Miedo a la libertad
Cerca del 70% de los encarcelados sufren al terminar su condena lo que se llama el “síndrome del preso”, que se caracteriza por un enorme miedo a la libertad provocado por el peso del tiempo, la tristeza y la soledad. Algo parecido ocurre con la nueva ley de educación. La LOMLOE, también llamada ley Celaá, refleja miedo. Miedo a que los ciudadanos piensen por libre, miedo a la libertad.
Por Antonio Milán
En los medios de comunicación está generando enorme polémica sobre todo por eliminar el castellano como lengua vehicular. Pero eso no es lo más grave. Esa es solo una excusa para centrar el foco del debate de la opinión pública en este punto. Pasados los años se declarará inconstitucional y vuelta a empezar. Pero mientras tanto la ley Celaá pretende llevar a cabo una condena a muerte por estrangulamiento tanto de la educación especial como de los centros de educación concertada. Supone un verdadero ataque a la libertad de elección de los padres a la hora de elegir el centro escolar de sus hijos. Y esto es mucho más grave. Porque con esta ley se busca una educación igualitaria para todos que sesgue cualquier atisbo de pensamiento libre. Y todo, además, sin consultar a los padres y profesores porque se ha impedido su participación.
En España hay más de dos millones de alumnos que estudian en alguna de las 3.500 escuelas concertadas españolas, casi un tercio de la oferta educativa nacional. Los padres hasta ahora podían solicitar una plaza en un colegio concertado y si estaba disponible esa plaza se concedía.
La LOMLOE, sin embargo, elimina la demanda social como factor esencial en la asignación de las plazas escolares. Es decir, que en contra del criterio de los padres, será la Administración la que asigne una plaza escolar a cada alumno según sus propios criterios, lo que provocará el cierre paulatino de unidades concertadas con demanda y supondrá a la larga la desaparición de esos colegios. Es plasmar de un modo práctico la afirmación de la ministra Celaá: “los hijos no pertenecen a los padres”.
Quién iba a decir que en el año 2021 se tuviera que pelear por la libertad. Se podía pensar que eran luchas de tiempos pasados. Pero no, desgraciadamente sigue siendo una batalla muy actual. Contra un enemigo disfrazado de un discurso demagógico, buenista y trufado de una falsa equidad, pero un enemigo de la libertad al fin y al cabo.
Los padres saben lo que necesitan sus hijos para desarrollarse y ser felices. Solo hay que dejarles elegir. Pero para poder elegir hay que tener opciones. Y una única educación pública para todos elimina el poder de elección.
La LOMLOE es la novena ley educativa de la democracia y claramente la más ideológica, puesto que está detrás un grupo de políticos extremistas que tienen claro el poder de la educación como herramienta de transformación de la sociedad. Pero la educación, sin libertad, no es educación.
Además, la falta de libertad provoca miedo. Miedo a salirte del sistema, a pensar distinto y a ser por ello dilapidado públicamente. Y la falta de libertad y el miedo tienen un recorrido muy corto en educación. Muchos hijos que han sido educados en el miedo a saltarse la norma, por una autoridad mal entendida que se transforma en quien la usa en autoritarismo, cuando llegan a la adolescencia no saben emplear correctamente su libertad. Lo mismo ocurrirá con esta ley. Cuando se declaren inconstitucionales muchos de sus apartados (porque ya ha ocurrido así en pasadas ocasiones) será demasiado tarde. Muchos centros de educación especial y educación concertada se habrán visto obligados a cerrar. Y miles de padres tendrán que conformarse viendo cómo el Estado educa a sus hijos transmitiéndoles ideas con las que no están para nada de acuerdo. Y esto sencillamente porque no tienen dinero para pagarse una educación privada que respete sus convicciones.
Esta ley discrimina a los padres con pocos recursos, condena a los más jóvenes a pensar de un modo igualitario y se impone a las familias para transmitir a sus hijos el miedo a pensar por libre, el miedo a la libertad.
Antonio Milán Fitera
Doctor en Educación
Profesor Universidad Villanueva
Coach personal y experto universitario en resiliencia
Autor del libro Adolescentes hiperconectados y felices