Cultura y entretenimiento

‘Políticamente incorrectos’ satiriza la escena política del país y fusiona las crispaciones ideológicas

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¿Es el espejo en el que mirarnos, o que se miren los políticos, en estos años que vivimos en nuestro país? No, no hay que tomárselo en plan serio, aunque se acerca a la realidad, y sí esperamos que nos saque unas cuantas risas.

Inspirada en una escena política mucha menos agria y lamentable que la presente: los rivales políticos se respetan, se funden en el amor -como es el caso de los dos becarios protagonistas-, e incluso se admiran en la intimidad, como ese líder de campaña socialista (Gonzalo de Castro) que cada vez choca, literalmente, puerta a puerta con el coche oficial de la “presidenta” (Elena Irureta, una sosias de Esperanza Aguirre); Políticamente incorrectos (el guion es de Olatz Arroyo –La vida padreSupernormal-), resulta graciosa desde el principio, con esa secuencia en la inauguración de un pantano tras la cual se pierden los becarios (el pijo facha, la progre perroflauta, más entrañable Adriana Torrebejano que Juanlu González), pero contradice su título por su escaso colmillo.

Producida por LAZONA (Ocho apellidos vascos), Atresmedia Cine y Espantapájaros Cine AIE, ‘Políticamente incorrectos’ es la última película de Arantxa Echevarría (ChinasCarmen y Lola), protagonizada por Adriana Torrebejano (Cristo y ReyDos años y un día), Juanlu González (Operación CamarónLa Caza), Gonzalo de Castro (La ternuraDoctor Mateo) y Elena Irureta (Ocho Apellidos MarroquísPatria), entre otros. 

Sinopsis

España se encuentra completamente polarizada. El país está dominado por una hirviente crispación, las redes sociales no paran de estallar a diario. En este contexto, dos partidos españoles como Nueva Izquierda y España Liberal se enfrentan en unas candentes elecciones generales que se avecinan. Dos trabajadores en ambos partidos, la progre Laura y el pijo con chaleco Pablo, buscan la victoria de sus líderes políticos sin miedo a revolcarse en el más oscuro fango dialéctico. Sin embargo, su tenaz empresa política no saldrá como esperaban una vez se lancen a luchar en la arena. Viejos rencores, programas electorales incumplidos y amores prohibidos flotan en el ambiente de la maquinaria democrática, que va a todo gas y sin frenos.