Cultura y entretenimiento

The Beatles: 60 años de su primer LP ‘Please Please Me’ con el que comenzó una locura que todavía dura

El primer álbum de los “chicos de Liverpool”, publicado en marzo de 1963, puso patas para arriba la música popular de la época y encendió en el mundo la chispa de un movimiento musical-cultural. Ya nada sería igual.  
Manuel Vega

Son ya muchos años, es verdad, pero los que escuchan cualquiera de las canciones de The Beatles no se pueden mostrar indiferentes. Igual que a partir de los 60 los amantes de la música entonces se preguntaban: ¿eres de los Beatles o de los Rolling?

Eran los dos grupos más importantes, para muchos únicos, de la música que iba a marcar toda una época. Para los Beatles todo comenzó con discos “singles” que empezaron a recorrer el mundo gracias a los jóvenes que viajaban a Gran Bretaña y todos traían en su maleta “Twist and shout” p “Love me do”, por ejemplo.

Pero todo se precipitó y consagró al grupo con su primer LP, con 14 temas grabados casi de cualquier manera, uno detrás de otro, en un solo día que dejó casi afónico a John Lenon.

El resultado fue Please Please Me, el LP más fresco y visceral que había salido de Europa hasta ese momento y que significó un cambio de paradigma en la industria musical. A partir de aquí, el mercado discográfico fue impulsado por la juventud y así se mantiene hasta hoy, sesenta años después.

Brian Epstein, su manager,  movió cielo y tierra para conseguir un contrato discográfico para el grupo. Logró una audición con el sello Decca, cuyo gerente de talentos, Dick Rowe, los rechazó con el argumento de que los grupos de guitarras estaban “en retirada”.

Para corregir su gran error, fichó al otro grupo emergente, The Rolling Stones, pero solo después de que la banda de Liverpool demostrara no ya que las guitarras aún seguían vigentes, sino que se habían convertido en el instrumento principal del pop. Con ellos, la clásica formación de guitarras, bajo y batería marcaron el estándar de una nueva ola que dominaría la música popular hasta los primeros años del siglo XXI.

Pero volvamos a ese primer LP que se mantuvo 30 semanas en el nº1 de las listas de éxitos.

George Martin sugirió grabar un álbum completo. El long play era un soporte reservado para la música clásica, el jazz, las bandas sonoras y artistas muy masivos. Al ser más caro que un disco de 7 pulgadas, se destinaba a los consumidores de mayor poder adquisitivo y, en el caso de los cantantes populares, los sellos se animaban a editar a aquellos que sabían que tenían un público dispuesto a pagar más por su música. Que un grupo tan nuevo sacara un LP era un riesgo, pero el productor creía que había que aprovechar la oportunidad.

Su idea inicial era registrar un show en The Cavern de Liverpool, pero el local no tenía la acústica necesaria para hacer una grabación de calidad. Por eso Martin decidió recrear el sonido del grupo en vivo dentro del estudio. El 11 de febrero de 1963 los reunió en Abbey Road para una meteórica sesión de casi diez horas donde registraron diez canciones que, sumadas las cuatro que ya habían lanzado, completarían su álbum debut, que llevaría el título de su principal hit.

Empezaron a las 10 de la mañana con “There’s a Place”, una composición en la que John intentó emular el estilo del sello Motown. Luego siguieron con “I Saw Her Standing There”, que el mismo Paul calificó como el mejor trabajo de su carrera y que el tiempo convirtió en un estándar de rock and roll. Sus guitarras anunciaban que la revolución ya había comenzado y que era imposible volver atrás.

Uno de los rasgos distintivos de The Beatles era la variedad de su repertorio. Mientras que la mayoría de sus contemporáneos habían puesto el foco en el blues y el rock, ellos también tocaban rhythm and blues, music hall, éxitos del momento y números de musicales de Broadway.

Tras el almuerzo, grabaron su primera versión, “A Taste of Honey” de Bobby Scott y Rick Marlow, proveniente de la obra de teatro y la película del mismo nombre. Es un clásico ejemplo de lo que Lennon luego llamó “la música de abuela de Paul”, pero que también le permitió al cuarteto llegar a un público adulto.

“Do You Want to Know a Secret” era el número de George Harrison. Inspirada en la canción “I’m Wishing” de Blancanieves y los Siete Enanitos que su madre le cantaba de niño, John creyó que le iría bien a su compañero porque “solo tenía tres notas y no era el mejor cantante del mundo”, tal como le dijo en 1980 a David Sheff en su famosa entrevista para la revista Playboy.

Tras grabar algunas superposiciones para el material que habían hecho más temprano –como palmas para “I Saw Her Standing There” o la voz duplicada de Paul en “A Taste of Honey”–, llegó el turno de “Misery”, originalmente una obra de Lennon pensada para la cantante Helen Shapiro, con quien habían compartido una gira y que por culpa de su manager nunca llegó a interpretar. Con esta canción, la dupla logró imponer ocho canciones de su autoría en su primer LP, un hito sin precedentes para un artista pop.

Eran las siete y media de la tarde y todavía faltaban cinco temas por grabar. Intentaron hacer otra de las suyas, “Hold Me Tight”, pero insatisfechos con el resultado y habiendo perdido demasiado tiempo la dejaron a un lado para retomarla meses más tarde durante las sesiones de su siguiente álbum, With The Beatles. Habían destinado muchas horas a sus composiciones, por lo que optaron por tocar algunas versiones que eran parte de su espectáculo y que podían hacer rápidamente en pocas tomas.

Primero arremetieron con su propia lectura de “Anna (Go To Him)” del cantante y compositor de R&B Arthur Alexander, muy respetado en Inglaterra. Le siguió “Boys”, del grupo femenino americano The Shirelles, que era cantada por Ringo. No se le dedicó más que una toma, aunque merecía un poco más de trabajo, ya que al cantar y tocar al mismo tiempo el baterista perdió el tempo sobre el final. En vivo, era el momento en el que todas las miradas se fijaban sobre él, que era ovacionado por el público.

A continuación, grabaron “Chains”, una composición de Gerry Goffin y Carole King popularizada por The Cookies, un grupo formado por las coristas de Little Eva, tan solo tres meses antes de que The Beatles decidieran incluirla en su álbum debut. Se trataba de un éxito moderado actual que, pensaron, le daría frescura, además de permitirle a George ser la voz principal por segunda vez.

La siguiente canción fue otra de The Shirelles, la balada “Baby It’s You”, compuesta por Burt Bacharach, Mack David y Barney Williams. Con esta selección, The Beatles dejaron al descubierto no solo sus variadas influencias, sino su capacidad para apropiarse de ellas.

“Twist And Shout” quedó para el final. Era uno de los números centrales, pero requería de un gran esfuerzo vocal por parte de John, que estaba engripado y afónico y mantuvo su voz durante toda la sesión a base de leche y caramelos para la garganta, pero los cuatro lo dieron todo.

“La última canción casi me mata. Mi voz no fue la misma por bastante tiempo. Cada vez que tragaba, sentía como si fuera papel de lija. Siempre me sentí amargamente avergonzado por ella porque podía cantarla mucho mejor, pero ahora ya no me molesta. Lo que se escucha es a un chico en estado de frenesí haciéndolo lo mejor que puede”, confesó Lennon.

Hecho con un presupuesto mínimo, Martin no pudo corregir algunas imperfecciones, pero en una sesión posterior añadió un piano en “Misery” y una celesta en “Baby It’s You” tocados por él mismo. El carácter low cost del disco está presente en la portada, que consta de una foto de la banda posando en la escalera de las oficinas de EMI realizada por Angus McBean, un fotógrafo que trabajaba habitualmente con la disquera.

Tras su salida el 22 de marzo de 1963, Please Please Me trepó rápidamente en los rankings y llegó al primer puesto en mayo y se mantuvo allí, como hemos dicho, treinta semanas hasta que fue desplazado por el siguiente álbum del grupo, With The Beatles, y se quedó en el top ten por más de un año, un hecho inédito para una banda de rock and roll.

Please Please Me tiene grandes canciones. Ante todo, constituye la primera muestra del talento de Lennon y McCartney como compositores, la prueba de que la calidad de sus primeros sencillos no fue casual. Y después están las interpretaciones de canciones ajenas, que en sus manos adquirieron su forma definitiva. Baladas, easy listening, rhythm and blues, rock and roll, son varios los estilos que confluyen en ese LP que respondían a una imparable e inesperada explosión juvenil.