Cultura y entretenimiento

Lauren Bacall: 100 años sin ‘La Flaca’, la viuda eterna de Humprey Bogart

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‘Tener y no tener’ la presentó en la gran pantalla y desde que la vi se ha convertido en mi película de referencia de la pareja y quiero recordarla en este momento.

La eterna viuda de Bogart nació un 16 de septiembre de 1924, hace hoy cien años.

Antes que actriz, ‘la flaca’ (así la llamaron en Hollywood) fue modelo. Con apenas 19 años, la mujer de Howard Hawks la descubrió en la portada de Harper’s Bazaar. Inmediatamente, le enseñó la foto de aquella chica al director, que pensó en ella para protagonizar ‘Tener y no tener’, la adaptación de la que Hemingway consideraba su peor novela.

Corría el año 1944 y la química que Lauren Bacall desprendía con Humphey Bogart, que tenía el doble de edad que ella, traspasó los estrechos márgenes de la pantalla. Entre cigarrillo y cigarrillo, entre ambos surgió el amor.

El Hollywood de entonces adoraba el sexo, pero solo sugerido. En la pantalla, Bacall y Bogart representaban un erotismo inteligente y sutil que Warner supo explotar en clásicos como ‘El sueño eterno’.

En la vida real, no tardaron en casarse una vez que el actor obtuvo el divorcio de su anterior mujer. Pareja de oro de aquel cine negro que reflejaba el pesimismo posterior a la Segunda Guerra Mundial, también sacaron a relucir su lado más comprometido.

Encabezaron, por ejemplo, las protestas contra la caza de Brujas del senador McCarthy. En la foto que ha quedado de aquella marcha celebrada en Washington, las caras de ambos son las más identificables.

Llegada la década de los 50, Bacall voló sola profesionalmente. Su erotismo casi adolescente ahora era el de una mujer hecha y derecha que protagonizaba comedias como la inolvidable ‘Cómo casarse con un millonario’ o la feminista ‘Mi desconfiada esposa’. Durante el rodaje de esa película, la actriz lloraba la enfermedad de ‘Bogie’ (tal y como siempre llamó al protagonista de Casablanca).

Enfermo de cáncer, el actor murió en el año 57, tras pasar los últimos días de vida con ella al lado, en su lecho de muerte. Algún comentarista de Hollywood llegó a decir que Bogart murió de esa enfermedad y de «un millón de whiskies». Su viuda nunca lo negó, a pesar de que siempre lo consideró el gran amor de su vida y habló maravillas de él.

Poco después se casó con otro actor, Jason Robards, pero nunca fue igual que con Bogie. Se acabaron divorciando por los problemas de alcoholismo de él, que nunca pudo llegar a ser el borracho simpático que probablemente sí fue Bogart. Otros intentos de encontrar el amor también fueron baldíos. Cuentan, por ejemplo, que Frank Sinatra, con el que mantuvo un gran romance, anuló su compromiso con Bacall llamándola por teléfono.

Musa de Douglas Sirk en los 50 gracias a películas como ‘Escrito sobre el viento’, su carrera se recondujo hacia el mundo del teatro. Las tablas de Broadway fueron su salvación cuando el cine empezó a darle la espalda.

En la década de los 60, el Hollywood que parecía una ensoñación en blanco y negro, empezaba a languidecer y, con él, muchas de sus luminarias. Sin embargo, ella no se retiró. Siendo ya prácticamente una anciana trabajó para directores como Lars von Trier (en ‘Dogville’) y peleó por los premios que creía merecer.

Diez años después de su muerte, la que fuese una de las últimas supervivientes del Hollywood dorado sigue siendo una de las grandes de la época en la que existían las estrellas con mayúsculas. Eso sí, su nombre siempre irá acompañado de ese Bogart junto al que formó una pareja con alma canalla.