Tiempo de penitencia
En 1996 mi abuela paterna, Asunción Muñoz-Seca, un ser maravilloso lleno de luz, organizó una fiesta en su casa para celebrar que José María Aznar había ganado a Felipe González. Como se lo cuento. Puertas abiertas y jarana para celebrar algo histórico. Pero no solo eso, ya que su alegría era tal, que, con sus 86 años, magníficamente llevados, por cierto, se subió al coche de una de mis tías para ir a disfrutar, como una juvenil, de la victoria por las calles de Madrid y cerca de la calle Génova. Eran otros tiempos.
Es probable que aquella sensación de alegría y ganas de salir a la calle no se repita nunca más. La espontaneidad con la que la gente quiso celebrar la victoria de alguien, en este caso el PP, contra Felipe y su cohorte, invencible hasta ese momento, es difícil de repetir. Les cuento esto porque, a pesar de los pesares, Isabel Diaz Ayuso tiene algo de aquella época. Trasciende las siglas y ella misma es una marca propia. Parecida a aquel Aznar y su gran hazaña, al igual que aquel joven Inspector de Finanzas del Estado que cautivó a los españoles, ha sido enfrentarse a las políticas de Pedro Sánchez, incomparable con Felipe, pero con un ego desmedido, y defender a los madrileños. Nada más y nada menos.
Para más inri, y como ingrediente extra de un plato ya bien condimentado, Pablo Iglesias ha polarizado aún más estas elecciones madrileñas, donde sus ciudadanos, es decir, nosotros, deberemos decidir cuál es el modelo de vida que preferimos. Yo lo tengo claro. No tanto, mi voto, pero, desde luego, soy partidario de una sociedad libre. Ahí lo dejo. Y, les voy a sincero. Si mi abuela estuviera aquí con nosotros, estoy casi seguro de que se habría cambiado de partido político. Al que nunca habría votado es a Ciudadanos, no lo entendería.
Cambiando de tercio, en este mes de marzo se cumple el primer aniversario del Decreto de Estado de Alarma y del primer confinamiento domiciliario de nuestra vida. Ninguno olvidaremos jamás lo que estamos pasando. Nadie pensaba que un año después seguiríamos igual, pero no nos queda otra que aguantar
Además, en este concurrido mes, previo a la Semana Santa y por tanto, de penitencia, se cumple un año del primer número de La Mirada Norte, revista y medio de comunicación con el que tratamos de informaros de la mejor manera posible. Salir en pandemia no ha sido, ni es nada fácil y las celebraciones llegarán en otro momento. Desde este editorial, simplemente me gustaría agradecer a todos los anunciantes que confían en nosotros, a nuestros colaboradores y a vosotros los lectores, la confianza que habéis depositado en La Mirada. Gracias de corazón.
Editorial de Juan Ussía