Cultura y entretenimiento

Paco de Lucía, un genio con carácter atormentado. 2024 está dedicado a él y lo comenzamos con la extraordinaria ‘Entre dos aguas’

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El próximo domingo 25 de febrero se cumplen 10 años de la muerte de Paco de Lucía y se preparan todo tipo de homenajes en todo el mundo. He querido bucear en su vida extraordinaria y he encontrado un par de ensayos que nos despejan las dudas que podamos tener sobre su especial personalidad.
Manuel Vega

Paco De Lucia – Entre dos aguas

El primero que quiero poner sobre el papel es el escrito por César Suárez que tiene el don de la amenidad para reflejar el carácter atormentado de Paco, su angustiosa búsqueda de una perfección que no existe.

Su guitarra, decía su amigo Manolo Sanlúcar, “encanta al que no sabe y vuelve loco al que sabe”. Su compleja personalidad le convirtió en un genio de la música admirado en todo el mundo, pero también en un hombre angustiado y lleno de dudas. ¿Qué hay tras la mirada enigmática del mejor músico flamenco de la historia?

Paco de Lucía aprendió a tocar la guitarra en su casa gracias a su padre, que elaboró un ambicioso plan. Pronto se convirtió en un virtuoso que superó a todos sus maestros e hizo su primera gira mundial con solo catorce años. Formó una pareja mítica con el cantaor Camarón de la Isla y expandió los límites del flamenco hacia lugares inimaginables. Ídolo a su pesar, en la furia de su toque está a la vez la búsqueda y la huida de sí mismo.

Cuando se cumplen diez años de su inesperada muerte en Playa del Carmen (México), César Suárez recorre en ‘El enigma Paco de Lucía’ los principales sucesos de su vida con un enfoque narrativo, aportando material inédito y profundizando en las razones de su permanente insatisfacción y su extrema sensibilidad.

El otro ensayo se debe a Manuel Alonso Escacena, autor de “El primer flamenco ilustrado”, que asegura que el gran guitarrista “sigue volviendo locos a raperos y youtubers”.

Paco de Lucía era un científico de su profesión”, define el autor del ensayo y continúa que Paco contradijo el tópico de que el flamenco es un arte “que se lleva en la sangre” y que se trata de un talento que procede de una dimensión esotérica, y que, muy al contrario, consideró que es un arte que puede aprenderse y en el que se puede profundizar estudiando.

“Manolo Sanlúcar decía que Paco de Lucía, a quien no sabía de guitarra le encantaba y a quien sabía de guitarra lo volvía loco. Hubo profesionales que colgaron la guitarra después de escucharle. Nadie en el flamenco ni en el mundo de la crítica le ha puesto jamás ni un pero. No existe sobre él una opinión disidente ni siquiera matizada”.

Paco de Lucía llevó el flamenco de un supuesto conocimiento mitológico a una metodología que no es otra que la de la Ilustración”, señala el autor para justificar el título de su ensayo, que supera las cuatrocientas páginas y está basado en entrevistas personales y extensas con las 21 personas que, del ámbito familiar y artístico, más próximas estuvieron al guitarrista.

Esa dimensión artística, profesional y también intelectual de Paco de Lucía fue la que llevó a Alonso Escacena a abordar la figura del guitarrista y compositor no con una biografía -”ya se habían publicado cuatro, y muy bien escritas, como la de Juan José Téllez”- sino con una aproximación biográfica, con un análisis de su personalidad y un perfil de su carácter.

Ni indolente ni desclasado

Si hubiera que elegir un sólo adjetivo para esa personalidad, el autor ha dicho que no es un recurso fácil el de recurrir a “indefinible”, porque en efecto lo era, como era también “un hombre de extremos. En una ocasión se definió a sí mismo como ‘indolente’, pero ¿indolente un tío que publica casi treinta discos, que da el número de conciertos que él dio y que con más de sesenta años se embarcaba en giras interminables?”

“Vivió con la obsesión de que los suyos lo consideraran un desclasado”, precisamente por esa actitud de considerar que el flamenco debía estar más alejado de la juerga que de la profesionalidad y el academicismo. “Cuando tocaba con el sexteto su propio padre le preguntaba qué aquello qué era; y eso le suponía un quebranto”, un sentimiento que resultaba más acusado en un hombre que “tenía un lenguaje muy refinado, se expresaba verbalmente de una manera exquisita”.

Ese sentido de la dignidad del flamenco le llevó a actuar con músicos como Chick Corea, Wynton Marsalis o Al Di Meola, y a rechazar acompañar a Julio Iglesias o a los Rollings Stones, o sea “tocaba ‘con’, no tocaba ‘para’; tocaba con músicos que eran sus iguales pero esa carga de dignidad que quería para el flamenco le impedía actuar como comparsa”.

Sus problemas con Camarón

Paco y Camarón fueron dos grandes hombres que se unieron en lo profesional y en lo personal. Los dos jóvenes artistas se conocieron en una noche de juerga y Paco de Lucía no puede resistirse a la magia que produce Camarón y comienza una etapa de trabajos juntos. Días de composición juntos que les hicieron inseparables, hasta que las disputas por los beneficios les separan.

Los problemas con los derechos creativos terminaron de separarles. Sara Baras, gran amiga de Paco de Lucía, nos cuenta lo que significó para él: Fue doloroso e injusto. Sufrió mucho, no solo por la pérdida, sino por las cosas que se dijeron después”. Tal era la distancia que Camarón enfermó y Paco de Lucía no pudo visitarle para solucionar los problemas que habían surgido entre ellos y la familia del cantaor.

Camarón falleció el 2 de julio de 1992 en Barcelona a causa de un cáncer de pulmón y Paco de Lucía no tuvo la oportunidad de despedirse, fue en el entierro donde lo vio por última vez. Un momento muy desagradable, ya que allí Paco de Lucía tuvo que escuchar gritos en los que le acusaban de “ratero”. Algo muy doloroso para él, ya que siempre declaró que Camarón era una persona y un artista que nunca podré olvidar. Está dentro de mí hasta que yo me muera”.

Los últimos años

Paco de Lucía se convirtió en estrella de las listas de éxitos en 1973, con la rumba Entre dos aguas, que conquistó a un público más joven que se interesó por primera vez por la guitarra flamenca.

Pergeñaba ya entonces el proyecto de formar un grupo, y lo iba a lograr unos años después. En aquella época se sentía lo bastante afianzado como para formalizar su relación con Casilda Varela tras ocho años de noviazgo, y, pese a la oposición familiar, se casaron en Ámsterdam en enero de 1977. Desde entonces permanecerían unidos junto a sus tres hijos, Casilda (1978), Lucía (1979) y Curro (1983).

Cuando le concedieron el Príncipe de Asturias de las Artes de 2004 el portavoz del jurado afirmó con justicia, al anunciar su nombre, que todo cuanto puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra estaba en sus manos.