Cultura y entretenimiento

Un año y tres meses, de Luis García Montero

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Igual que la alquimia decía poder transformar el metal en oro, la poesía puede convertir el dolor en algo hermoso, incluso en amor. Ha llegado septiembre, se ha acabado el verano, y con la esperanza de otoño nos encontramos a Luis García Montero.
Pedro Robledo

“Un año y tres meses”, recién publicado en Tusquets, es una flecha directa al corazón del lector. Un disparo a quemarropa. Es imposible adentrarse en sus páginas sin empatizar con el poeta, sin escapar de esos malditos benditos quince meses. En cierta manera, es un aviso a navegantes. La vida es esto. No los anuncios de la tele.

Vivir la situación más jodida de todas, y a la vez estar agradecido por poder estar ahí. Este oxímoron es el que late en las páginas de García Montero. Veinticinco poemas que dibujan la esperanza, no del final feliz de Hollywood, sino de poder estar a la altura hasta el final. Y que al final el amor sobreviva a la muerte y al daño que deja.

“El juicio final para nosotros / es saber si es peor / la suerte del que muere o del que permanece / aquí sin más sentido que la nada. / Uno de los dos muertos debe seguir de pie.” Así de cruda enseña el poeta su realidad. Realidad que mantiene en un plano muy mundano, lleno de detalles cotidianos, de lugares comunes, donde el lector puede verse perfectamente reflejado.

El escritor Luis García Montero presenta el libro «Un año y tres meses» el pasado 15 de septiembre. Foto de Ricardo Rubio (Europa Press)

En esos veinticinco poemas hay rabia, desahogo, miedo, dolor, pero también amabilidad, comprensión, nostalgia, y mucho amor. Las últimas conversaciones, los últimos cuidados, los últimos silencios compartidos… y el día después. La separación. El recuerdo. La constante presencia de la ausencia. La nevera vacía. Las inútiles palabras de apoyo. Los compromisos. El “… empezar de nuevo / una vida distinta / con el amor de siempre”.

Se agradece mucho que Luis García Montero haya dado este paso tan valiente de mostrar la intimidad de la despedida. Se agradece más que lo haya hecho de forma honesta. Abrirse en canal pero con humildad y elegancia.

En un mundo donde el mercado se ha metido hasta en el patio trasero de nuestras vidas, este “Un año y tres meses” es también un manual para la vida. Una reivindicación de la dignidad que otorga el cuidado de los seres queridos, de aceptar la vida tal y como es, y de aprender a dar el valor a las cosas y a los momentos que realmente importan.

Escribe el poeta “Lo que acerca la espuma se va con la resaca”. Ley de vida. Algo hay de carpe diem entre sus poemas. Se huele también el “Amor constante más allá de la muerte” de Quevedo. Porque siempre es la misma historia, aunque siempre sea una historia distinta, y siempre tengamos la tentación de pensar que la nuestra es única o más importante. Hay que ser humilde para no caer en esa trampa, como demuestra el poeta.

La decadencia es el destino. Tenemos la obligación de esforzarnos. De dominar el arte de hacer “completamente viernes” una vida entera, antes de que llegue inesperadamente la tarde de domingo de “Un año y tres meses”.

www.pedrodobledo.com