Cultura y entretenimiento

Quique San Francisco, una vida al límite

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BettyGS

El actor Enrique San Francisco ha fallecido este lunes a los 65 años tras permanecer varias semanas ingresado en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid. El motivo de su fallecimiento ha sido una neumonía necrotizante que se complicó con otra cepa bacteriana.

Su personalidad es inigualable. Son muchas las generaciones que han disfrutado de un personaje con todo tipo de registros y que, como intérprete ha tocado todos los palos, Sin embargo, su vida ha sido un tobogán lleno de luces y sombras donde la heroína, algo que él nuca negó, ha tenido un papel muy importante.

Pero, aparte de ‘vividor’, con el pertinente entrecomillado que acredita a quienes han exprimido el mundo y el mundillo para bebérselo, Enrique San Francisco ha sido actor, comediante, histrión, y su físico estaba calculado para serlo, con su rostro picassiano, sus ojos en sorpresa como signos de exclamación y su aspecto de recién rescatado de un desastre natural.

Sus inicios

Comenzó haciendo cine cuando solo tenía seis años de edad. En los años previos había estado haciendo publicidad y posteriormente se inició en el teatro, donde interpretaría ‘El sueño de una noche de verano’.

Con tan solo 10 años, apareció por primera vez en televisión, en la serie de Televisión Española ‘Santi, botones de hotel’. A raíz de sus apariciones en Televisión Española fue colaborando con diferentes series de la cadena hasta convertirse una gran figura de la interpretación. Años más tarde quiso alistarse en la Legión y se convirtió en francotirador, pero al tiempo volvió a la capital y volvió a su carrera actoral.

Entre 1970 y 1980 su carrera cinematográfica arrancó con grandes éxitos como ‘Colegas’,‘Navajeros’ y ‘El pico’. Pero en estos años Quique San Francisco también pasó por una de las peores etapas de su vida personal, los problemas con la heroína.

En el año 2002 sufrió un grave accidente de moto que pudo acabar con su vida. Se fracturó la tibia y el peroné y estuve varias semanas en silla de ruedas. A pesar de ello, su profesionalidad no le dejó alejarse de los escenarios, entre ellos del de ‘El club de la comedia’, donde demostró una vez más su facilidad para hacer reir a un país entero.

Su huella en el cine es larga, unas cuarenta películas, aunque no muy profunda, pero trabajó con BerlangaFernán GómezJosé Luis CuerdaGarcía SánchezGutiérrez AragónImanol UribeAdolfo AristaráinManuel IborraÁlex de la IglesiaSantiago Segura…, y en fin, puso al servicio de ellos y de sus películas todos esos detalles que lo hacían especial y que convertían su escena en un ‘aguanís’ de chispa y de texto roto por su voz de maza de picapedrero. En la última que participó, ‘4 latas’, de Gerardo Olivares, Quique San Francisco era una especie de coronel Kurtz encamado y en fase terminal, pero derramaba todo ese ‘aguanís’ en la esencia viajera de la película.

También siguió haciendo apariciones en las diferentes series de televisión, entre ellas ‘Cuéntame cómo pasó’. Todos recordamos el personaje de Tinín, el camarero de San Genaro, que estuvo activo en la serie entre 2001 y 2008. Su papel acabó desapareciendo con el tiempo, en parte propiciado por sus diversos problemas de salud.

Una vida dedicada al humor

En los últimos años colaboró con Pablo Motos en ‘El Hormiguero’ y también junto a él en le programa radiofónico ‘No somos nadie’ de Radio 80. También ha hecho grandes apariciones en los videoclips musicales de Loquillo y Trogloditas, Rosario Flores y La Fuga. 

Sus virtudes como ‘actor de método’ consistían precisamente en no tenerlo. Nunca salían de su boca frases que no parecieran suyas y del momento, como si el guion le naciera dentro, y algunas de sus mejores interpretaciones las vertía en el monólogo, el directo o la entrevista, sin red ni tomas previas, donde se manifestaba con una claridad y contundencia impropia del gremio y se ponía tranquilamente a tiro de los cazadores de ideología, que disparan sin punto de mira a lo de enfrente. Y era fácil tenerlo enfrente, pues rezumaba ideología inequívoca: era un ácrata de derechas, muy a la izquierda del PSOE y lejos del pensamiento oficial y único.

Sobre si tenía personalidad, talento y gracia, tal vez quepa alguna peregrina discrepancia, pero nadie podrá negar que un ratito con él, en el cine, el teatro o la tele, no se parecía a ningún otro ratito con cualquiera.

Sus momentos más negros

A  principios de los 80, con el auge del cine quinqui, cuando San Francisco comenzó a tener problemas serios con las drogas, en particular con la heroína. «Arrasó. A mí me tocó toda esa época y lo viví, pero me libré. Los demás están todos muertos por culpa de la heroína”. 

“Se hicieron películas sobre esto y todos, absolutamente todos, fallecieron: Eloy de la Iglesia, Gonzalo Goicoechea, Antonio Flores… Todos. Incluso la hija del de producción. No queda ni Dios. Están todos muertos porque se engancharon con el caballo», contó en otra entrevista.

«Esa generación, la del caballo…, eso es la muerte. Se llevó a mi mejor amigo, Antonio Flores, que era como mi hermano, y a tantos otros… Es jodidísimo salir, muy difícil. Yo lo dejé, entre otras cosas, porque se presentó mi madre y me dijo: ‘Mira, hijo, si vas a estar así, más vale que te mates».

En ‘Colegas’ conoció a Antonio Flores, quien se convirtió en su amigo inseparable, y a Rosario Flores, que se convirtió en su pareja. «A Antonio y a mí nos separó la droga. Yo le dije a su madre, a Lola, que lo metiera en una plataforma petrolífera. Era de los tíos que más quería (…). Lola me tenía un cariño de la hostia porque creo que se dio cuenta de que yo cuidaba de su hija a pesar de todo«, le contó a Bertín Osborne en el programa ‘Mi casa es la tuya’.

A principios de los 90 vivió su época dorada con dos nominaciones al Goya y su cara fue habitual de la pequeña pantalla gracias a series como ‘Colegio mayor’ o ‘Los ladrones van a la oficina’.

En 2002 tuvo un accidente de tráfico grave —un coche lo embistió cuando esperaba con su moto en un semáforo— y estuvo postrado siete meses en la cama y año y medio en una silla de ruedas. Con el nuevo siglo, San Francisco se reconvirtió en monologuista, pero siguió apareciendo esporádicamente en la pequeña pantalla en ‘Cuéntame’ y ‘Gym Tony’. Cada vez más alejado del cine, San Francisco se había convertido en los últimos años en un personaje polémico.

Sus mujeres

Tanto se ha hablado durante años de su faceta rebelde y su adicción a las drogas, que parece que el corazón quedó en un segundo plano, pero nada más lejos de la realidad. Quique San Francisco amó mucho y fue muy amado. 

Él mismo aseguró que las mujeres de su vida le cabían en los dedos de una mano. Concretamente señaló que fueron cuatros las parejas más importantes de su vida. Algunas de ellas casadas y dos de ellas con hijos a los que crió como si fueran propios -entre éstas su última pareja con la que compartió casi dos décadas de amor hasta su muerte-. La paternidad fue una de las asignaturas que siempre le quedó pendiente, tal y como el propio actor confesó, pues sentía verdadero amor «por los niños y por los animales».

Sus relaciones con las mujeres nunca fueron del todo estables, ya fuera por su ritmo de vida profesional o por sus adicciones, y se rompieron al cabo de los años. Pero si hay un amor que quedó guardado en un rincón especial de su corazón ese fue el de la cantante Rosario Flores.

La hija de Lola Flores y el actor estuvieron juntos durante cuatro años. Según los que fueron testigos de ese amor, la pareja era pura pasión, desenfreno y efervescencia descontrolada. 

«Ha sido la relación más importante y más duradera que he tenido», le confesaba San Francisco a Bertín Osborne en Mi casa es la tuya. De hecho, llegaron a vivir juntos y a convertirse en una de las parejas más aclamadas del mundo del espectáculo.

«Nos presentamos junto al carnet de conducir y por poco nos matamos. Ella suspendió y yo aprobé«, contaba sobre el momento en el que ambos se conocieron. «Los primeros dos años fueron maravillosos», declaró sin poder evitar esbozar una sonrisa pícara.

Pero en aquella época Quique no tenía la aprobación de sus suegros pese a que hablaba mucho con ellos. La Faraona y El Pescaílla pensaban que el intérprete no era la mejor opción para su hija debido a sus adicciones, y es que cuando Rosario y Enrique se conocieron, ella empezó a despuntar en el ambiente artístico. «Creo que Lola se dio cuenta de que yo cuidaba de su hija a pesar de todo», explicó Quique San Francisco al recordar su historia recientemente.

El amor entre ellos pudo resistir a todo durante un largo tiempo ya que el actor fue el primer gran amor de Rosario: «Mi hermano le decía que no me iba a gustar, pero cortejó y al final me enamoró», desveló en una entrevista la hija de Lola Flores. La artista también confesó que vivió una de las épocas más complicadas de Enrique en su relación con las drogas, una de las razones por las que rompieron su relación.

«A mí me salvó mi madre, porque y soy muy como ella, somos de tener muchas ganas de vivir«, detalló. No obstante, la cantante siempre ha dejado claro el sentimiento tan fuerte y bello que sintió por San Francisco: «Nos quisimos mucho, ha sido uno de los hombres que mejor me ha tratado, me formó como mujer».

El propio actor reveló que la decisión de acabar con su preciosa y tumultuosa historia de amor con Rosario la tomó él: «Ella empezó con una persona (él) y terminó con otra (la droga). Por eso un día le dije que tenía que dejarme que yo ya no era un hombre, era una piltrafa«.

«Ella batió el récord. Todas las mujeres con las que he estado me quieren mucho, pero sólo me llaman para insultarme», admitió Quique con humor. Pese a haber pasado del cielo al infierno juntos, el actor aseguraba que seguía manteniendo una buena amistad con Rosario y seguían viéndose: «La quiero un huevazo, como ella a mí, y la veo todos los Fin de Año»..

Tras su apasionante historia con la cantante llegaron otras tres mujeres, la última de ellas ha estado a su lado hasta el final de sus días, Tatiana. Con ella ha convivido sus últimos 19 años. Era su compañera de vida fiel junto al hijo de ésta, Pedro

Y muchas más historias de ser irrepetible

A los 13 años empezó su aventura madrileña. Siendo un adolescente viajó a la capital para convertirse en actor con mil pesetas en el bolsillo. Una pensión, en la que también vivió Imanol Arias, fue su hogar al principio. 

Se fraguó una relación con hostales y pensiones. Durante un tiempo vivió entre habitaciones alquiladas y hostales mientras intentaba hacerse un hueco en la gran ciudad. Cuando cumplió 17 años conoció a su padre, el actor Vicente Haro, y dejó los alquileres para vivir con él. Aunque poco tardó en abandonar el hogar paterno y a los dos años se independizó. Durante un tiempo, sus hogares eran los que tuviera con sus parejas, como Rosario Flores  con la que compartió casa. Rondaba entre pensiones y hostales. En sus últimos años de vida Enrique San Francisco vivió en una hotel de la localidad madrileña de Pinto.

La mili y el Ejército 

El año que murió Franco, Enrique San Francisco entró a la mili en Canarias. Él fue quien pidió entrar al servicio obligatorio, cuando fue a reclamar su sitio le detuvieron. Le habían estado buscando y no le encontraron, eso bastó para que le detuvieran antes de entrar a la mili. 

Cuando acabó el servicio obligatorio, entró voluntariamente en la Legión y se alistó como francotirador. Fue su madre la que le dio un tirón de orejas. Ella se presentó delante del actor y le convenció de que abandonara el Ejército. Después de sus experiencias militares decidió viajar y se fue a Estados Unidos. 

Preso por pelear con un mono

El actor pasó varias veces por el calabozo. También conoció las cárceles internacionales, en concreto la de Nepal. San Francisco estuvo viviendo durante un año en el país asiático. Cuenta que él era consciente de que la vaca era un animal sagrado pero desconocía la fe hacia el mono. 

En una ocasión estaba él comiendo, con un plato encima de la mesa cuando saltó el mono directo a la comida. El animal agarró el contenido del plato, ahí fue cuando el actor le pegó. En ese mismo momento aparecieron dos agentes y le llevaron al calabozo. Allí pasó cinco días, hasta que pagaron la fianza. 

No fue la única vez que estuvo en una cárcel en Nepal. La segunda fue por un paquete de galletas que compró llenas de gusanos. Cuando fue a reclamar, pegó al dependiente y los agentes volvieron a meterle en el calabozo. 

Año y medio en silla de ruedas 

El humorista fue un amante confeso de las motocicletas. En 2002 sufrió un grave accidente. Estaba montado en su moto en Madrid, en la plaza de Neptuno, cuando un coche le chocó contra la parte trasera del vehículo. 

El impacto fue tal que San Francisco se enfrentó a una operación de once horas y tuvo que quedarse durante siete meses tumbado. Las consecuencias del accidente no terminaron ahí, tuvo que estar un año y medio en una silla de ruedas antes de enfrentarse a la rehabilitación y pasar el mismo tiempo con muletas. Durante ese periodo se enfrentó a ocho operaciones, necesarias para quitar los clavos y las placas de la primera intervención quirúrgica. Llegó a llevar 17 clavos en la pierna. 

En búsqueda y captura

Uno de los episodios más curiosos ocurrió cuando le detuvieron por estar en busca y captura. Según contó, cuando todavía estaba en silla de ruedas por el accidente, fue a una comisaria a renovarse el DNI. Al salir del recinto había cuatro policías esperándola, allí le anunciaron que sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura. 

La situación parecía grave. Pero no fue así, el humorista reía al contar que la orden se le impuso por no presentarse en una citación frente al juez. «Me intentaron meter en el coche de policía, pero no entraba, les dije que me tenían que incorporar entre los cuatro policías nacionales y meterme a lo largo en el coche», contaba en El Hormiguero. Al entrar a la comisaria los policías le recibieron sin sorpresa y saludaron: «Pero Enrique, ¿otra vez?», dijeron los agentes. 

Robar a un amigo de madrugada

Jorge Sanz, uno de sus grandes amigos, fue el invitado de Mi casa es la tuya. Allí el actor destapó algunas de las historias que vivieron juntos. Según contó, cuando estaban de gira por España, Quique San Francisco tenía la costumbre de entrar en la habitación de su compañero sin su permiso. Hasta que Sanz decidió dormir en hoteles distintos. Pero para el humorista no fue suficiente, siguió entrando en su habitación. Recuerda que una noche, en Salamanca, se despertó a las cuatro de la mañana y se encontró a Enrique San Francisco agitando sus pantalones para sacar dinero. 

Sus grandes pasiones

Le encantaban las cervezas y las motos, a pesar de que sufrió un grave accidente en 2002. «Me tiré siete meses colgado de un cable después de una operación de once horas. Solo podía mover el brazo derecho. Luego estuve año y medio en una silla de ruedas y otro año y pico con muletas, y mira, me he quedado cojo. A lo largo de todo ese tiempo tuve ocho operaciones más en la pierna porque había que ir quitando las placas y los clavos que me habían metido», comentó en una entrevista.

La biografía del actor, tras consultar diferentes fuentes, da para varias películas y sus anécdotas y amistades hicieron de su vida una sorpresa constante.

Descanse en paz. Será difícil de olvidar.