no exactamente negra, un retrato lleno de matices y personajes memorables, sobre todo ese Carney (hijo de delincuente que trata, con trabajo y artimañas, de subir al siguiente escalafón social) que nos acompaña por las calles del Harlem de los sesenta. Él tiene una tienda de muebles pero sabe que, si quiere progresar, cumplir con las expectativas de sus suegros y dar a su familia lo que creen que merecen, hay un camino alternativo por el que deslizarse. Y es a través de ese camino a la perdición como el lector observa un fresco social magnífico y disfruta de una novela que engancha y conmueve a partes iguales. Pura literatura.