Cultura y entretenimiento

‘Megalópolis’, de Coppola, no la quiere nadie, pero está seleccionada para Cannes

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Estudios como Netflix, Disney, Warner y Paramount se han negado a lanzar el nuevo filme del director de ‘Apocalypse Now’ y ‘El padrino’. Tardó años en terminarla y pagó 120 millones de su bolsillo. Francis Ford Coppola tendrá que apostarlo todo en Cannes, como ya hiciera en ‘Apocalypse Now’.

La historia se repite. Sí, a principios de los 70, un Francis Ford Coppola casi principiante se ganaba las iras de Paramount por sus decisiones dirigiendo El padrino, ahora el cineasta se ha puesto en contra al grueso de las majors de Hollywood con Megalópolis, ese retorno tras la cámara en el que participan Adam Driver, Dustin Hoffman, Aubrey Plaza y Shia LaBeouf, entre otros. 

Un pase previo de la película celebrado el 8 de marzo se saldó con la negativa de múltiples estudios (entre ellos, Netflix, Warner, Disney y la mencionada Paramount) a distribuir el regreso de Coppola. Más allá de la calidad del filme, sobre la que hay opiniones dispares, la base de estas negativas es que ‘Megalópolis’ es muy poco comercial. 

«No hay manera de venderla»

A sus 84 años, Coppola financió los 120 millones de dólares que le ha costado rodar Megalópolis vendiendo una buena parte de su imperio vinícola. Asimismo, no ha querido proyectar la película en festivales hasta haber asegurado un contrato de distribución. Algo que, según afirman fuentes de la industria en THR, va a resultarle casi imposible. 

«No hay manera de vender esta película», asegura una fuente anónima. Y otra añade: «Todo el mundo lo siente por Francis y se siente nostálgico, pero también está el negocio».

Entre los altos cargos que habrían dicho ‘no’ a Megalópolis se encontrarían leviatanes de Hollywood como Tom Rothman (Sony), Donna Langley (NBC – Universal), Ted Sarandos (Netflix) y Pam Abdy (Warner Bros.). Todos los cuales, además, habrían reaccionado al final de la proyección manteniendo un elocuente silencio. 

«No se sabe quién es el bueno y quién es el malo»

Ambientada en una ciudad futurista destruida por una catástrofe natural, y centrada en el conflicto entre el arquitecto que quiere reconstruirla (Driver) y su alcalde (Giancarlo Esposito), Megalópolis ha despertado opiniones encontradas. Los hay quienes la definen como «un experimento indie», otros la tachan de desastre y un tercer grupo asegura haberla «disfrutado enormemente», en parte gracias a su desmesura. 

Pero estos juicios sobre su valor artístico no son lo que mantiene a la película en dique seco. Se trata más bien de dudas acerca del potencial vendible de su trama (con objeciones como «no se sabe quién es el bueno y quién es el malo»), los costes derivados de su proyección en IMAX y sobre todo uno de los grandes elefantes blancos del Hollywood moderno: la campaña promocional. 

Coppola pensaba que algún estudio se prestaría a cubrir unos gastos que sumarían entre 80 y 100 millones de dólares (40 de ellos para el estreno en EE UU), pero no ha sido así. Incluso marcas especializadas como Searchlight (Disney) y Focus (Universal) se han retirado de la puja. 

«Me cuesta creer que algún distribuidor se apuntara a poner el dinero para P&A aspirando a recuperarlo, más su comisión por la distribución», apunta otra fuente. «Si [Coppola] quisiera poner él esa cantidad o avalar el gasto, creo que habría muchas más partes interesadas». 

De esta manera, el cálculo de gastos y beneficios impide que comprobemos cuál de las dos facciones tiene razón: si aquella que ha calificado Megalópolis de «una experiencia triste» e indigna de su autor, y aquella que la tacha de futuro clásico. «¿Cómo defines ‘comercial’?», se pregunta un representante de esta última opinión. «Si miras una película como Blade Runner, acabó siendo mucho más comercial que en su primer fin de semana».